Era mi sexto cumpleaños y me sentía muy feliz. Era grandioso, había muchos globos grandes, tamaño de una pelota de fútbol, había tantos globos que todo el piso estaba lleno de globos grandes.
Era una locura, tantos globos como jamás en mi vida había visto y yo estaba jugando con todos esos globos. Eran globos de lindísimos colores y, por supuesto, la mayoría eran de color azul.
Mi mamá me llamaba sui sui, un pájaro de color azul, propio de la Amazonía peruana, porque desde pequeño había manifestado mi preferencia por ese color y aún ahora lo disfruto.
Que estuviera jugando solo no me llamaba la atención porque siempre jugaba solo en mi casa, donde creaba juguetes y juegos, la mayoría en mi mente. Leía tanto que mi imaginación era gigantesca al igual que mi ego.
Me gustó siempre hacer las cosas porque pensaba que era la mejor manera de aprender.
En aquellos tiempos nuestra casa se alumbraba con lamparines que apenas iluminaban el camino, sin embargo en esta inesperada ocasión la habitación estaba completamente iluminada como si varios fluorescentes estuvieran prendidos. Era una maravillosa iluminación.
Era tan hermoso mi sueño y me sentía tan feliz que cuando mi mamá abrió el mosquitero de mi cama para despertarme y abrazarme por mi cumpleaños, yo aún sentía que estaba viviendo la fiesta de los globos. La felicidad se traslucía por todos mis poros.
Cuando miré el piso de la habitación, no había globos. Pregunté a mi madre:
- ¿Y los globos?
- ¿Qué globos?
- Esta habitación estaba lleno de globos grandes, de todos los colores y la mayoría eran azules.
- Has estado soñando, hijito.
- No mamá, no era un sueño.
Quizás sea conveniente aclarar que en aquel entonces no existían en Iquitos globos grandes y menos tan abundantes como para llenar una habitación. No lo vi en ningún sitio. Lo creé en mi mente.
Abundaban sí los globos chicos que se usaba para hacer cabaziñas llenándolos de agua con una bomba de bambú para jugar carnavales, que tampoco había agua potable en la ciudad.
Mi mamá me abrazó bien fuerte porque ella sí creía que yo había vivido un sueño increíble.