Debo haber contado esta historia muchas veces a nuestras hijas, pero esta vez mi hija menor Charito prestó especial atención.
El único año que no he desfilado en toda mi vida escolar por Fiestas Patrias fue cuando estuve en Cuarto Año de Primaria.
Toda mi educación escolar se realizó en la ubérrima ciudad de Iquitos, capital del departamento de Loreto.
Cuando estudié en la Escuela Práctica, Inicial y Primer Grado (Primero, Segundo y Tercer año de Primaria), desfilé los 4 años en las Fiestas Patrias.
Al pasar a la Escuela Nº 161 para estudiar el Segundo Grado (Cuarto y Quinto Año de Primaria), en el año de 1954 el Ministerio de Educación (Lima, capital de la República del Perú) dictó una modificación respecto a la estatura: Solamente podrán desfilar por Fiestas Patrias los alumnos que midan de un metro veinte para adelante.
El Instructor Premilitar amarró una soga entre los dos postes del tablero de básquet a la altura de un metro veinte y los alumnos teníamos que pasar por allí.
Cuando pasé miré a la soga levantando la cabeza. No llegué a la estatura reglamentaria. Fue en el Cuarto Año de Primaria que no desfilé; fue la única vez en mi vida de escolar que no pude desfilar.
Mi hija Charito y su esposo Pedro escuchaban con atención. Charito preguntó:
- ¿Cuántos años tenías?
- Cuarto Año de Primaria, nueve años.
- ¿Nueve años y no llegabas a un metro veinte?
- Sí.
- Ainhoa acaba de cumplir seis años y mide un metro veintiséis.
- Sí, está bastante desarrollada.
- El doctor dice que es normal.
- Pues, yo crecí porque toda mi vida fui atleta. En el Colegio Secundario formé parte del Equipo de Gimnasia en Aparatos, pero fue en el Ejército donde completé mi desarrollo llegando a un metro setenta y cinco y 70 kilos de peso.
Esto quiere decir simplemente que a puro esfuerzo conseguí alcanzar los cánones de nuestra raza en nuestro país.
Cuando era niño se decía que esa es su contextura. Si eras flaco esa es tu contextura, si eras subido de peso, esa es tu contextura, no porque no comías mucho o porque comías demasiado. Yo, por ejemplo, era flaco pero bien tragón, sin embargo no subía de peso por más que intentaba lograrlo.
Además era músico profesional desde los 12 años de edad y también miembro de la Banda de Músicos del colegio.
Tenía un amigo que cada que me encontraba me reñía:
- Jorge, deja ya esa Banda, te vas a volver tísico.
Yo solamente sonreía porque sabía que lo decía por buen amigo, preocupado por mi bienestar. Pero nunca dejé la música.