Mi adorada mamá pertenecía a ese grupo de personas cuyo nacimiento pasa desapercibido porque coincide con una fecha grandiosa.
Más tremendo que la historia que me contó Óscar Choclote en el colegio:
- Mi abuelita se murió en el 55 y la enterramos en el 56.
- ¿La velaron un año?
- No, se murió el 31 de diciembre.
Mi madre nació el 25 de diciembre, fecha que todo el mundo sabe, es el día de Navidad.
Más aún que yo pasaba esas fechas en el Pastoral: Salíamos por la ciudad el 24 de diciembre por la noche y el 25 por la tarde, celebrando la Navidad. El 31 por la noche y el primero por la tarde conmemorando el Año Nuevo. El 05 de enero por la noche y el 06 por la tarde para festejar a los Reyes Magos.
La fiesta de los Reyes Magos ha desaparecido en el Perú, Belaunde lo borró del calendario.
Todo esto nos hace comprender que celebrábamos la Navidad y muy poco nos acordábamos del cumpleaños de mi abnegada mamá.
Pero un día decidí hacerle una fiesta que sería inolvidable. Le pedí que hiciera aguadito de pato, plato de bandera de Loreto para la celebración de fiestas. Llamé a algunos amigos y armamos una orquesta.
Faltaba entonces el elemento principal en una fiesta: los invitados.
El Athletic Club José Pardo (el salón de baile más popular de Iquitos) realizaba un baile social el día 24 y el día 25 un baile juvenil. Comprometí a mis compañeros del salón. Ellos conformaban un grupo de jóvenes baileterillos, y a quién más le pedí fue a “Mosho” Halder Mori. Él se comprometió y cumplió. Celebramos el Cumpleaños de mi mamá el jueves 25 de diciembre de 1958.
Había comprado una gran botella de vino Vermouth Cinzano, de 5 litros que vendía la Casa Power: la misma tapa era la medida para servirse y tomar.
Luego de una espera angustiosa llegaron los invitados, ellos conocían a mis padres. Llegaron chicos y chicas a quienes Mosho convenció de venir a mi casa, dejando los salones del José Pardo. Llenaron la casa y comenzó una fiesta inolvidable de alegría desbordante, con vivas a la señora María y salúd.
Se turnaban para servir el Cinzano que definitivamente tiene muy buen sabor y no es fuerte. Era realmente un botellón. Mi mamá pasó de la sorpresa a la alegría. Quién no se iba a alegrar al contemplar esa felicidad que sobrepasaba todo lo deseado en su casa.
Fue desde todo punto de vista una Fiesta Inolvidable. ¡Feliz Cumpleaños Mamá!