LA SUEGRA

            El parentesco por afinidad es la relación familiar que existe entre aquellas personas que tienen vínculos matrimoniales.

            Por definición la suegra es la mamá de la esposa cuando se refiere al marido o, también, la mamá del marido cuando se refiere a la esposa.

            Muchas cosas se han dicho y se seguirán diciendo con respecto a la suegra, las más de las veces solo será producto de la maledicencia.

            Tener una suegra puede ser una bendición porque guía a la esposa en la crianza de nuestros hijos puesto que conoce mucho más que nosotros mismos sobre cómo criarlos y mantenerlos sanos y educados.

            Mi suegra, doña Natividad Rivera Pérez, fue un ángel que ayudó a mi amada esposa en la crianza de las mellicitas Lisa y Cisa, en Iquitos, los 5 años que estuve alejado de ellas por cuestiones de mi trabajo como Ingeniero Químico. Mi madre querida no llegó a  ver nuestro matrimonio porque  el Señor se la llevó con Él mucho antes. Me quería tanto que hubiera sido una buena suegra para mi esposa. Después de todo, desde que yo era niño, ella me decía constantemente:

  • Cásate con Maestra. Ellas ganan buen sueldo.

            Sin yo pensarlo y sin ella saberlo, terminé casándome precisamente con una Maestra, como mi madre me lo machacaba desde que era niño.

            Espero que nosotros, padres de tres hermosas hijas, seamos también considerados como buenos suegros pues hemos tratado todo el tiempo de dar lo mejor de nosotros para el bienestar de nuestras nietas y ellas constituyen nuestro orgullo por lo bien que se desempeñan en la sociedad.

            No obstante, sin querer he sido testigo de faltas inenarrables que cometen contra una suegra o por la misma suegra.

            Estaba almorzando tranquilamente en el comedor de la Cervecería Backus, cuando escuché expresiones groseras en la mesa vecina. Un joven empleado de oficina le comentaba a su compañero de trabajo:

  • Estoy mal del estómago.
  • ¿Por qué?
  • Ayer domingo fui con mi esposa a la casa de mi suegra y nos invitó a almorzar. La csm había cocinado. Maldita sea, qué horrible. Hasta ahora lo tengo en la boca.

            Me pareció de pésimo gusto y una terrible falta de consideración para con la mamá de su esposa. Pero solamente me limité a escuchar puesto que no era de mi grupo de amistades como para llamarle la atención y enseñarle a respetar.

            A manera de anécdota quiero mencionar que en la Feria por Fiestas Patrias que se realiza en la Plaza 28 de Julio de Iquitos, el cachupín que maneja la ruleta, cuando cae en la casilla del diablo, grita a voz en cuello:

  • Mi suegra.

            En otra ocasión, una amiga nuestra nos invitó a celebrar el cumpleaños de su hijo mayor. Estaban viviendo en casa de sus suegros. Nuestra amiga lloraba cuando nos invitó a tomar una taza de chocolate porque su suegra ya le había dicho:

  • Esa cocina es mía. Esa olla es mía. Esa taza es mía. Esa cucharita es mía. Ese platito es mío.

            No podía invitarnos en paz una taza de chocolate en la fiesta de su hijo, y con mi amada esposa eran amigas de hacía muchos años.

            Sentí mucha pena por la situación que estaba pasando nuestra amiga y se me hacía muy cuesta arriba observar lo que estaba sucediendo.

            Entonces comprendí a mi prima Mariluz cuando me dijo, cierta vez que fui a visitarla en su departamento en el Centro de Lima:

  • Primo, al fin se murió la vieja de m.

            Se estaba refiriendo a su suegra. La señora nunca la aceptó y no asistió al matrimonio de su hijo en Miraflores. Pero tengo la impresión que fue mucho más que eso por lo que ocasionó el epíteto de mi prima.

            También en la Biblia hay un hermoso mensaje de amor a la suegra cuando Noemí, sin esposo y sin hijos, le dijo a su nuera Rut, la moabita, que regrese a su casa y a sus dioses:

16. Rut le replicó: «No me obligues a dejarte yéndome lejos de ti, pues a donde tú vayas, iré yo; y donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.

