Era el año de 1963 cuando tuve que regresar a Iquitos, para lo cual tomé pasaje en la Línea Aérea de Bandera del Perú: SATCO.
La Wikipedia nos dice sobre esta compañía aérea: SATCO (Servicio Aéreo de Transporte Comercial), era una aerolínea estatal del Perú. Ex TAM (Transportes Aéreos Militares), operó desde el año 1960 hasta 1973, año en que se convirtió en AeroPerú. Realizaba vuelos nacionales de pasajeros y de carga, y tenía como base el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.
Desde el Aeropuerto “Jorge Chávez” de Lima emprendimos un raid increíble, era un avión cuatrimotor caletero e iba parando en todos los aeropuertos: Trujillo, Chiclayo, Tarapoto, Pucallpa, Yurimaguas e Iquitos, partiendo a las 7 de la mañana debíamos llegar finalmente a nuestra ciudad a las 5 de la tarde.
P ero ocurrió que al levantar vuelo en Yurimaguas, última parada, se cayó el avión. Dijeron que se habían fundido los 4 motores. No hubo mayores problemas, todos estábamos bien.
Decían también que los repuestos lo tenían que traer de Tarapoto, pero que allí estaba lloviendo y luego que escampe había que esperar dos días a que se seque la pista de greda del aeropuerto, de lo contrario el avión que trae los repuestos se hundiría en el barro. En resumidas cuentas, nos quedamos 4 días en Yurimaguas.
Satco nos alojó en un hotel de la ciudad y nos llevó tomar nuestros alimentos en un restaurante maravilloso, todos estábamos contentos. Era increíble, en el desayuno nos servían 2 huevos como uno quisiera, duros, pasados, fritos o revueltos, pan en abundancia en la mesa para coger cuanto uno quisiera, mantequilla, leche fresca en jarras y café pasado en gran cantidad. Verdaderamente un paraíso, no recuerdo ningún lugar del país que hiciera esto.
Estábamos sentados a la mesa conversando animadamente sobre las incidencias de vuelo y a donde se dirigía cada uno, cuando se acercó una señorita, bien vestida, contoneándose y con una sonrisa de oreja a oreja para preguntarnos en el más delicioso dejo yurimagüino:
- ¿Saco?
Pensé que quería llevarse algo de la mesa, servilleteros o cubiertos, en fin, que le dije:
- Saque.
Y seguimos conversando. La damita, seguramente era la encargada, insistió:
- ¿Saco?
Sorprendido le dije otra vez:
- Saque.
Pero ella aclaró:
- No, no ¿avión saco?
Fue allí donde recién entendí:
- Sí – contesté – Avión Satco. Somos los pasajeros del Avión Satco.
Cosas de nuestra tierra.