TOMASA

Hace muchos años teníamos en la casa una muchacha que nos ayudaba con el servicio. Era una persona muy especial y con criterios propios así como también su propia escala de valores.

Tenía un muy particular modo de hablar que a pesar de criticarlo se nos pegaba, sobre todo a mis niñas: Decía higado, en vez de hígado, helicoptero por helicóptero. De repente escuché a mi hijita diciendo papá quiero comer higado. Como habitante de la sierra confundía las sílabas, como decir des en vez de dis, etc.

Vivíamos en un edificio en la Plaza Manco Cápac, en el Segundo piso y ella estudiaba la Nocturna en un Centro Educativo de la Misma Plaza.

Estudiaba en la Nocturna pero iba con Uniforme Único de los pies a la cabeza como si estudiara de día, y era pues, la única de la Nocturna que asistía con uniforme completo. El que puede, puede.

Un día pidió permiso para ir a la librería a comprar un Diccionario para hacer su tarea. Luego de revisar su pequeñito Larousse, la escuché decir:

  • No hay.

Botó el diccionario a la basura y fue a la librería y se compró un Diccionario más grande.

Vi cómo buscaba su palabra y nuevamente:

  • No hay.

Lo botó también a la basura.

Salió una vez más para venir con un Diccionario realmente grande, y también:

  • No hay.

Entonces ya despertó mi curiosidad por lo cual le dije:

Tomasa aquí tengo en mi Biblioteca un Diccionario Enciclopédico de 8 tomos ¿Qué palabra estás buscando?:

  • Desceplena. Yo busco en el Diccionario des, des, des y no hay.

Era para morirse de risa pero en vez de ello le expliqué en la pizarra que esa palabra se escribe disciplina – Busca en dis y la encontrarás. Y se acabó el problema.

Otro día me dijo que le dolía la muela y quería ir al Dentista del Primer piso para que lo saque. La extracción costaba 500 soles. Le di un billete de 1000 soles.

Cuando regresó con la boca tapada con su pañuelo, signo evidente de la extracción, le pregunté:

  • ¿Y el vuelto?

Su repuesta me dio pena:

  • No hay vuelto, señor. El Dentista no tenía vuelto y me sacó otra muela.

Pedazo de sinvergüenza tal sacamuelas infeliz capaz de aprovecharse de la inocencia de la gente.

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