190 PARADERO TRONQUITO

            Nuestra buena amiga Teodora Regalado nos invitó a participar en la celebración de la Fiesta de Santa Rosa de Lima, Patrona de su pueblo en Ancash,  que se realiza el 30 de agosto.

            Teodora era una “Madre de Familia” del Centro Educativo Nº 1119, ubicada en la calle Abtao, a la vuelta del Estadio del Alianza Lima, en La Victoria. Madre de familia es la denominación que reciben las mamás de los alumnos.

            Teníamos una gran estima a Teodora, a su esposo Fortunato Regalado y a la hija de ambos, Doris, alumna del plantel. Ya antes, en 1985 Teodora nos había invitado a la Primera Misa de su sobrino, el padre Julián Regalado, quien fue ordenado sacerdote por el papa santo Juan Pablo II, en el Hipódromo de Monterrico, en el Distrito de Surco, Lima. La primera Misa se realizaría en la Parroquia Señor de la Soledad, la iglesia más emblemática de la ciudad de Huaraz, capital del Departamento de Ancash. Asistimos toda la familia  y estuvimos alojados en casa de su hermano Jorge Luis Regalado.

            Las indicaciones para llegar a la Fiesta de Santa Rosa fue que tomáramos un ómnibus que va por la Carretera Panamericana Norte y nos bajáramos en el “Paradero Tronquito”. Curioso nombre para un paradero de la ruta. Pero le dijimos al “cobrador” que debíamos bajarnos en el Paradero Tronquito. Al llegar nos avisó con voz fuerte, que era para avisar a todos los que tenemos que bajar en ese lugar, “Paradero Tronquito”.

            El paradero se llamaba así, Paradero Tronquito, porque hubo antes allí un tronco y lo habían talado a casi un metro del suelo y quedaba solamente el tocón, como un recuerdo del árbol que fue.

            En Lima es muy común dar un nombre característico al lugar donde queremos bajar del bus: Bajan grifo, bajan farmacia, bajan La Bolichera, etc. La Bolichera fue un centro recreacional donde montaron una lancha de pesca ya descartada y con el paso de los años quedó como un símbolo del distrito de Surco.

            De manera que bajamos en el Paradero tronquito y llegamos al local toda la familia.  Era la primera vez que estábamos asistiendo a una fiesta costumbrista de esta índole e íbamos a descubrir cómo se realiza. Antes habíamos participado en fiestas costumbristas del Distrito de Mamara, Provincia de Grau Departamento de Apurímac que celebran los paisanos de mi padre residentes en Lima. Son diferentes.

            Antes del feriado había comentado sobre este evento a mi Asistente en el Laboratorio de Embotellamiento de la Cervecería Backus, Alejandro Acosta Moreno. Le dije que va a estar la famosa Banda Orquesta San Pedro de Corongo. Me dijo que les diga a los músicos, de parte del Ingº Lucio Acosta Moreno, su hermano, que toquen “Antahuara”, tema de moda en ritmo de “chicha” en esa época. Ellos lo tocan igualito al disco recalcó. Me dijo que su hermano es padrino de la Banda y le tienen aprecio. Él sabía que la melodía de Antahuara me agradaba mucho. San Pedro de Corongo es un Distrito de la Provincia de San Pedro de Corongo, Departamento de Ancash.

            Entre los descubrimientos nos dimos cuenta que las bebidas teníamos que pagarlas. Curiosa fiesta pensamos. Pero, en fin.

            Me acerqué a los señores músicos y les dije el encargo. Muy entusiastas se pusieron a tocar de inmediato. Al finalizar, el “dueño de la fiesta”, sería el “Mayordomo” que se elige cada año para organizar la celebración, se acercó furioso a los músicos y les gritó: “Esta es una fiesta de Huaynos, no de Chichas. No vuelvan a tocar una Chicha más”.

            Consternado les miré para decirles que lo sentía, pero ellos me dijeron “No se preocupe Ingeniero, a veces pasan cosas así, ya estamos acostumbrados”.

            Pero ocurre que la Chicha es una música que proviene de la fusión del Huayno, la Cumbia Peruana y el Rock Psicodélico. En suma, es solamente una variante del Huayno y no había necesidad de alterarse tanto.

