En mi infancia, en la legendaria ciudad de Iquitos, había una celebración muy especial que se llevaba a cabo en el local del Tusan, en los altos de una casa ubicada en la cuadra 1 de la calle Ramírez Hurtado.
Era el 04 de febrero de 1954, dando inicio al año Nuevo Chino y era, en verdad, muy estruendosa: desde los altos, los chinitos encendían paquetes de cohetes de todo tamaño y lo lanzaban por el balcón a la calle.
Todos quienes mirábamos sorprendidos tales estallidos, comprendíamos que era una fiesta privada, solamente para chinos.
Fue en 1958 cuando contrataron a la Orquesta de Beny Soto, de la cual yo formaba parte, de manera que pude conocer uno de los misterios de mi niñez: nunca había estado en el interior de la Casa Tusan. Cada familia que llega trae una fuente de viandas para compartir, de modo que no es gravoso para nadie.
Andando los años, trabajaba en la Cervecería Backus y conmigo trabajaba una joven con rasgos ligeramente chinos, pero su nombre era completamente español. Dora Rodríguez Vega; le pregunté quién era la china o el chino, me dijo “mi mamá”.
Nos hicimos amigos y nos invitó a su matrimonio, pero al hacerlo me dijo:
- Pero él sí es bien tonllín.
Entendí que me estaba diciendo que su novio sí era bien chino, a diferencia de ella que era achinadita nada más.
Asistimos con mi amada esposa a la Parroquia Santa Teresita del Niño Jesús, ubicada en la espalda del Coloso de José Díaz y precisamente está en la calle José Díaz 453.
Una Iglesia pequeña que se llenó porque tenían muchos amigos y fue una bonita celebración que, esperamos, haya sido el inicio de una buena y larga vida matrimonial.
Pero siempre me quedó la expresión de mi amiga: bien tonllín. He buscado inútilmente esta palabra y no existe, ni tonllín ni tonyin, no existe en ningún diccionario ni en ningún anecdotario. Solamente la palabra de nuestra buena amiga con el significado que él era bien chino a diferencia de ella que podía pasar por latina.
