CIGARRILLOS MAPLETON

  • ¡A ver! ¿Qué es ese humo que se ve en la cancha?

Era el esquema que decía el locutor deportivo en el estadio para improvisar una tanda comercial y su ayudante debía completar mencionando el producto auspiciador.

En el Estadio Oficial de Iquitos “Max Augustín” se desarrollaba cada domingo los partidos de fútbol. En un inicio era solamente la cancha, bien cuidada, y la tribuna techada y con graderías de madera, rodeaba todo el estadio cercas de púas de alambre. O sea que era fácil ver un partido importante desde afuera y sin pagar, pero cuando venían equipos de Lima, con las estrellas famosas de ese entonces, el público desbordaba a la policía y con los soldados a la cabeza arrasaban el cerco y se alineaban al borde de la cancha para ver a los héroes del Ciclista Lima, Lolín Fernández y José María Lavalle.

Años después se construyó el Muro y se instaló cabinas radiales desde donde transmitían las incidencias del partido y en cada parada de bola se insertaban las tandas comerciales de reglamento. Había en particular un locutor que gustaba de salirse de las pautas para improvisar Ad libitum y su ayudante, un chico de pocas luces se las veía negras para poderle seguir:

  • ¡A ver, a ver, a ver!, ¿Qué es ese humo que se ve en la cancha!?

Decía el locutor y el ayudante contestaba  en el más puro dejo loretano:

  • Tan haciendo anticuchos.

Pero el locutor le recriminaba:

  • No, no imbécil, cigarrillos Mapleton.
  • Ah, ya.

Pero no le reñía tan despacio porque se escuchaba todo por la radio.

En otro alto del partido nuevamente, ahora sí ya acordado el tema, el locutor se lanza:

  • ¡A ver, a ver, a ver! ¿Qué es ese humo que se ve en la cancha? – y el ayudante retruca.
  • ¡Tan fumando Mapleton!

Como nota aparte con el tema de locutores improvisadores, estando en La Oroya escuché, mientras caminaba por la calle, una radio a todo volumen que decía – Radio Minería da la hora, son las diez con… – miré mi reloj y vi que era las once en punto, pero el locutor, muy hábil él, y para no desdecirse, completó – sesenta minutos.

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