            Fue una experiencia, no agradable, pero experiencia al fin y al cabo. Luego nos alegramos cuando salieron a danzar las Anacas de Caniasbamba conformada por seis bailarinas con atuendos sumamente especiales con largas mangas que agitan al bailar y curiosos tocados de flores naturales. Caniasbamba es un distrito de la Provincia de Sihuas, Departamento de Ancash.

            Aparte del exabrupto, la fiesta fue muy amena y la disfrutamos, es decir la disfruté yo porque mis hijas son poco afectas al Huayno y lo bailan solamente porque las exijo en todas las fiestas en nuestra casa: Por lo menos un huayno. Y las exijo porque toda la familia Suárez, Soto, Quintanilla, Moina, Moreano, Rayme, Paz, Del Carpio, Huillca, mis familiares, provienen de Apurímac, lo que quiere decir la mitad de  mi sangre. La otra mitad es Loretana. Mi amada esposa es también loretana.

189 PAPÁ LO VA A HACER

            Habían comprado su casa nueva nuestra hija Claudia y su esposo Jorge Canaval. Era un bonito y espacioso departamento en el primer piso.

            Muchos dispositivos ya estaban instalados y funcionando. Pero la Arquitecta que lo construyó no había incluido lo concerniente a los botiquines de baño.

            Un botiquín de baño es un útil indispensable en todo hogar, viene con espejo y luz incorporados y puedes usarlo para afeitarte o acicalarte o simplemente para ver lo bien que estás. En la casa había dos baños.

            Compraron los dos botiquines pero en los baños no había instalación eléctrica para conectarlos, de manera que se tenía que jalar la conexión eléctrica desde el foco de luz que está en el techo del baño, tarea de electricista, y anclar los botiquines en la pared, tarea de albañil.

            Jorge fue a la avenida República de Panamá cuadra 48, crucero con avenida Angamos. Allí están todos los talleres de artesanos y contrató a un electricista quien dijo que tenía que ver primero el lugar para decirles el precio. Llegaron, vio y cobró 300 soles por la instalación de cada botiquín, total 600 soles.

            Jorge estaba cerrando el trato cuando llegamos los suegros y cuando mi esposa Judith se enteró lo dijo tajantemente:

  • ¡No, no, no! Acá el papá lo va a hacer (Yo).

            Siempre ando con mis herramientas y, la verdad es que estaba demasiado caro lo que pedía el electricista, por lo que les dije que yo lo haría. El electricista carero se tuvo que retirar pues ya no tenía nada que hacer allí.

            Al parecer, corren rumores sobre mi manera de realizar las cosas: todo lo mido, pero no sabía que era un tema de conversación de mis hijas. Todo lo mido porque soy Ingeniero, o quizás soy Ingeniero porque todo lo mido.

            Mientras hacíamos la instalación escuché a Jorge decir, bajito, “es verdad, todo lo mide”. Por eso dicen “Genio y figura, hasta la sepultura”. Solamente sonreí. ¿Qué otras cosas dirán mis hijas de mí?

            El trabajo fue realizado de manera cabal y mis hijos se ahorraron 600 soles, cosa que siempre ha llenado de orgullo a mi amada esposa. Pero en mi casa siempre he realizado todo lo que se necesita hacer, desde la instalación eléctrica en nuestra casa en Pueblo libre, el pintado de las paredes y cualquier dispositivo que se requería: terma eléctrica, cables de televisión, computadoras, etc. Y mi esposa me comprometía todo el tiempo para hacer cosas porque sabía que yo hago de todo. Tengo en mi casa todas las herramientas que se puedan necesitar y siempre estoy dispuesto a contestar todas las consultas técnicas que quieran hacer: más rápido que consultar en Internet.

Botiquín de baño

188 PRIMO JORGE EL SÁBADO SE CASA MI HERMANO

            Mi primo Carlos Castillo me dijo para ir al matrimonio de su hermano. Acepté de inmediato.

            El sábado estuve puntual y no dejó de extrañarme que nadie más de la familia del Callao fuera con nosotros.

