96 EL SEÑOR SPOCK

            En la Cervecería Backus y Johnston S.A., nos enteramos que se había realizado un convenio con la ENIT (Escuela Nacional de Ingeniería Técnica) para recibir practicantes en las diferentes áreas de la empresa. Muchos fueron contratados como Tecnólogos porque ese era su nivel académico.

            En el área de Control de Calidad vino a trabajar un joven delgado con ropa entallada y un corte de pelo estilo militar y que se parecía vagamente al Señor Spock.

            El señor Spock es uno de los personajes más entrañables, al igual que el Capitán Kirk, de la serie de televisión Star Trek. Había muchos fanáticos de esta serie.

            De manera que inmediatamente le denominaron señor Spock a Eduardo Araníbar y, tal parece que el tal nombrecito le agradó y se llamaba a sí mismo Spock.

            En una oportunidad le envié a la Bodega para realizar algunas mediciones, premunido de chompa y casaca de cuero que en las bodegas de una cervecería hace frío intenso, dos grados bajo cero, y desde la Bodega de Gobierno me llamó por el teléfono interno al Laboratorio de Embotellamiento para informarme:

  • Ingeniero Suárez, habla Spock.
  • Dime Eduardo.
  • Acaban de llenar un tanque de cerveza, lo voy a medir de una vez.
  • De acuerdo, Eduardo. Mídelo.

            Cuando se llena un tanque de cerveza en la Bodega de Gobierno, se trata de un tanque de cerveza refinada, listo para ser enviado al Salón de Embotellamiento, por lo tanto, el Departamento de Control de Calidad debe conocer todas sus características técnicas para poder autorizar su envasado.

            Básicamente estas características son: contenido de aire (0.5% o menor de oxígeno), contenido de gas carbónico (.500 a .540%) y tomar una muestra para determinar en el Laboratorio, la turbidez y el extracto que nos permitirá conocer la brillantez de la cerveza y que el contenido de alcohol sea el permitido por las leyes del Perú.

            Spock realmente parecía de otro mundo, algunos decían que era de Vulcano, pero resistía el frío como pocos y era incansable. Terminada la jornada de trabajo iba al Sporting Cristal a jugar fútbol o fulbito. Algunos simplemente le decían Marciano.

            De pronto ingresó a la Universidad Federico Villarreal y estudió los 5 años reglamentarios para graduarse de Ingeniero Industrial. Es el único Tecnólogo de la ENIT que se graduó y no necesitó de la gracia de la UNI y San Marcos para ello.

            Durante 5 años trabajó en el turno de noche (11 pm a 7 am). Como los turnos de trabajo deben rotar cada mes, él cambiaba su turno por el tercero, de amanecida. Solamente un marciano podía hacerlo, que Ingeniería nunca fue fácil.

            Él me explicó:

  • Salgo del trabajo a las 7 de la mañana, llego a mi casa, tomo mi desayuno y me echo a dormir hasta las 2 de la tarde. Almuerzo y voy a la universidad hasta las 10 de la noche. A esa hora vengo a la fábrica y llego a tiempo para comenzar el tercer turno.

            Fue a España, becado para estudiar Cervecería y regresó casado con una española que, seguramente, también era recia como él.

            Como dije, solamente un marciano podía hacerlo y eso era el señor Spock o Eduardo Araníbar. Me alegra mucho haberlo conocido y ser su amigo.

El marciano

94 CUANDO COMEN LAS DAMAS

            Cuando lean mis libros En Nuestra Selva o Nuestro Amor se darán cuenta que en la casa de mi enamorada Maria Judith Alva Rivera, hoy mi amada esposa por más de cincuenta años, son de poco comer. Comen muy poco y todos eran flacos. Les gusta comer, sí, sobre todo las cosas regionales: majáz, sajino, motelo, paiche, carachama, boquichico, pijuayo, aguaje, humarí, etc., pero comen poco. Yo era el único tragón.

            Pero cuando se trata de pollo a la brasa, doña Judith no para mientes. Se lo come todo. Desde que lo inventaron y lo pusieron en Iquitos, fue su plato preferido por excelencia.

