Don Jorge Barreyro Silva, entrañable amigo, ha sido siempre un personaje muy ocurrente, dicharachero, guitarrista, cantador y bohemio a carta cabal que para él inventé el Título de Primera Guitarra, Segunda Voz y Tercera Garganta, por sus dotes musicales y cerveceras.
Decían que nos parecíamos como dos gotas de agua y su esposa Carmen Amaya Córdova, más de una vez me hizo preguntas para averiguar si yo había estado por el sitio donde le dijeron que habían visto a Jorge llevando a una muchacha en su moto. Intuitivamente contestaba que sí, que había estado allí, para evitar males mayores.
Conocí a la familia Barreyro y la familia Amaya a través de Alicia Amaya Córdova, hermana de Carmen y alumna mía en la Escuela de Bellas Artes.
Era la época en que la UNAP había decretado el Ingreso libre porque había poco alumnado que hubiera aprobado el Examen de Ingreso. Jorge, que había ingresado con la Primera Promoción, se había alejado de la universidad debido al horario de estudios, pero ahora se acomodó con la nueva promoción de ingresantes que, por ser la mayoría trabajadores, exigían un horario especial para sus clases.
En Asamblea se definió el horario y acordaron tener clases de 12 m a 3 pm, y el principal propulsor era Jorge Barreyro: y estando ya ganada esta moción y ante la alegría de Jorge me puse de pie y grité:
- Esa es la hora de la siesta.
La Asamblea dio un vuelco y anularon ese acuerdo al estar todos de acuerdo en que esa era en verdad la hora de la siesta.
A Jorge Barreyro siempre le gustaba contar esta anécdota con el estribillo:
- Yo ya había ganado esa propuesta y Jorge me mató con la hora de la siesta.
Lo que Jorge no se enteró jamás es que yo nunca hice siesta, pero no me gustaba nada la idea de ir a clases en esa hora en que arrecia el calor del medio día. Si en la GUEMORB el horario de clases era de 8:00 am a 12:00 m, y en la tarde, de 3:30 pm a 5:30 pm, por qué en la universidad iba a ser diferente.