Las sayonaras son por definición unas sandalias de plástico esponjoso muy prácticas y, sobre todo, muy económicas.
Las usamos todo el tiempo, desde que se inventaron, habida cuenta que en Loreto hace calor todo el año y resulta muy útil usarlo, a tal punto que la mayoría sale a la calle con estas sandalias puestas. Incluso para andar en moto.
En Lima, ciudad en la que el verano dura apenas tres meses, sin embargo todo el año los usamos para estar en la casa y, particularmente, para bañarnos.
Es así que a mi amada esposa le encantaba estar todo el tiempo con las sayonaras puestas, en la casa.
Cuando se enfermó de Mal de Alzheimer seguimos poniéndole sus sayonaras en el verano, pues en el invierno sus pies se congelaban por lo cual le poníamos medias de lana y botas.
Pero un día, acariciando sus pies encontré que el dedo pulgar del pie derecho tenía un gran callo. Investigando con Charito llegamos a la conclusión que al estar enferma y no tener control sobre sus sentidos, pisaba de manera diferente. Nos dimos cuenta que el pie derecho cargaba su peso sobre el dedo pulgar. El material de sus sayonaras se había hundido y por eso su dedo rozaba el piso.
Fui donde la vendedora de sandalias, slaps y zapatillas a consultarla sobre este hecho. Me dijo que debía ponerle sandalias de goma. Es un material muy suave, más alto y muy resistente y, principalmente, no se deforma, no importando como pise la señora.
Efectivamente, la podóloga le eliminó el callo y no volvió a presentarse este caso.
Es curioso cómo cuando estás enfermo hasta en tu pisada se muestra la enfermedad, pero felizmente siempre hemos sido muy meticulosos con su persona, porque ella ya no podía hacerlo por sí misma.
Las sayonaras corrientes, muy útiles, costaban tres soles; las sandalias de goma cuestan 20 soles, pero fueron pues una solución fantástica a nuestra situación.
Quizás a alguna persona pueda serle útil esta información y resolver sus problemas.