17. Donde tú mueras, allí también quiero morir y ser enterrada yo. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe».

18. Viendo Noemí que Rut se mantenía firme en su decisión, no quiso insistirle más.

(Rut 1, 16 – 18)

Mi suegra con mi esposa y nuestras hijitas mellizas en el Cementerio Presbítero Maestro

GLENDA

            Cuando salimos de la calle Tacna, cuadra 4, en Iquitos, fuimos a vivir en la calle Pablo Rosel cuadra 5.

            A partir de aquí se escribió un nuevo capítulo en la historia de nuestra vida: un nuevo barrio, alejado del centro pero muy cerca del Camal y del Mercado del Camal. Nuevos vecinos disímiles.

            La casa había sido construida como “casas gemelas”, de manera que la separación entre ambas era apenas una pared que llegaba a los dos tercios de la altura total. Si todos son discretos, no hay problema pero si alguna de las dos familias son “alharacas”, bueno la cosa se complica hasta el infinito.

            Felizmente la familia vecina era más bien tranquila. Allí vivía la señora Polita, viuda, con 6 hijos: Glenda, Corina, Ronaldo, Mariela, Gaby y Javier.

            Nos llevamos bien con todos. Doña Polita era Enfermera en el Hospital Iquitos, pero además era  cultora de algo que ahora se llamaría “medicina alternativa”. De vez en cuando la veíamos salir con su olla llena de barro (arcilla) y nos decía que se iba a tratar a una persona de un mal en la barriga. Al parecer, remojaba la arcilla con agua y hacía un emplasto que colocaba sobre la barriga del paciente. Doña Polita afirmaba que era un tratamiento infalible y todas las veces el paciente resultaba curado.

            Corina me contó que su papá era fallecido, que había sido militar del Ejército y había trabajado en Trasmisiones. Su clave para firmar los telegramas en código Morse era GEVA (Genaro Vargas), y ella le llamaba a su papá, Gevita. Al parecer este nombre es bastante común en Loreto, pues he trabajado en el Politécnico con un profesor que tenía el mismo nombre.

            Todas las mañanas doña Polita se iba al trabajo y los chicos al colegio, excepto Glenda.

            Glenda tenía 15 años y era la cocinera de la casa. Ella me decía que no le gusta estudiar, que le duele la cabeza cuando repasa por lo cual manifestó a su mamá que ella mejor se va a dedicar a la cocina. Era una chica muy guapa, de poca estatura.

            Pero Glenda dio muestras de tener mucho arte en la costura. Tenían en su casa una máquina de coser Singer, moderna que le permitía hacer muchas cosas. Cosía la ropa para todas las niñas y chicas del barrio. En esa época se puso de moda confeccionar vestidos para las chicas con el pecho con un fruncido especial llamado “nido de avispa”. Todas las chicas en el barrio querían tenerlo, también mi hermana Mónica, la menor. Para Glenda resultaba muy fácil hacerlo en su máquina de coser.

            No cobraba caro pero su madre vio todo el potencial que su hija podía alcanzar. De inmediato fue a buscar al señor Rubio, representante de Singer en la calle 9 de Diciembre, cuadra 2. Ese mismo día vimos llegar a la señora Polita con el señor Rubio, quien traía en la mano el cabezal de la máquina Singer más moderna, que podía hacer miles de bordados y las costuras más extraordinarias. Solamente tenía que cambiar el cabezal sobre el mismo mueble.

            El siguiente paso que tomó la señora Polita fue cambiar de residencia. En nuestro barrio nadie era rico y no era mucho lo que podíamos pagar por un vestido bien hecho, de manera que se fueron a vivir al frente de la Universidad, barrio de gente mucho más pudiente y mejor vistos.

            Lo último que supe de ellos, yo era universitario, fue que habían cambiado de identidad. Se volvieron ampliamente conocidos pero todos los llamaban las “Politas”, ya nadie era personalizado, ni Glenda, ni Corina, ni Ronaldo, ni Mariela, ni Gaby, ni Javier. Todos eran los “Politas”.

            Pero seguramente tuvieron mucho éxito pues el barrio era superior, pero el arte de Glenda era innato y, quizás, lo llevó a niveles muy elevados. Bien por ella.

