Después de haber observado cuidadosamente la casa y estando completamente seguro que los dueños estaban durmiendo, el ladrón ingresó a la casa para hacer de las suyas, con una linterna en la mano.
Recorrió cuidadosamente la cocina buscando algo ‘pa chorear’, pasó al comedor en busca de algún objeto de valor cuando claramente escuchó una voz que le dijo:
- ¡Jesús te está mirando!
El ladrón se sobresaltó, apagó la linterna e inmediatamente trató de averiguar de dónde salía esa voz. Volvió a escuchar la misma voz:
- ¡Jesús te está mirando!
Muy asustado encendió su linterna y sonrió aliviado cuando vio a un loro encerrado en su jaula que le volvió a repetir:
- ¡Jesús te está mirando!
El ladrón perdió el miedo y riendo le preguntó:
- ¿Y tú quién eres?
- Yo soy Moisés – le respondió el loro.
- ¿Y quién te puso ese nombre?
- El mismo que le puso Jesús al doberman que está detrás de ti.