UN ABRAZO ENORME

            Cuando somos pequeños vemos a nuestro padre con ojos plenos de admiración y cariño, lo cual nunca disminuye porque entonces comprendemos el esfuerzo inmenso que significa criar un hijo.

            Todo lo que quiere el padre es que su hijo sea un gran profesional en el campo que su propia cualidad le impulsa y se llena de emoción con cada uno de sus logros.

            Lo he vivido plenamente con mi señor padre don Pedro Suárez Soto quien solamente tenía frases de elogio para todo lo que yo hacía que, en buen romance, fue abundante.

            Un padre no necesita dar a su hijo lecciones de amor sino que uno aprende de lo que le ve hacer. Es por ello que el Papa santo Juan Pablo II decía:

Más convence el que da testimonio que el que enseña.

            Y el padre Juan Cuña Calavia, nuestro asesor espiritual, corroboraba:

Eso es cierto, necesitamos más testigos que teólogos.

            Aprendemos a amar viendo a nuestros padres y enseñamos a nuestros hijos con nuestras acciones y ellos a sus propios hijos en una cadena sinfín de amor.

            Estaba en Primero de Secundaria cuando mi padre me dijo que en el trabajo (Empleado Civil del Ejército) le van a tomar examen para el ascenso. Me dijo también que generalmente les toman cálculos de porcentajes y regla de tres.

            Me preguntó también si yo podía enseñarle. Claro que podía y nos pusimos “manos a la obra”. Una gracia de mi papá era que en la casa teníamos una pizarra de dos metros por uno, además de un mapa militar del Perú “viejo” y grande que se trajo a la casa cuando lo reemplazaron por uno nuevo en su trabajo.

            Esto solamente nos indica que ante cualquier duda su frase lo resume todo: a la pizarra, o en su defecto, al mapa, entonces todo se aclaraba.

            Le explicaba paso a paso cada uno de los ejercicios pertinentes y al día siguiente volvía a la casa, tranquilo, contento, y me decía que le pusieron 20 de nota.

            Cada año le ascendían, recorrió toda la escala de categoría de obrero (10 niveles) y toda la escala de categoría de empleado (10 niveles), hasta llegar al Grado de Subteniente del Ejército. En ese momento se dio de baja, es decir, se jubiló.

            Todo lo que él hizo por mí, pude retribuirle con afecto y, por ello, sentíamos ambos un cariño muy especial que nos llenaba de alegría el corazón.

            También nuestras hijas nos retribuyen todo el amor que las hemos brindado y por ello nos sentimos orgullosos. En todo lo que ellas emprenden son apoyadas totalmente por sus esposos y así crían a sus hijas con amor y rinden tributo a sus mayores. Tenemos la suerte de que en la familia nuestros yernos son buenos como el pan.

            Esto es lo que significa ser padre y por ello un abrazo enorme para sellar nuestro amor.

¡FELIZ DÍA DEL PADRE AMADOS YERNOS!

JORGE LUIS

JUAN ORLANDO

PEDRO PABLO

            Este artículo fue publicado en Facebook el 18 de junio de 2023, Tercer Domingo de Junio que es cuando en el Perú celebramos el Día del Padre.

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