Mi amada esposa, entonces mi enamorada, trabajaba en la Escuela de Mujeres Nº 172, ubicada en la primera cuadra de la calle Napo en la ciudad de Iquitos.
Iquitos es la capital de la provincia de Maynas y del departamento de Loreto. Muchas veces los funcionarios registradores anotan mal el lugar de nacimiento de las personas porque se dejan llevar por el prurito de que la provincia tiene el mismo nombre que el departamento. Así malograron el registro de mi nieta Andrea en la Municipalidad de Miraflores. Pusieron lugar de nacimiento de la madre: distrito Iquitos, provincia Loreto, departamento Loreto. Se tuvo que hacer un trámite especial para corregir ese error: distrito Iquitos, provincia Maynas, departamento Loreto.
La Directora de la Escuela 172, la doctora Escobar, en su juventud perdió el brazo izquierdo al tratar de subir al tranvía para ir a la Universidad de San Marcos, en Lima.
Llevaba un brazo postizo solamente para parecer normal, pero no lo podía utilizar para nada.
Era costumbre de los Maestros salir a celebrar todo acontecimiento en un restaurante de moda, y el plato de moda era el modernísimo invento del pollo a la brasa.
El pollo a la brasa es un potaje de origen campestre llevado a los niveles sociales más encumbrados, pero sin dejar de lado su origen del campo. Tan es así que en un lujoso restaurante en la Plaza San Martín de Lima, La Carreta, lo servían en canastillas de mimbre y sin cubiertos.
Se convirtió en el plato de moda en todo Lima y los mejores restaurantes, después de terminar la cena te ponían en la mesa un tazón con agua tibia y limón en trozos para limpiarse las manos, porque el pollo a la brasa se come con las manos y sin cubierto.
Las Maestras, al estar en un lugar elegante trataban de comer el pollo a la brasa con los cubiertos, pero Maria Judith notó la dificultad que tenía la doctora Escobar para trozar su pollo.
Es sabido que la mujer loretana, en su casa, prefiere coger la carne con las manos, sea vaca, chancho, majaz, motelo o pescado. No solo lo disfrutan más sino que lo pueden reducir a su mínima expresión chupando todos los huesitos hasta dejarlo mondo y lirondo.
Pero en un lugar público y de lujo, tratan de mantener las apariencias por lo menos durante un rato.
De manera que Maria Judith, para evitar el bochorno a su Directora, dijo:
- Bueno. Esto se come con la mano.
Acto seguido cogió su pollo y se puso a comer como a ella le gusta, que el pollo a la brasa era su debilidad, y todas las Maestras la imitaron y, por supuesto, la Directora. Maria Judith trozó el pollo de la Directora quién así pudo comer con toda tranquilidad y delicia.
Desde entonces todas las celebraciones lo hacían de esta manera.
Cuando ella me lo contó, le expliqué que en realidad era la manera apropiada para degustar el pollo a la brasa y en todas partes se come con la mano. Ella, entonces me dijo:
- Bueno, pues, se me ocurrió porque veía que la Directora estaba abochornada porque no podía trozarlo con los cubiertos y les evité hacer el ridículo. No sabía que era la manera oficial de comerlo con la mano. Pero nosotras impusimos esa moda en Iquitos.
Como siempre ella muy atenta a todas las circunstancias y dispuesta a ayudar a quien lo necesitaba. Así era mi amada.