            En cierta oportunidad mi Aseguradora de Pensiones Mapfre nos invitó, al asegurado y su esposa, a la Granja Villa de Chorrillos para celebrar Fiestas Patrias. Nos sirvieron medio pollo a la brasa con harta papa frita y bastante chicha morada. Yo el pollo a la brasa lo como por amor a esta extraordinaria mujer, de manera que solamente comí un cuarto. Judith se comió su medio pollo y el cuarto mío. Las damas pidieron más papas y más chicha y se los dieron. Mapfre nos trató siempre bien. Mi esposa que come poco no parecía hartarse.

            Pero las leyes en el Perú cambiaron y ahora el que quiere se inscribe en una AFP o en el Fondo Nacional de Pensiones. La ignorancia o la avaricia propició estos cambios. Mapfre ya nunca más nos invita nada.

            Dicen que cuando una chica es criada junto con varios hermanos varones, come tanto como los varones porque no quiere quedarse atrás. En consecuencia es tragona.

            Otras veces simplemente come abundantemente porque le gusta comer y tiene con qué.

            Con ocasión de la operación de mi hermana Mónica, pedí a su colega, vecina y amiga, a quien llaman en el barrio de Iquitos, “La viuda”, para que donara sangre. De inmediato aceptó pues eran bastante amigas y compañeras de juerga. En Lima continuaron su amistad. Luego de la donación de sangre, es costumbre convidar a la donante una bebida, principalmente un jugo de frutas enriquecido, pero la viuda me dijo que prefería un caldo de gallina. Eran las 11 de la mañana y frente al Hospital Rebagliati existen varios restaurantes.

            Entramos a un restaurante y le pregunté, más que todo por diplomacia:

  • ¿Estás segura que puedes con un caldo de gallina?
  • Y me falta todavía.

            El caldo de gallina en Lima lo sirven con una presa grande de gallina, un huevo duro entero, una papa entera y harto tallarín. Al final resulta en una sopa de 1 litro. Sorprendido por su respuesta pedí dos caldos de gallina. Pero no pude terminarlo, apenas llegué a tomar un tercio del plato, que era un platón.

            La viuda se tomó todo su plato. Increíble. Me contó que con su hija, adolescente, toman cada una un plato de caldo de gallina y quedan contentas. La viuda es gruesa pero su hija es delgada y comen igual.

            En mi casa, tres hijas mujeres, las mayores, mellizas, comían en el desayuno lo mismo que yo, calentado, tacu tacu, bistec o sánguche de asado o jamón y queso. Excepto la menor, Charito, quien jamás tomaba desayuno.

            Pero una noche escuché ruidos en la cocina a las 11 de la noche, bajé sigilosamente y encontré a Charito, de 4 años friendo fariña en una sartén. Para alcanzar a la altura de la cocina a gas había puesto una caja vacía de cerveza, volteada y se había subido sobre ella.

  • ¿Por qué no me dijiste?
  • Tenía hambre, papá.

            A pesar de haber nacido en Lima, Charito ama todas las cosas de la Selva, de donde somos oriundos todos los demás. La fariña es el alimento fundamental en la dieta loretana y es el subproducto residual de la fabricación del almidón de yuca, tostado.

            Cuando hice dieta para bajar de peso, llegué a comer tan poco que Luisa dijo:

  • Mi papá come tan poco que nos hace sentir vergüenza.

            Siempre estábamos a la caza de algún lugar donde comer cosas especiales. En el Centro de Lima, frente al Mercado Central había un chifa, el único en Lima, que vendía comida china en menú al escoger: todo estaba a la vista y pedías lo que querías. Periódicamente hacíamos excursiones al Centro para disfrutar de éste chifa. Al final resultó que el chifa era del tío de Sandra Chau, compañera de estudios de Luisa en la UPCH. Ahora ambas son Odontólogas.

            En la calle Huancavelica, por donde está la Reniec, había una tienda que vendía antojitos chinos, muy agradables. Igualmente lo visitábamos toda la familia.

            También encontramos un chifa que vendía menú en la calle Grau, en Magdalena, en la esquina de la heladería Speciale.

