En Segundo Año de Secundaria nuestro profesor de Religión en la GUEMORB fue el padre Pastor, un cura por quien se derretían las chicas de Iquitos.
Nos explicaba sobre los Sacramentos y que hay algunos que solamente se dan una vez en la vida porque imprimen Carácter.
Carácter, decía, es una señal indeleble que no te lo quita ni tu abuela.
Esa vez el Examen de Fin de Año fue oral y con un jurado presidido por el Obispo. Cuando le llegó el turno al alumno León Urrunaga, éste sacó su balota y le tocó, justamente, Carácter.
Suelto de huesos respondió de paporreta lo que tantas veces nos había dicho el padre Pastor:
- «Carácter es una señal indeleble que no te lo quita ni tu abuela».
El obispo, abriendo tamaños ojos dijo:
- ¿Eh?
León Urrunaga le dijo:
- Así nos enseñó el padre Pastor.
Y este dijo al Obispo:
- Les dije así para que se les grabe bien en la memoria – y al alumno – no debiste decirlo así, por respeto.