            La fiesta era en el salón El Grumete Medina, el salón más conocido del Callao. En el interior nos mezclamos con los invitados y de repente “encontramos” al novio, el hermano de mi primo Carlos, quien al verlo le increpó:

  • Tú ¿Qué haces aquí?
  • Hermano ¿No te alegras de verme?
  • No.
  • Hermano él es mi primo Jorge.
  • No me importa ¿Por qué has venido?
  • Hermano, no te pongas así.
  • Me pongo como quiero.
  • Hermano ¿Quieres que me vaya?
  • Sí. Quiero que te vayas.

            Salimos y nos fuimos al barrio a tomar cerveza y allí si aparecieron los familiares chalacos. Pero nadie comentó lo ocurrido, ni tenían por qué saberlo.

            Pero fue una lección, para no ir nunca a ningún lugar sin ser invitado expresamente por el dueño de la reunión.

            Pancho Rivera Rengifo, primo hermano de mi esposa, había sido Suboficial de la FAP (Fuerza Aérea del Perú), pero al jubilarse formó una empresa de calibración de balanzas electrónicas junto con su futuro yerno, Ingeniero Electrónico. Nos encontrábamos siempre en las Tiendas Monterrey y Todos de Pueblo Libre, empresas a las que prestaban servicio.

            Un día el “Gringo” me dijo en Monterrey:

  • Nos vamos a casar. Le vamos a traer el Parte Matrimonial.
  • Muy bien – le dije – Felicitaciones. ¿Y dónde va a ser la fiesta?
  • No vamos a hacer fiesta.

            La boda era en Barranco, en la tradicional Iglesia de la Santísima Cruz, en el Parque Municipal, fuimos toda la familia y fue una linda boda. Al salir el primo Pancho vino a decirnos:

  • Primo, la fiesta va a ser en casa de los suegros. Los esperamos allí.

            Lo pensé un poco y recordé la lección aprendida en El Callao, de manera que dije a mi familia:

  • El gringo me dijo personalmente que no harían fiesta; y ustedes saben de la experiencia mala que tuve en el Callao y que por lo tanto me prometí no ir jamás a ningún sitio que no me haya invitado el dueño. La verdad es que no conocemos a los suegros ni sabemos dónde viven, así que mejor nos regresamos a la casa.

            Todos estuvieron de acuerdo y volvimos a nuestra casa, donde nunca ha faltado una buena cerveza y algunos complementos.

            ¡Salud!

La Boda

187 NO NOS GUARDEN COMIDA MAMÁ

            Mi enamorada dijo a su mamá “No nos guarden comida mamá, hoy se casa mi amiga”, cuando salimos para ir a la fiesta a la que nos había invitado su amiga.

            Cuántas veces cometemos ese error al pensar que como se casa nuestro amigo o amiga, nuestro “pata del alma”, vamos a ser los invitados mejor atendidos en la fiesta. Pero en lo que no pensamos nunca es que nuestros amigos se casan pero quienes atienden o disponen la atención de los invitados son sus parientes y ellos no nos conocen. Para ellos somos unos completos desconocidos y en consecuencia no nos convidan “ni agua”. Esto fue lo que ocurrió en esa fiesta. Al regresar a su casa tuvimos que rebuscar en la cocina.

            Más de una vez nos ha pasado esto pero no escarmentamos. Cuando se casó nuestro colega Edgar Valdivia con una joven millonaria, fui a la boda con mi esposa. El mismo Edgar me tomó de la mano y me llevó a donde estaban las viandas y me presentó a su tía con frases muy sentidas: “Tía, él es mi Maestro, él me enseñó todo lo que sé de la Cervecería Backus. Por favor atiéndele de manera especial”. La tía respondió casi sin mirarme “Ya hijo, le voy a atender así”.

            Dicho lo cual Edgar se fue al salón de la fiesta. Estuve con mi esposa, primero sorprendido y luego fastidiado. La señora nunca  nos atendió.

            El Gerente de Producción de Backus y paisano de Edgar nos dijo “No me invitaron ni un vaso de cerveza, me voy a mi casa”. También nosotros nos retiramos.

