En nuestra familia, como en toda familia, siempre hay situaciones que nos hacen comprender cuan unidos estamos y cómo en verdad se aman nuestras hijas, aunque parezca lo contrario.
TARADA
Estábamos con mi esposa, ya jubilada y nuestras dos hijas mayores, Luisa y Claudia, universitarias, espectando la Ceremonia Cívico Patriótico Militar en la Plaza de la Bandera para ver a la menor, Charito, quien tenía que desfilar como Brigadier en su Sección del Colegio Canonesas de La Cruz. También estaba presente una Delegación de la Asociación Guadalupana de Exalumnos, con su clásica chompa celeste con una G en el pecho. A la sazón se encontraba en Lima la banda de rock española “Hombres G”.
Luisa, quien siempre para inventando situaciones graciosas le dijo a Claudia:
- Claudia, esos señores con una G en el pecho son los “Hombres G”.
- Sí, tarada.
LA MAYOR
Con el objeto de observar el orden en la familia, sobre todo cuando no estamos los padres, designamos a Luisa por haber nacido primero como La Mayor y responsable de la casa y sus hermanas. Ya dije antes que las mellizas son muy competitivas. Con esta estratagema nos aseguramos una mejor unidad entre hermanas.
Un día ingresó un gato extraño a la casa y Claudia y Charito se pusieron detrás de La Mayor y le pedían que las desembarace de ese animal.
Supongo que Luisa tenía tanto miedo como sus hermanas pero como era la mayor tenía que actuar aunque sin saber cómo.
Dicen ellas que Luisa trataba de espantar al gato diciendo “Usha, usha, gato vete”, a la vez que hacía gestos con las manos como espantando al gato.
Felizmente el gato se aburrió y se fue.
Pero sus hermanas siempre celebraban este episodio para espantar al gato, pero Luisa responde a esto:
- Pero ustedes estaban escondidas detrás de mí y sólo yo lo espanté. Las protegí a ustedes.
ES GATO
Nuestra buena amiga y madre de familia del Colegio donde mi esposa era la Directora, Teodora Regalado, nos trajo de regalo un manjar suculento propio de su tierra, Huaraz, un conejo relleno al horno.
Lo reservamos para el domingo porque ese día estamos todos en la casa. Ya me disponía a partir el conejo cuando Luisa comenzó con sus juegos sutiles: les decía a sus hermanas, por lo bajo, haciendo pantalla con su mano, “es gato”. Vi desazón en sus rostros, pero luego se animaron.
Nuevamente intenté cortar el conejo asado y Luisa “es gato”. De manera que ninguna quiso comer gato.
Opté por guardar el conejo que Alicia Amaya se lo llevó a Chosica donde se dieron un banquete con tan sabroso manjar. En lo que respecta a nosotros ese día almorzamos atún con salsa criolla y arroz.
OTRO GATO
Nos encontrábamos en Huaraz en casa de mis consuegros Juan Vargas y Magna Fernández, padres de mi yerno Juan Vargas Fernández, para asistir a la Misa de Honras de don Óscar, hermano de doña Magna.
Al día siguiente de la Misa, estábamos sentados en la mesa para la cena y antes que pusieran las viandas, conversamos. Siempre soy muy hablador, aprendí de doña Judith. Les conté la historia de Luisa y el gato al horno y cómo ella había hecho que nadie pudiera esa vez comer el conejo al horno que nos regaló nuestra amiga de Huaraz. Con sorpresa vi a doña Magna abrir la boca de sorpresa mientras que agitaba su mano derecha como diciendo “ahora sí… ”.
Mandaron de inmediato a traer un cuarto de pollo a la brasa para la cena de Luisa mientras nosotros nos dábamos un atracón con el conejo al horno, manjar característico de la culinaria huaracina. Es decir, sin querer, “salvé” la vida a mi hija Luisa, por andar haciendo bromas.
MUJER QUE NO MOLESTA
Mi yerno Jorge Canaval, es también muy gracioso y anda haciendo bromas a sus compañeros de trabajo. Él tiene una frase que resume la libertad que tienen las mujeres en nuestra familia para actuar con todo su carácter: “Mujer que no molesta… es hombre”. Claro que usa otra palabra que empieza con jota.
LAS ZAPATILLAS
En los últimos años del colegio de las mellizas Luisa y Claudia, se pusieron de moda unas zapatillas elegantes muy caras. Las querían solamente para salir a pasear. Una escogió Reebok y la otra Pony. A la menor no le compramos porque sus pies crecían muy rápido y pronto las zapatillas costosas la iban a “dejar”.
Charito estaba en Primaria y les pidió a sus hermanas que le presten sus elegantes zapatillas para su clase de Educación Física. Se negaron rotundamente, esas zapatillas eran solamente para lucir elegantes en días de fiesta.
Como ellas tenían fiesta en el colegio, querían ir con sus zapatillas especiales que para eso lo habían pedido. El problema fue que no las encontraron porque su hermana menor las había escondido.
Sabían que yo no debía intervenir en sus líos y se arreglaron entre ellas, pero como la mamá me “contó” el trance, hablé a solas con Rocío: le “sugerí” que nunca más volviera a hacer eso a sus hermanas mayores, recalcando el término “mayores” que en toda familia tiene un significado muy especial. No volvió a ocurrir.
“La venganza no es buena, mata el alma y la envenena”
Frase enjundiosa del “filósofo” Chespirito.
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