Cuando llegué a la casa de Jorge Barreyro Silva en la calle Tambo, él salió con una cara triste y con gesto compungido me dijo:
- Jorge, ha fallecido un amigo, vamos a ir a velarlo.
- Vamos, pues – le respondí.
Salimos con su cuñado Raúl Amaya, Juanito Villasis y el Tombo Garrad en nuestras motos. Llegamos a un cantina y, sorprendido, le pregunté:
- ¿Y el velorio?
- Ya vamos a ir, ahora vamos a despedir al amigo. Y lo despedimos con varias cajas de cerveza.
Serían las 4 de la mañana cuando Jorge Barreyro dijo:
- Ahora sí, vamos a pedir nuestro caldo de gallina en el velorio.
Cosas de Barreyro.