EL AÑO DE MI PROMOCIÓN

Estudié en la GUE “Mariscal Oscar R. Benavides en la ciudad de Iquitos. 1961es el año en que terminé la secundaria, marcada por hechos singulares:

Primero, un par de años antes ocurrió un accidente de carretera en algún lugar del país. Un bus con toda una promoción de algún colegio se desbarrancó y hubo muchos muertos. El Ministro de Educación del Presidente Prado dispuso de inmediato la prohibición de realizar actividades tendientes a recaudar fondos para financiar «viajes de promoción».

Todas las promociones anteriores de mi colegio viajaron a Cusco y Puno (pasando por Lima y Arequipa) y publicaron sus fotos en una vitrina a propósito.

Segundo, se realizó la primera «huelga magisterial» que fue solucionada casi al final del año y solamente nos quedó el tiempo para dar exámenes finales, obtener nuestros documentos y salir disparados a Lima u otro sitio para postular a las diferentes entidades de educación superior. No había universidad en Iquitos y la Escuela Normal quedaba en Pucallpa.

Durante esa huelga «incomprensible», nadie podía entender como personas circunspectas podían hacer huelga, algo que solamente hacían los obreros; hubo un Profesor que se opuso a la huelga: el Dr. Héctor Morey Peña quien anunció que él seguiría dando clases de Literatura y tomaría asistencia. Así fue. Durante toda la huelga recibimos clases de literatura (media hora) y nos deleitaba la otra media hora narrándonos sus memorias, las mismas que, decía él, serían publicadas después de su muerte y de la de su esposa. Nunca vi tal publicación.

Tercero, no hubo «Baile de Promoción», a pesar de que desde 1960 estábamos unidos a las chicas del Sagrado Corazón; Cuarto año de Ciencias de la GUE con el Cuarto año de Letras del Colegio Sagrado Corazón de las Monjas.

Cuarto, a pesar de que hicimos algunas pocas actividades enmascaradas con las justas nos alcanzó para viajar en lancha a la ciudad de Nauta, en forma conjunta Ciencias y Letras de la GUE. La pasamos bien, inclusive nos llevaron a su radioemisora para una entrevista y cantamos el inmortal Himno del CNI.  Nauta era una fiesta al son de mi clarinete con los ritmos de moda y de trecho en trecho Varin (el amigo de Flash Gordon) cantaba Always in my Heart en inglés, creo que era la única canción que sabía.

Por un día fuimos los «Reyes del Mundo», Leonardo Di Caprio hubiera sido una zapatilla al lado nuestro.

DON CARLOS DEL AGUILA

Mi profesor de Iniciación Técnica Químico-Industrial del 1º de Media de la GUE “Mariscal Oscar R. Benavides” era don Carlos del Águila, Químico Farmacéutico y dueño de la Farmacia Del Águila ubicada en Jr. Lima, entre Ricardo Palma y San Martín, en Iquitos.

Con él aprendimos a preparar betún para calzado con cera de abeja y negro de humo obtenido quemando un algodón empapado con esencia de trementina debajo de un embudo, también Margarina, novedoso reemplazante de la mantequilla, a partir de sebo de vaca que botaban en el camal, y saborizantes. Igualmente nos enseñó a preparar jarabe de azúcar para raspadillos.

Pero lo que más entusiasmo despertó en mis compañeros fue la fabricación de pólvora negra y pólvoras de colores; todos le aplaudíamos cada vez que se probaba la pólvora de uno y otro color, parecía una celebración de Fiestas Patrias.

Todos coreábamos – Don Carlitos, la bomba atómica.

Él decía:

  • Sí, sí, sí, sí; sí podemos hacerlo, pero ¿Saben por qué no lo hacemos?
  • ¿Por qué, don Carlitos?
  • Porque ustedes son unos pícaros y lo podrían hacer explosionar.

Don Carlos era además inventor, fabricaba Jarabe de huito para la tos y Elíxir de Tutumo para el asma.

Años después observé que muchas personas en mi trabajo encargaban a quienes iban a Pucallpa que les traigan el Elíxir de Tutumo de Don Carlos del Águila.

Cuando me tocó ir a trabajar a Pucallpa pude conocer a Carlos del Águila, Químico farmacéutico, hijo de don Carlos del Águila y también fabricante del dichoso elíxir. Le hablé sobre su padre, nuestro profesor e inventor; me escuchó emocionado.

¿DESPUÉS DE DIOS, QUIEN?

Don Antonio Ambrosini, laico entregado al servicio del Señor lanzó esta pregunta fundamental:

  • ¿Después de Dios, quien?

Era 1978 y estábamos en el Auditorio del Colegio CENE De La Cruz, Canonesas de La Cruz de Pueblo Libre.

Nuestra hija Rocío, Charito para nosotros, se preparaba para realizar su Primera Comunión y como parte de esta preparación los padres debíamos asistir a una Jornada por todo el día domingo en el Colegio.

Era la primera vez que asistíamos a un evento de esta naturaleza y estaba yo gratamente sorprendido de las muchas cosas que iba descubriendo allí.

De entrada, no se presentaron quienes tenían que darnos la Jornada espiritual. Se nos dijo que habían llamado para reemplazarlos a un “hermano” que estaba dando un Retiro junto con su esposa y que su esposa se quedaría con el Retiro y él vendría con nosotros.