            Años después descubrimos un chifa que vendía menú en la Av. Universitaria, frente a la Feria Internacional del Pacífico, y Charito llenaba la camioneta con sus compañeros de estudios de la PUCP para ir a almorzar puesto que un menú chifa es “contundente”, mucho más que la comida en la universidad.

            Nos llena de satisfacción cuando alguien que estimas y aprecias y, sobre todo, que amas, disfruta la comida como tú. Es una bendición.

Comen las damas

93 EL JUGO DE FRUTAS

            Por la Plazuela de San Agustín, en el jirón Camaná, en el Cercado de Lima, había una juguería muy especial.

            Paseando por el Centro con mi enamorada Maria Judith Alva Rivera, descubrimos esta juguería y nos encantó su producto.

            Cada que coincidíamos en nuestro viaje a la Capital, vivíamos en Iquitos, nos gustaba pasear por el Centro visitando Iglesias antiguas, las cuales resaltaban por su arquitectura singular y las historias que de ellas se contaba. También recorríamos museos y casas históricas.

            En suma, realizábamos lo que hacen los enamorados, pasear cogidos de la mano. Dichosos tiempos en el que no te asaltaban a cada paso como ahora.

            Esta juguería era única en todo el país. De hecho, había juguerías por todo lima, principalmente en los mercados y algunos restaurantes, pero en aquellos tiempos una licuadora no era un artefacto electrodoméstico. He visto una licuadora con un enorme motor que transmitía movimiento a la licuadora por una faja de transmisión. Debía costar mucho dinero, además de lo aparatoso de su tamaño y peso.

            Pero la juguería que menciono, ni siquiera recuerdo si tenía nombre el local, no nos servía frutas con agua y azúcar, sino jugo de pura fruta, sin agua ni azúcar agregados.

            En verdad parece que utilizaban extractores únicos en el país. Muchos años después llegarían las licuadoras y los extractores electrodomésticos.

            Podías pedir, mango (nuestro preferido), uva, pera, manzana, tuna, etc. Siempre que veníamos a Lima hacíamos una parada en ese lugar para deleitarnos con nuestro jugo especial.

            Cuando llegamos a vivir con nuestras hijas, paseábamos por el Centro pero ellas eran más de visitar tiendas Monterrey, tiendas Tía, Oechsle o Sears. En tiendas Tía hacíamos un alto en la jornada para atiborrarnos con un buen lonche. Era el preferido de ellas.

            En un lugar cerrado de la tienda, al ingresar te entregaban una boleta donde estaban escritos cantidades en soles y centavos, cuando cogías lo que deseabas comer, la chica que atendía marcaba en tu ficha el valor. Al salir la cajera sumaba el total y pagabas. Todas las viandas estaban a la vista y tomabas lo que te atraía por su aroma o por su forma.

            También visitábamos con ellas las Iglesias y museos, pero preferían visitar tiendas para mirar novedades y hacer sus pedidos para la próxima visita.

            No hay nada como pasear con la familia, pero no dura mucho. Pronto tendrán compromisos del colegio o la universidad y ya no puedes contar con tenerlas a todas juntas todo el tiempo. Luego el matrimonio y con pandemia de por medio ya ni nos vemos en persona. Pero felizmente todos estamos con buena salud, algunos ya vacunados y otros en espera, pero todos felices, contentos y agradecidos por la vida y la salud.

Licuadora medio antigua

92 LOS CLIMAS DE LA SELVA

            Cuando estudiaba la Educación Primaria en la Escuela Práctica, la señora Emma Zumaeta nos enseñaba que el clima de nuestra selva era cálido y húmedo.

            Según Wikipedia la Selva Amazónica ocupa el 62% del territorio peruano y su densidad de población es muy baja, 8%.

            El clima marca dos temporadas básicas, la temporada seca con bajos niveles de agua y es llamada verano, de abril a octubre, y la temporada de lluvias, noviembre a marzo, en la que los niveles de agua se elevan notablemente y generan grandes extensiones de terreno inundados.

            Posee un clima tropical lluvioso muy cálido, su temperatura media es de 28ºC, alta humedad relativa y gran cantidad de lluvias.

