EL ALFABETO

            Desde niños aprendemos en la escuela la denominación de nuestra numeración. Sabemos que  a nuestros números se les dice Números arábigos y además aprendemos sobre los Números romanos, cuya grafía es diferente.

            Así tenemos:

Números arábigos = 0, 1, 2, 3, 4 ,5 ,6 ,7 ,8 ,9

            Son 10 dígitos con los cuales podemos representar todo el sistema de numeración que es infinito.

Números romanos:

I = 1, II = 2, III = 3, IV = 4, V = 5, VI = 6, VII = 7, VIII = 8, IX = 9, X = 10

L = 50, C = 100, D = 500, M = 1000

            La reglas en los números romanos es que un símbolo solo se puede utilizar hasta 3 veces en un mismo número y un símbolo delante de otro mayor le resta a ese número su propio valor, como IX = 9, XL, 40, XC, 90, y así sucesivamente.

            También nos dice que una línea sobre un número multiplica su valor por mil

            Aunque el latín, lengua de los romanos sea conocida como lengua muerta, en la actualidad seguimos usando tanto sus nombres, frases y sus números, como por ejemplo Curriculum, Curricula, Datum, Data, Alea jacta est (la suerte está echada),  In vinus veritas (En el vino está la verdad), siglo XXI, LIII Aniversario (Quincuagésimo tercer Aniversario).

            Pero el alfabeto que utilizamos la mayoría de países en el mundo se denomina Alfabeto latino.

            Actualmente la expresión Alfabeto Latino se usa para cualquier derivación directa del alfabeto usado por los romanos. Estas variaciones pueden perder letras como el italiano, o ganarlas, como es el caso del español, con respecto al alfabeto romano clásico.

            También en nuestro idioma ha habido variaciones, teníamos 29 letras en nuestro abecedario y hoy en día solamente contamos con 27:

            Antes teníamos:

A B C CH D E F G H I

J K L Ll M N Ñ O P Q

R S T U V W X Y Z

            Ahora tenemos:

A B C D E F G H I J

K L M N Ñ O P Q R S

T U V W X Y Z

            Como nota curiosa podemos decir que también hubo una variación acerca de cómo decíamos antes a la letra V: ve. Existía la expresión B labial = B, y B dentilabial = V.         

Ahora se nos dice que su nombre es uve, aunque la RAE nos dice que es inadecuado puesto que tanto la «B» y la «V» representan el fonema bilabial B.

            Pero es así como aprendemos, a trompicones.

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