            Cuando se casó Rubén Cangahuala invité a nuestros compadres Alfredo Ugarte y Clara Alván para que nos acompañen al matrimonio. La fiesta fue en un gran salón conocido a la espalda de la avenida Grau, en el jirón Antonio Raimondi. Había diez barriles de cerveza, media docena de cerdos al horno y harta comida. Una banda folkórica y una orquesta típica de Huancayo, que los esposos son de allí, tocaba la banda un Huaylas tradicional y luego la orquesta un Huaylas moderno, y así toda la noche. Parecía que había venido todo Huancayo. Ni un vaso de cerveza, ni un plato de comida. Cuando reclamamos a un mozo, nos dijo “La comida es sólo para los viejitos”. De manera que fuimos al chifa a comer y a tomar. No nos quedó otra opción. Tampoco teníamos ganas de bailar Huaylas y al Huaylas moderno ni lo conozco.

            Trabajaba conmigo en Backus, Micky Casafranca, un joven simpático de casi dos metros de alto y carita de niño bueno, egresado del Tecsup. Cuando íbamos al comedor todas las chicas de las oficinas se detenían a saludarle. A saludarle a él que a mí ni me veían. Era invisible.

            Un día me dijo que su amigo Marroquín, de oficinas, se casaba y le había invitado. Toda la semana me habló de su amigo Marroquín. Llegado el sábado le pregunté, solamente por preguntar “¿Y? ¿Vas a ir al matrimonio?” a lo que me contestó al punto “Claro que sí, se casa mi pata del alma”.

            El lunes siguiente estaba cariacontecido y no comentó nada del matrimonio, de manera que le pregunté solo “por compromiso”, por cumplir:

  • “¿Estuvo bien la fiesta?”.
  • “Sí – dijo medio desanimado – fui a la Iglesia y luego al salón parroquial. Todo estuvo bien”.
  • ¿No hubo fiesta?
  • Si, hubo fiesta en Las Casuarinas pero no me invitaron. En mi delante vi que repartían los tickets pero a mí no me dieron.

            Le expliqué que su amigo es quien se casa pero quienes reparten los tickets son sus parientes que no saben nada de tu amistad con él. Ellos solamente dan a sus conocidos y amigos. Así que no te debes preocupar.

            Pero de todas maneras Micky nunca más volvió a comentar sobre “su amigo”.

La Boda

186 TÚ PUEDES HERMANITA

            Las mellizas  siempre se complementan aunque tengan distinto carácter y distinta concepción de la vida.

            Luisa desde muy pequeña hizo gala de fuerza física y habilidades de fuerza, de lo cual se sentía muy orgullosa. Era aventada y en casa le llamábamos “hígado frito”  por su carácter, también Sargento Pepper, la mujer policía de una serie que pasaban en esa época, además como era la mayor era la persona al mando de la casa en nuestra ausencia.

            Cuando nació Charito, yo estaba con su mamá en la Clínica San Felipe, parto por cesárea, cuando se produjo un temblor a las 9 de la noche. Corrimos  a la estación de enfermeras para llamar a la casa por teléfono y ver como estaban. Contestó Luisa quien nos dijo que todo estaba bien, que la empleada les quiso poner un abrigo para salir a la calle pero que ella le dijo:

  • Nosotras no salimos a la calle cuando hay temblores. Nos paramos bajo estos arcos  de concreto y estamos protegidos. Son órdenes de mi papá.

            Huelga decirlo pero la empleada no insistió y se adaptó a las indicaciones de Luisa, quien estaba a cargo de la casa, tenía 9 años de edad.

            Claudia nació segunda, ella insiste que fueron solamente 20 minutos de diferencia, pero es sumamente nerviosa: nunca pudo subir a un tobogán ni a un ascensor, y menos  hacer las demostraciones de habilidades físicas de Luisa, como pararse de cabeza.

            Pero en cambio tiene una manera sutil de hacer que su hermana haga cosas arriesgadas por ella.

            Siempre teníamos en la casa una lata de galletas importadas de Suiza o de Dinamarca, eran galletas de mantequilla muy finas y muy deliciosas. Acostumbrábamos reunirnos toda la familia y degustábamos las cookies. Luego de lo cual guardábamos la lata en lo alto del closet para una próxima reunión.

            Jamás lo hubiéramos guardado en lo alto.

            Una oportunidad que habíamos salido a ver unos asuntos con mi esposa, al llegar a la casa escuchamos expresiones de arenga que Claudia le decía a Luisa:

  • Tú puedes hermanita. Tú puedes. Ya te falta poco para alcanzarlo.