            Fue un hermoso recuerdo de mi juventud.

            Cuando volví de Lima, luego de licenciarme del Ejército, todos los hermanos, excepto Glenda, fueron de mi grupo de Ejercicios físicos, cuya historia he relatado en mi libro En nuestra Selva. Mi primer libro digital.

UN SÁBALO AHUMADO

            El sábalo es un pez abundante en los ríos de nuestra Amazonía y es el que mejor sabor tiene por lo cual es muy apreciado. Puede medir hasta 60 centímetros y pesar más de un kilo, es decir que puede abastecer a toda una familia. Excepto cuando la mujer está embarazada y a punto de dar a luz.

            Mi madre me contaba que el día 29 de julio, se levantó temprano y se fue al mercado de Belén y compró un sábalo ahumado. Se lo comió todo en su desayuno y estaba lista para ir a al Desfile Militar por Fiestas Patrias pues mi papá iba a marchar con su Regimiento, cuando se produjo un grito de alerta: era yo que estaba naciendo.

            Cuando recibí un telegrama donde se me informaba que debía presentarme en La Oroya para trabajar en la Cerro de Pasco Corp., mi amada esposa estaba a una semana de dar a luz. Le dije que no iría porque no podía dejarla sola en el momento de dar a luz.

            Maria Judith me dijo que quería ir al Mercado Central a comer un sábalo ahumado. Se lo comió todito con harto inguiri. Al día siguiente a las 6 de la mañana comenzó el trabajo de parto, adelantándose una semana a la fecha probable de nacimiento.

            Ella sabía que yo deseaba trabajar en la Cerro, muy recomendada por nuestros catedráticos, y sería mi primer empleo como Ingeniero Químico, de manera que ella misma adelantó el nacimiento de nuestras hijitas. Solamente una gran mujer puede tomar esa decisión y manejar su propio organismo.

            El 30 de abril nacieron las mellizas, tres días después me presenté en La Oroya porque así me lo ordenó ella.

            Cuando comenté a mi hija Charito y su esposo el gran afán que tienen las mujeres a punto de dar a luz en la selva por comer un sábalo ahumado, Pedro preguntó:

  • ¿Qué pasa con los hombres? ¿No lo comen?

            Su pregunta motivó en mí una sonrisa y le expliqué que el sábalo es un pez grande de sabor muy agradable y lo comemos todos, hombres, mujeres y niños, frito, cocido o ahumado, pero lo que estaba tratando de realzar es que en las damas que están a punto de dar a luz se trata de una cuestión primordial, se les viene un antojo tremendo e inexplicable por comerse un sábalo ahumado. No hay explicación, es, nada más y nada menos, que un antojo de gran potencia.

YO SIGO MI CAMINO NADA MÁS

            Cuando paseaba con mi amada esposa en su silla de ruedas, recibí un sinfín de muestras de cariño, respeto y consideración, tanto de personas adultas y mayores, así como también de niños.

            Un caso singular lo consigné en mi libro Cuentos de mi Blog bajo el título La Buena Educación, en la que me topé con una niña de unos 6 años de edad con quien nos encontramos en uno de los pasajes del Centro Comercial Vía A.

            Venía ella comiendo un caramelo, me imagino que por esa razón no pudo hablar, pero no fue necesario pues extendiendo la mano hacia su costado me indicó que pasara. Fue como si me dijera pase usted señor.

            Evidentemente es fruto de la buena educación que recibió en su hogar y fue afianzada en su colegio.

            Existen leyes que obligan a las instituciones a brindar toda clase de facilidades a las personas discapacitadas. Obligan a las instituciones, pero no a las personas.

            Nada hay que obligue a una persona a ceder el paso a una persona que lleva una silla de ruedas, solamente su buena voluntad, cuando existe.

            Del mismo modo que el Reglamento de Tránsito establece claramente la obligación que tiene el conductor de un vehículo a ceder el paso a vehículos de emergencia:

Artículo 185º.-

Los conductores de vehículos deben ceder el paso a los vehículos de emergencia
y vehículos oficiales, así como a vehículos o convoyes militares o de la policía,
cuando anuncien su presencia por medio de señales audibles y visibles. Al
escuchar y ver las señales, el conductor deberá ubicar al vehículo que conduce en
el carril derecho de la vía de ser posible y seguro y detener o disminuir la marcha y
en las intersecciones detener la marcha.

