Sentimientos encontrados surcan mi cabeza y mi corazón cuando pienso en la madre.
Mi madre, aquella dama que me dio el ser y me acostumbró a ser una persona especial, tan especial que podía llegar a ser todo lo que me propusiera y que ella se encargó de alimentar a través de nuestro trato diario.
María Luisa Sandoval Chávez me legó no solamente la vida sino el afán incoercible por la lectura y el querer saber siempre más y más.
Es curioso que desde muy niño me indujera a casarme con maestra. Creo haber visto un cierto timbre de orgullo cuando le dije que mi enamorada es Maestra.
No llegaron a conocerse mucho; enfermó y partió tempranamente y nunca alcanzó a ver la culminación de mi profesión ni de mi vida, menos de las vidas que generamos con mi amada esposa.
Maria Judith Alva Rivera llegó a mi vida para nunca más apartarnos. Juntos asistimos al Cursillo Prematrimonial que organizaron personas de la Iglesia Matriz de Iquitos que nos permitió conocer el alcance del tema de la vida en conjunto y los hijos.
También asistimos a la Jornada de padres del CENE Canonesas de la Cruz, por la Primera Comunión de nuestra hijita menor Charito. La Jornada fue conducida por el señor Antonio Ambrosini, laico de la Parroquia Santa María Magdalena de Pueblo Libre.
En el auditorio del colegio fue donde don Antonio lanzó la pregunta fundamental:
- ¿Después de Dios, quién?
No es ninguna pregunta capciosa sino que es necesario fijar prioridades en nuestra vida. Las mamás gritaban a voz en cuello:
- ¡Mis hijos! ¡Mis hijos!
Ante lo cual don Antonio Ambrosini negaba con la cabeza y alzando la vos nos dijo de manera rotunda:
- Después de Dios mi esposa, luego mi esposa, mi esposa, mi esposa, diez, cien, mil veces mi esposa. Porque si no tengo el amor de mi esposa, no tengo hogar y si no tengo hogar mis hijos no tendrán donde estar. Por eso, después de Dios está mi esposa.
Fue en esa época que también leímos en la revista Gente:
- Los hijos no son la causa del amor, son el fruto de ese amor.
Estábamos entonces imbuidos del verdadero concepto del amor: primero amarnos nosotros mismos y luego amar a nuestras hijas. Quiere decir que si no tenemos amor para nosotros no tendremos amor para dar.
A amar aprendí con mis padres, viendo cómo ellos se amaban. A amar aprendí con mi esposa amándonos nosotros mismos. A amar aprendimos ambos amando a nuestras hijas. Este es el legado que dejamos a nuestras hijas, quienes también hoy son madres amorosas.
Por todas ustedes y para todas ustedes:
¡FELIZ DÍA DE LA MADRE!
Este artículo fue publicado en Facebook el 14 de mayo de 2023, segundo domingo de mayo, fecha en la que celebramos en el Perú El Día de la Madre
