Apurada caminaba Alicia con su hijo, el pequeño Rafael. Al parecer iba apurada y casi arrastraba al niño cogido de la mano para llegar a tiempo, cuando Rafael le pidió un “curichi”. Ella fingió no haber oído y siguió caminando de prisa a pesar de que Rafael insistió con su pedido varias veces.
De pronto Rafael se detuvo en seco y le dijo:
- Ajá, mamá tú crees que no me acuerdo ¿No?, ajá. Maestra amarilla.
Una vez, Alicia, Directora del Jardín de la infancia, abrió su colegio en plena huelga del sindicato de maestros y un piquete de activistas la obligó a cerrar lanzándole pintura amarilla a los gritos de “maestra amarilla”.
Pero Alicia cuando lo contaba se mataba de la risa. Era su principal característica.