            Pero solamente en caso de que haya policías en el lugar en ese momento, de lo contrario va a depender mucho del susodicho conductor.

            Más de una vez, señoras conmovidas me dijeron:

  • Dios le va a bendecir a usted señor.
  • En realidad, señora mía, Dios ya me ha bendecido al darme esta hermosa mujer como esposa.
  • Sí, es verdad. Los dos son benditos.

            Un caballero en el Boulevard de la calle Andalucía, donde sentado en una banca le daba a mi amada esposa su dulce con una cucharita en la boca, me dijo, admirado:

  • Caray, en Perú hay mucho cariño. En Japón la gente no es así, a las personas mayores les mandan a un asilo y se acabó.
  • Será por eso que nosotros vamos a ir de frente al Cielo, señor.

            En todos los casos no sucedía porque necesitaba reconocimiento, sino que lo hacía sin darme cuenta, como lo que en verdad es, una muestra pequeña del cariño que recibimos de ella, porque fue ella quien nos enseñó a amar. Por ello no conozco otra manera de hacer las cosas, sino solamente a la manera de ella.

            En realidad me gustaba ir a todas partes con ella. Fue así como empezamos nuestro amor, yendo juntos a todas partes y así es como seguimos amándonos.

            Pero, como en todo, una vez ocurrió algo muy desagradable. Todas las personas me cedían el paso cuando iba con la silla de ruedas, excepto una vez.

            Una mujer en ropa deportiva, de unos 40 años, se plantó frente a la silla de ruedas. La miré y ella me miró directamente a los ojos, en clara indicación de salte de mi camino.

            Moví la silla de ruedas para dejarle el paso, a la vez que decía para mí:

  • Felizmente todavía soy joven y tengo fuerzas para mover de sitio a la silla de ruedas.

            Ella reanudó su marcha a la vez que volteándose me dijo:

  • Yo sigo mi camino nada más y no me desvío por nada ni por nadie.

            Bueno, esto pinta de cuerpo entero a la susodicha dama y felizmente fue el único caso con el que me topé en nuestra ya dilatada vida. Únicamente alcancé a decirle Dios la acompañe, señora.

EL GRIFO MOBIL

            Dice el WordReference.com que grifo es un surtidor de gasolina, lo cual coincide con la locución más usada en el Perú para referirse al lugar donde cargamos gasolina, diésel o gas para nuestro vehículo. Así mismo, también es el lugar oficial para adquirir querosene, el cual es el combustible ideal y necesario para cocinar en las cocinas a querosene, las cuales eran mayoritariamente usadas en la ciudad de Iquitos.

            El gas fue siempre muy difícil de conseguir por su elevado precio y la poca disposición, amén que una cocina a gas era enormemente más cara que una a querosene.

            Una de las marcas de grifo, abundante en la época que nos ocupa, era, precisamente Mobil Oil, una de las empresas petroleras más poderosas de entonces.

            Sucedió que le enviaron a mi hermana Mónica una encomienda desde Iquitos y ella quería ir personalmente a recogerla.

            Le indiqué claramente que antes de llegar al Aeropuerto en la avenida Faucett hay un grifo Mobil. Allí se tiene que bajar porque por allí está la oficina de encomiendas de Faucett.

            Al volver del trabajo le pregunté si había logrado su cometido, pero me dijo que no:

  • Me bajé donde me dijiste pero no vi ningún grifo móvil.

            Mientras lo decía, hacía con las manos como si estuviera empujando un triciclo. Le dije:

  • Yo te dije un grifo Mobil, Mobil con b grande. ¿Dónde viste tú un grifo móvil?
  • En Iquitos. Traen el querosene a las casas en triciclos, para las cocinas a querosene. Todos dicen que es un grifo móvil porque es un triciclo.

            Nuevamente hizo con las manos el gesto de empujar un triciclo. Allí comprendí la verdad de las cosas. Ella no me había entendido que yo le hablaba de una marca de combustible, Mobil, y sí había comprendido que se trataba de un triciclo que vendía querosene como en Iquitos, un grifo móvil.