            Entramos  y lo que vimos nos asustó tremendamente: Habían jalado los cajones de la cómoda formando escalones y Luisa estaba trepando a lo alto del closet para alcanzar a la dichosa lata de galletas. ¡Mamacita! – pensamos – mi hija se puede matar por nuestra estupidez de guardar las galletas en un lugar tan alto.

            Rescatamos a Luisa y les entregamos la lata para que se sirvan a voluntad y nunca más  guardamos nada en lugares que puedan significar peligro para nuestras hijas.

           Comprendimos que es mejor que ellas aprendan a medirse lo que pueden servirse dejando algo para los demás. Pero cuando compramos los chocolates Privilegio, la bolsa contiene 50 bombones, lo cual es fácil repartir entre cinco: Luisa, Claudia, Rocío, mamá y papá. Tocaba a 10 por cabeza. Abría la bolsa los separaba por clases y luego formaba 5 montones. Cada uno cogía su parte y lo consumía ad líbitum y se evitaba tener que esconder la bolsa. Cada quien lo guardaba o se lo comía. Fueron momentos muy felices en familia.

Royal Dansk

185 DELES MÁS TAREA SEÑORITA

            Mis hijas mayores comenzaron el Cuarto Grado de Primaria en el Colegio San Norberto de Santa Catalina con una nueva profesora.

            Era profesional pero, al parecer, tenía muy poca experiencia con alumnos de esa edad y cada día les asignaba una cantidad increíble de tareas.

            Veía con pesar cómo mis hijas se esforzaban por cumplir: no veían televisión, no escuchaban su radio, todo se les iba en cumplir con la tarea que terminaban a las 10 u 11 de la noche. Normalmente dormían a las 9.

            Cada día íbamos a dejarlas en el colegio y conversábamos con los otros padres de familia. Estaban de acuerdo en que era excesiva la carga de tareas, pero una señora, con toda la inocencia posible le “aconsejó” a mi esposa: “Señora, hágales usted las tareas”.

            Era absurdo e inconcebible que enviáramos a nuestras hijas a un colegio para nosotros hacerles las tareas.

            Decidí hablar con la profesora. Le manifesté que era demasiado las tareas que está dando a los alumnos. Ella respondió que es lo que manda el currículo del Ministerio de Educación. Le expliqué que eso no podía ser cierto puesto que los programas se elaboran de acuerdo a la edad y al nivel de los estudiantes.

            Le dije, además, que mis hijas no solamente tienen que aprender lo que ella les enseñe sino que también deben aprender lo que yo les tengo que enseñar, que para eso soy su papá.

            Desconcertada y molesta me preguntó:

  • ¿Qué es lo que usted quiere, señor?
  • Que les baje las tareas a la mitad.

            En pocos días se realizaría la reunión de Padres de Familia y ella prometió tocar ese tema con todos los padres.

            En la reunión dijo que un padre de familia se le había acercado para decirle que la cantidad de tareas es demasiado.

  • ¿Ustedes creen que es así?
  • Señorita, mientras más tareas mejor será su preparación. Deles más tarea Señorita.

            El papá que respondió así era joyero y su hijo era extraordinario: tocaba el violín con maestría y en toda actividad era infaltable su violín. Inclusive en los cumpleaños de mis hijas nos deleitaba con su melodía.

            Pero el señor estaba totalmente equivocado y los demás padres de familia dijeron a viva voz que era demasiada la tarea que está imponiendo a nuestros hijos.

            La profesora decidió hacernos caso y literalmente bajó las tareas a la mitad y todos contentos. Esa carga era normal en un estudiante de primaria.

            Tuvimos la suerte que todas nuestras hijas fueron buenas estudiantes y nunca tuvimos que obligarlas a estudiar. Solas hacían sus tareas y estudiaban sin ninguna presión. Lo que me correspondía era darles la mayor de las comodidades para que hagan sus deberes: escritorios con buena iluminación personal y una biblioteca con más de 5,000 libros a su disposición, entre ellos diccionarios, diccionarios enciclopédicos y Enciclopedias.

            Nunca más tuvimos que reclamar a los profesores y nos llevamos muy bien con todos, así como también con el Director.