Utilizo hoy en día la capacidad y el talento que Dios me dio para escribir notas que pueden distraer, alegrar o hacer pensar a mis amables lectores; si lo logro consideraré que he cumplido mi misión, entonces he vivido plenamente.
Me encanta pues escribir y contar historias. En mi juventud fui voluntario en el Ejército donde alcancé el grado de Sargento Segundo. Era estudiante universitario cuando participé en el Programa de Cooperación Popular Universitaria, en San Antonio de Cumbaza, Tarapoto, y el año siguiente en Musho, en el Callejón de Huaylas. He sido profesor de arte y, al terminar mi carrera fui a trabajar en La Oroya como Ingeniero Químico.