            Para evitar más tropiezos la llevé en mi carro a la oficina de encomiendas de Faucett en la avenida Faucett y al fin pudo recoger su encomienda.

            Como en este caso, muchas veces decimos una cosa pero nos entienden otra completamente diferente y de esta manera se arma una tremenda confusión. Dicen que es así como comienzan las guerras, pero, claro, en este caso no hubo guerra. Era mi hermana menor.

REGLA PRÁCTICA

            Muchas veces tenemos instrumentos que miden la temperatura en Grados Fahrenheit (ºF) pero nuestro sistema necesita expresarse en Grados Centígrados (ºC), también llamada Escala de Celsius.

            Ocurre siempre en las empresas industriales donde nos toca trabajar, ya sea en la Cerro de Pasco Corp. en La Oroya o en la cervecería Backus  en Lima.

            Tanto en la lavadora de botellas que tiene varios tanques conteniendo soda en la cual se sumergen las botellas vacías o en el pasteurizador que usa varios tanques de agua a diferentes temperaturas que se bombea sobre las botellas llenas de cerveza a su paso por el túnel, cada tanque tiene un termómetro bimetálico de aguja, la cual nos indica la temperatura.

            Cada tanque debe trabajar a la temperatura requerida, la cual se regula abriendo o cerrando la llave de vapor.

            Como son equipos fabricados en el extranjero, generalmente en el mundo anglosajón, los termómetros marcan la temperatura en ºF, pero, repito, tenemos que trabajar con la temperatura en ºC y es así como debemos registrarlo por escrito en el Parte del Turno.

            En el colegio y en la universidad nos enseñan a convertir los ºF a ºC pero eso es objeto de cálculos y lo podemos hacer los Ingenieros, pero quienes manejan las máquinas son obreros y ellos difícilmente lo sabrían hacer.

            Para convertir un sistema a otro primero debemos conocerlos: En el punto de congelación en la escala Fahrenheit marca 32ºF  y en la escala Celsius indica 0ºC. Es decir:

32ºF = 0ºC

            En el punto de ebullición podemos observar que las escalas indican 180ºF contra 100ºC. Es decir:

180ºF = 100ºC

            Como podemos notar, las escalas comienzan con distintos valores, por lo cual para convertir los Grados Fahrenheit debemos empezar por restarle 32.

            Como también avanzan a diferente ritmo, debemos también multiplicar el resultado por 100/180, el mismo que simplificado nos da: 5/9.

            De aquí obtenemos una fórmula fundamental para la conversión de Grados Fahrenheit a Grados Centígrados:

(ºF – 32) x 5/9= ºC

            Como contraparte podemos deducir que para convertir Grados Celsius a Grados Fahrenheit aplicaremos la fórmula equivalente:

(ºC x 9/5) + 32= ºF

            Como ya lo dijimos, en el trabajo quienes manejan las máquinas son obreros y a ellos tenemos que darles una manera sencilla y simple para que puedan realizar su labor. Huelga decirlo, el resultado es aproximado pero es totalmente práctico y aceptado en todos los niveles:

A los grados Fahrenheit lo dividimos entre dos (es fácil sacar la mitad) y al resultado le restamos 10.

            Hagan la prueba, el resultado es aproximado pero está entre el rango de aceptación general. Como este son muchas otras maneras prácticas que se utilizan en los centros de trabajo cuando son obreros quienes tienen que realizar las tareas.

            Por ejemplo, los trabajadores deben conocer la concentración de la soda de los tanques de la máquina lavadora de botellas: Simplemente de una muestra del tanque toman 10 cm cúbicos y con un par de gotas de fenolftaleína lo titulan con una solución de ácido clorhídrico o sulfúrico) y por lectura directa determinan  la concentración: un centímetro de ácido equivale a 1% de soda. Es trabajo de los Ingenieros determinar la preparación de la solución del ácido, de manera tal que, cuando se toma 10 cm de muestra problema, la lectura del gasto del ácido en la titulación nos da 1% de soda cáustica.

            Siempre tenemos que establecer Reglas Prácticas para que el trabajo fluya bien en todos los sentidos.