Jorge Barreyro Silva era un gran contador de chistes que producían una gran carcajada y en los velorios era donde más se dejaba sentir esa vena humorística, hasta que lo botaron de uno.
En el velorio todos reían a más no poder con sus chistes y él mismo no se daba cuenta lo que causaba con su impertinencia hasta que una vez un chico le dijo:
- Don Jorge, váyase ya a su casa, la viuda ya quiere llorar.