            Generalmente todo el año tiene un clima cálido y lluvioso, pero dos eventos alteran grandemente a nuestra tierra:

  • El frío de San Juan.
  • El ventarrón de Santa Rosa.

            Alrededor del 24 de junio se produce un tiempo frío y algunas veces se llega a tener un friaje tremendo. Se dice que desde el Polo Sur surge una onda de frío que sube por Chile, Bolivia e ingresa a la Selva peruana provocando situaciones inesperadas que obliga a usar chompas, casacas y abrigos de todo tipo. Algunos años es muy intenso pero otros es más bien suave. Por la fecha se le llama “El frío de San Juan”.

            Cercano al 30 de agosto, día de Santa Rosa de Lima, se producen vientos muy fuertes y algunas veces parecen vientos huracanados que ocasionan daños en las viviendas, como aquel año en que mi cuñado Javier Domingo Alva Rivera estaba de Director de la Región Agraria de Pucallpa, los vientos fueron tan fuertes que volaron las calaminas de los techos de las casas y una plancha de calamina cayó sobre una niña en la escuela y le ocasionó la muerte.

            En 1956 el ventarrón fue tan fuerte y extranjeros incautos pagaron su desconocimiento de estos eventos: El Circo Teatro Morales, asentado en el arenal de la Plaza 28 de Julio, fue arrasado por completo.

            Siempre es cálido y húmedo y en cualquier momento llueve, pero a veces tenemos estas situaciones que nos alteran la vida y aun cuando pasen los años nunca nos llegamos a acostumbrar que son fenómenos ocurrentes y recurrentes.

El frío de San Juan
El ventarrón de Santa Rosa

81 LA UNIVERSIDAD

            La universidad en el Perú ha sido desde siempre la meta ansiada por nuestros jóvenes. Muchas veces solamente eran buenos deseos pero sin ninguna posibilidad de alcanzar en la mayoría de los casos.

            Es por esa razón que el Estado pensó establecer otras oportunidades de superación profesional, algunas de ellas tuvieron vida muy efímera porque nunca fue una cuestión bien pensada sino algo hecho a la ligera sin pensar en las consecuencias.

            Se pensó que la carrera más fácil era la de maestro y todos pensaban en ser profesores. Hubo tantos estudiantes que superaban largamente la demanda. El GRFA decidió un día suprimirlas. Se dice que solamente en la avenida Brasil eliminaron 20 escuelas normales.

            La Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) tenía en su Campus el Instituto Tecnológico, bien equipado, que brindaba enseñanza de mando medio. Los estudiantes egresaban con el grado de Tecnólogos, algo más elevado que Técnicos, pero sin llegar al nivel de Ingenieros, que para eso debían ingresar a la universidad.

            Pero el GRFA, sabios como en todo, lo transformaron en Universidad Nacional de Ingeniería Técnica (ENIT). Como institución de nivel medio tenía un examen muy fácil pero egresaban como Ingenieros Técnicos. Los muchachos pensaron que era muy fácil llegar a ser Ingenieros mediante esta modalidad, pero en todas partes eran recibidos solamente como Tecnólogos. Hizo crisis cuando quisieron colegiarse en el Colegio de Ingenieros pero estudiaban solamente dos años en el instituto y luego pasaban dos años en fábricas como practicantes. El CIP dijo no. No tenemos ningún problema para colegiarlos pero primero deben ingresar a una universidad y culminar sus estudios profesionales.

            La UNMSM y la UNI aceptaron ingresarlos sin dar examen pero debían estudiar una carrera. En Backus teníamos 10 Tecnólogos y todos corrieron a matricularse pero ninguno terminó, que Ingeniería nunca fue fácil.

            Luego el GRFA decidió crear las ESEP, al que ingresaban los alumnos al terminar el Tercero de Secundaria y la ESEP representaba el Cuarto y Quinto de Secundaria pero, se supone, altamente calificada. No duró mucho porque no significó nada.

            Los institutos técnicos más afamados hoy en día son el Senati, Tecsup, Sencico y Simón Bolívar.

            Aún en la universidad más afamada ocurren cosas impensables que dan que pensar y nos orientan a mirar con “mucho ojo”.