Por fin llegó el hermano Antonio Ambrosini de la Parroquia Santa María Magdalena y se dio inicio a la Jornada. Muchas personas participaron ayudándonos a entender mejor las cosas de Dios, con dinámicas, juegos, lecturas divinas y actividades manuales. Almorzamos en el colegio; echaba de menos el pan; una monja, muy graciosa, me dijo que al rezar el Padre nuestro recibiríamos “nuestro pan de cada día”.

Entre actividad y actividad, en los momentos de descanso, veíamos a don Antonio de rodillas en la capilla, orando. Este hombre es santo pensé y no estaba descaminado, andando los años pude conocerle mejor y comprobar lo que sentí en aquel entonces.

Cuando lo veo en la Parroquia siempre recuerdo este hecho que me marcó para siempre. Don Antonio es también Ministro de la Eucaristía, al igual que su esposa.

Al final de la Jornada nos llevaron al Auditorio del colegio donde se presentaron testimonios de conversión espiritual  y luego Don Antonio nos arengó y fue allí cuando lanzó su pregunta fundamental:

  • ¿Después de Dios, quién?

Muchas mamás comenzaron a gritar a voz en cuello – Mis hijos, mis hijos, mis hijos.

Don Antonio Ambrosini dijo en voz alta:

  • Después de Dios mi esposa, luego mi esposa, mi esposa, mi esposa, diez, cien, mil veces mi esposa. Porque si no tengo el amor de mi esposa, no tengo hogar y si no tengo hogar mis hijos no tendrán donde estar. Por eso, después de Dios está mi esposa.

Un silencio total siguió a la  afirmación categórica de este hombre santo, hasta asimilar en lo más profundo de nuestras mentes esta verdad y esta verdad es la que ha iluminado nuestra vida y con mi esposa lo vivimos.

Recordé lo que leímos entonces en la revista Gente – Los hijos no son la causa del amor, son el fruto de ese amor.

Dios bendiga a don Antonio Ambrosini y su amada esposa.

CURICHI

Desde su lejano Puno vino a Iquitos el Señor Curi, trayendo algunas joyas de plata. Almorzaba en nuestro restaurante en la primera cuadra de la calle Ricardo Palma hasta que se ubicó, hizo venir a su esposa y a sus hijos y puso una gran tienda de platería, muy exitosa. Además se metió al negocio de la chupetería y heladería. Creó los chupetes Donald, unas paletas de aguaje que tenían la forma del Pato Donald.

Incursionó también en el negocio de los chupetes en bolsa y les puso su nombre: Curichi, el cual fue un éxito total. Todos querían comer un curichi.

Mi nieta Andrea, quien gusta mucho de este chupete dice: En Iquitos se llama Curichi, en Lima se llama Marciano y en Talara se llama Chalaca.

Hubo otro fabricante de chupetes, a quien solamente escuché que le llamaban Capitán, dicen que fue Capitán del Ejército, que empleaba bastantes muchachos para vender estos chupetes en bolsa. Les despachaba el producto en cajas de tecnopor y estos salían por toda la ciudad ofreciendo curichis y en sus cajas de tecnopor habían escrito la palabra CURICHI.

Cuando el Señor Curi se enteró lo demandó al Capitán. Este le dijo al Juez que él vende chupetes en bolsa que no tienen ningún nombre, salvo el del sabor: Maracuyá, Hubos, Camu Camu, Cocona, Aguaje, etc. Dijo también al Juez que son los muchachos quienes escriben en las cajas de tecnopor que él les proporciona, esa palabra, pero él no lo escribe.

De este modo nos enteramos que el nombre Curichi es una Marca Registrada y no es posible usarlo, pero en Iquitos todos lo llamamos y seguiremos llamándolo Curichi.

CLUB SPORT LORETO

Era pequeño y camino a la escuela Nº 161 veía en la puerta de la Zapatería Braga, en el Jr. Lima, un cartel con grandes letras de molde que decía LORETO CAMPEÓN. El Sr. Braga era el dueño de la zapatería y su hijo Joel Braga era el arquero.

Al año siguiente el cartel decía LORETO BICAMPEÓN. Y al siguiente TRICAMPEÓN y después TETRACAMPEÓN.

Llegó el nuevo año y el cartel, por supuesto, LORETO PENTACAMPEÓN.

Fue la última vez porque al año siguiente el Loreto bajó a segunda.

CLASES DE MEMORIA

En Primero de Secundaria de la GUEMORB, Óscar Angulo Hidalgo, profesor de Actividades Extraprogramáticas, nos explicó que había cuatro clases de memoria en relación con el aprendizaje, expresadas en los elementos cera y mármol, fácil y difícil:

  1. CERA – CERA                     > Fácil de aprender y fácil de olvidar

Decía que es la más común y que la teníamos la mayoría de alumnos, que somos muy inteligentes pero nos distraemos por todo y rápido olvidamos lo aprendido.

  • CERA – MÁRMOL              > Fácil de aprender y difícil de olvidar

Es la más óptima y sería bueno que nos preocupáramos más por nuestros estudios para llegar a tener esta clase de memoria.

  • MÁRMOL – CERA              > Difícil de aprender y fácil de olvidar

Es la más odiosa y frustrante de las memorias y debemos evitarlo, por todos los medios, de tener una así.

  • MÁRMOL – MÁRMOL      > Difícil de aprender y difícil de olvidar

Esta memoria, decía, es característica de nuestro serrano. Son muy duros para entender las cosas, pero una vez que lo aprenden jamás lo olvidan.