La Gran Unidad Escolar “Mariscal Oscar R. Benavides”, cuna de grandes hombres que han dado lustre a la Amazonía y a otras latitudes, tenía un cuerpo docente sui generis.
El Director era nombrado, invariablemente, en Lima y venía con toda su familia. Algunos vivieron en el mismo Colegio en una habitación que se adaptó al lado de la Dirección.
Algunos profesores eran docentes de profesión pero la mayoría eran profesionales de otras ramas: médicos, abogados, ingenieros, contadores, militares y policías. La mayoría muy buenos docentes con algunas pocas excepciones como el profesor “Visigodo”.
Pero donde más se notaba la carencia profesional era en el curso de Inglés.
En el Primer Año el profesor fue un médico retirado de la Marina a quien todos le decían el “Viejo Bumpas” porque pedía siempre el libro de Inglés de Faye L. Bumpass y él lo pronunciaba de manera literal.
Su clase consistía en dictar oraciones en Castellano y luego su traducción al Inglés. La frase más notable:
- Mi hermano dice que Juan es maricón.
- My brother say that John is ferry.
He buscado interminablemente en toda suerte de diccionarios de Inglés y jamás encontré ese significado. Se me ocurre que debió ser una jerga local del momento en alguno de los puntos de Norteamérica donde desembarcó cuando estaba en la Marina.
En Segundo Año nuestro profesor decía que había vivido en Estados Unidos, de estibador me imagino, porque era musculoso y andaba con la manga corta remangada y el cuello levantado, mascando chicle todo el tiempo, como un rebelde sin causa.
Dijo en la clase que si algún alumno tiene chistes (revistas) en inglés que lo traiga para que él les enseñe el inglés. Algún sobón le trajo sus revistas de Unka Donald, pero el cínico profesor se arrellanó en su pupitre y se puso a leer sonriendo y por ratos riéndose a mandíbula batiente, parecía que nuestro profesor de divertía a todo dar. ¿Enseñar Inglés? Nada.
Un alumno, todo asustado, le preguntó que significa foqui foqui. Él le dijo, haciendo el característico gesto con la mano, que era una manera vulgar de pedirle a una dama. Lo repitió para que no quedara dudas.
En Tercer Año vino un profesor que era en verdad docente de Inglés y nos enseñó la Gramática. Tenía el brazo izquierdo postizo y la salud quebrantada; cuando algún alumno le daba cólera se apretaba el hígado con un gesto de dolor.
Un alumno de Quinto Año le acusó al Director de haberle desaprobado a pesar de que le había pagado cincuenta soles. Lo botaron sin siquiera averiguar si era cierto. Una pena.
En Cuarto Año llegó un profesor dicharachero y por su corta estatura y vestido a la moda le pusieron de chapa “Borolas” como el cómico del cine mexicano.
Decía que venía de enseñar en el Colegio Militar Leoncio Prado. Preguntamos a los amigos de ese colegio y todos decían que no le habían conocido ni en matanza de perros.
Tuvo un acierto, hizo una ronda de preguntas en Inglés al azar y yo contesté todas. Como premio me dio un cupón de la International Youth Service, una organización sin fines de lucro que buscaba relacionar a personas de todo el mundo para escribirnos en Inglés. Nos escribimos con Josepha Polfliet de Antwerp, Belgium, también con chicas de Tananarive, Madagascar. Linda época de mi juventud.
En Quinto Año nos tocó Aníbal La Torre, que no sé qué era, pero sí sé que era político de Acción Popular, el partido de gobierno.
Nos decía que el Inglés se aprende cantando. Nos enseñó una marcha militar que cantaban los ingleses en la Primera Guerra Mundial: Tipperary.
“It’s a long way to Tipperary,
It’s a long way to go.
It’s a long way to Tipperary
To the sweetest girl I know!
Goodbye, Piccadilly,
Farewell, Leicester Square!
It’s a long long way to Tipperary,
But my heart’s right there”.
Se puso a cantar el Tipperary en Inglés y los alumnos le pedían que cante otra vez, para aprender mejor, y otra vez y otra y otra, hasta que se dio cuenta que nos estábamos burlando y lanzó su famosa frase para la histeria – Váyanse a la M– lo dijo en español.
Nunca más hubo canciones en nuestra clase de Inglés.
Su mejor acción, nos llevó a Huashalado; a nosotros nos dijo que eran excursiones para distraernos, pero en Huashalado dijo que éramos sus correligionarios, la Juventud de Acción Popular, ahora nos llamarían la Portátil de “Chancho” La Torre.
Al menos hubo un buen almuerzo: Arroz, frejoles con su pellejo y patas de chancho, guiso de gamitana con su inguiri y fariña. Para beber masato de yuca y de pijuayo. Se portó el profesor.
A la tarde nos desafiaron a un partido de fútbol con toda la lluvia. Los huashaladinos jugaban descalzos, el campo era un charco, la pelota de cuero mojada y nos sacaron la mugre. Todo el salón se turnó a jugar y todos acabamos lesionados uno tras otro con dolor en nuestro pingullo y en nuestro orgullo: 10 a 0.
Al partir el conjunto local, quena, tambor y bombo ejecutó la Marcha de Banderas para despedirnos con honores de Presidente de la República, y justo entonces Varin (el amigo de Flash Gordon) sacó a bailar a una chica que acompañaba al profesor. Debió ser un ignorante en asuntos musicales, una vergüenza, en fin.
Aprendí Inglés porque me dio la gana de aprender a pesar de tamaños profesores.