            En los años 90 en la UPCH se exigía la mayor puntuación en el Examen de Ingreso para Medicina, en segundo lugar estaba Odontología y en el último nivel de exigencia estaba Ciencias. Ocurrió que un alumno buscaba su nombre en el listado de Ciencias y no figuraba ni como aprobado ni como desaprobado. No existía.

            Un compañero le dijo que su nombre estaba en Odontología y estaba desaprobado, pero con el puntaje obtenido podía alcanzar una vacante en Ciencias. Presto el chico fue a buscar a su padre y se presentaron en la universidad con un abogado. El joven tenía su Carnet de Postulante a la Carrera de Ciencias, no tenía que estar en Odontología, carrera que jamás quiso postular. La universidad tuvo que reconocer que habían cometido un error y lo aceptaron como ingresante a Ciencias. Tan cuidadosos que son con el número de vacantes asignadas, tuvieron que sumar uno más a sus cálculos. Se hizo justicia.

            La mejor universidad pero también mete la pata.

La universidad

76 TERROR EN EL RÍO ITAYA

            Uno de los destinos que más nos gustaba frecuentar a “los tres compañeros” era el río Itaya en Iquitos.

            Los tres compañeros éramos con Pasión Alegría Vásquez y Néstor Nájar Llerena, estudiantes de la GUE “Mariscal Óscar R. Benavides”, Secundaria Común.

            Si bien es cierto que acudíamos a todos los sitios donde podíamos nadar, el río Itaya ejercía una atracción especial. Solamente teníamos que llegar a la entrada de “El Hueco” en la calle Aguirre frente al Hospital Militar y por ahí bajábamos directamente al río Itaya.

            El río Itaya se dice que nace en los altos de la selva, al noroeste de la ciudad de Nauta, recorre 125 km  hasta desembocar en la margen izquierda del río Amazonas en el Puerto de Belén y su característica principal es que sus aguas son negras, típico del agua de quebrada en la Amazonía.

            El río Itaya era un lugar de aguas limpias y tenía apenas 60 metros de ancho por lo que era fácil chimbar (cruzar) de una banda a la otra, ida y vuelta. Al frente no había nada de interés.

            Algunas veces teníamos compañía, muchachos más chicos, vecinos del lugar. Pero todos nos divertíamos y nos llamábamos por nuestro nombre. No había ningún promontorio como ocurría en el lago Morona, por lo cual no podíamos lanzarnos de lo alto. Solamente nadábamos y nadábamos. Cruzar el río era la única diversión y jamás ocurrió ningún percance.

            Hasta aquel día de sol fuerte y ningún nubarrón en lo alto que hiciera sombra al sol quemante que nos agobiaba y nos hacía desear estar más tiempo en las frías aguas del río. De pronto un chico gritó:

  • Una boa.

            La reacción más inmediata era, por supuesto, correr, pero cómo corres en medio río. Lo vimos, parecía el periscopio de un submarino que surcaba las aguas del río. Como sus aguas son cristalinas pudimos ver que tenía aproximadamente cinco metros de largo, pero solamente la cabeza sobresalía sobre la superficie del agua dejando una estela como de canoa.

            De todos es sabido que una boa te ataca solamente donde pueda enredar su cola pero en medio río no existía ningún agarradero. Vi que ninguno de los chicos del barrio hizo ningún movimiento de huida y por eso también nos quedamos, atónitos, pero nos quedamos. Lo vimos pasar imponente sabiéndose la Reina del Itaya.

            Seguimos con nuestros juegos cuando volvió a pasar por nuestro lado pero esta vez me rozó la pierna con toda la extensión de su largo cuerpo. Como ya se sentía atrevida preferimos poner fin a la frescura del baño y salir del agua.

            Nuestro mayor temor era que se enrosque en mis piernas y atrape a quien estaba a mi lado y nos lleve al fondo del río donde moriríamos ahogados.

            Pensamos que eso era lo más prudente dada la situación y siempre hemos pensado que vale más que digan “Aquí corrió” y no “Aquí quedó”. Pero la extraordinaria experiencia jamás lo olvidaremos y aquí la tenemos puesta en letras de molde.

El río Itaya en Iquitos
El curso del río Itaya