LA LUSITANIA

En  los años cincuenta en Iquitos había dos fábricas de gaseosas: El Pueblo y La Lusitania.

La fábrica de Gaseosas y hielo Lusitania de Joan Pinto era la más grande y mejor surtida y de mayor aceptación entre la población. Estaba ubicada a mitad de la Primera cuadra de la Calle Sargento Lores.

Todos los raspadilleros compraban el hielo para sus raspadillos en esta fábrica. Se vendía planchas de 100 kilos, pero también podías comprar media plancha o un cuarto de plancha.

Era característico ver cada mañana a don Pancho Cruz empujando su carretilla con media plancha de hielo por el Malecón Tarapacá para el negocio del día en su negocio raspadillero en la esquina de Ricardo Palma.

Todos los que teníamos negocio de bebidas, restaurantes, bodegas, bares, etc., igualmente nos surtíamos de ese hielo y sus gaseosas. Teníamos heladeras de madera con forro interior de aluminio. La cerveza era negocio aparte. Las botellas de gaseosa eran de dos tamaños, botella entera y media botella.

Cada semana el camión de reparto venía a nuestro restaurante ubicada en la primera cuadra de la Ricardo Palma, trayéndonos el surtido de sus gaseosas: Orange, Naranjada Turbia, Kola Lusitania, Kola Limeña, Kola Iquitos, Piña, Ginger Ale y la extraordinaria Guaraná, de la cual todos decían que era digestiva, seguramente por su agradable sabor amarguito característico. De modo que si en la casa había algún enfermo del estómago o recuperándose de algún proceso gripal, era de reglamento beber Guaraná Lusitania.

La Guaraná de El Pueblo no gozaba de este prestigio.

La Kola Lusitania era como la Lulú, rosada, Kola Limeña y Kola Iquitos eran gaseosas de cola, negras, como la Coca Cola.

Cuando niño muchas veces entramos a mirar la fábrica, era enorme y veíamos sorprendidos cómo era el proceso automático de la fabricación del hielo. Eran levantados los moldes enormes con gran ruido y dejaban caer la plancha sobre una especie de mesa ranurada por la que se deslizaba hasta los trabajadores que lo asían con una especie de pinza grande para hielo y lo entregaban al comprador colocándolo en su carretilla.

Dicen que Joan Pinto, su dueño, iba a poner una fábrica de cerveza pero La Pilsen le ofreció dinero para que desista, ya que toda la selva era su mercado. De no hacerlo le amenazaron con impedir que pueda comprar los insumos, malta de cebada, lúpulo, levadura, y hasta la maquinaria misma. De modo que tuvo que aceptar el dinero y desistir de poner una planta cervecera. Hubiésemos sido los primeros de provincia en tener fábricas de cerveza.

Dicen también que la Fábrica de aceite Nina, existente en nuestra ciudad, cerró por este mismo motivo. Boicot para impedir que pueda comprar las pepitas de algodón, su materia prima básica. La fábrica aún existe pero no produce. Por años el Ingº Armando Cabrera Quiroz fue su Administrador y una vez fuimos sus alumnos con él a ver la Planta y a ponerla en funcionamiento, su tarea era mantenerla operativa por si acaso alguna vez volvía a funcionar. Quién sabe.

Planchas de hielo La Lusitania

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