Los huracanes son los fenómenos atmosféricos más violentos de nuestra naturaleza. Son un proceso natural del planeta Tierra para transportar el exceso de energía del área tropical a las regiones más frías.
Felizmente en nuestra tierra, el Perú, no suceden estas tormentas a pesar de estar justamente en la zona conocida como tropical, según dicen, por la corriente peruana o de Humboldt, la cual es ciertamente muy fría.
Pero en otras partes del mundo son un peligro tremendo que puede ocasionar mucho daño en materiales y hasta en vidas humanas.
Pero lo más curioso es que hasta hace algunos años a los huracanes les ponían nombres de mujer, para poder identificar su potencia y cantidad de daños ocasionados y poder referirse a ellos con un nombre propio.
En los años cincuenta leí en Selecciones de Reader’s Digest que una señora protestó por este hecho, de poner nombre de mujeres a los huracanes. ¿Por qué? preguntaba la señora.
Un señor, caballero él, contestó con una frase épica que jamás olvidé ni como tema de cultura ni tampoco en mi vida familiar:
- Porque son la fuerza natural más potente conocida por el hombre.
También respondió una dama con su propio concepto particular:
- Porque si les pusieran nombre de hombres, jamás pasarían de las Islas Vírgenes.
A partir de los años setenta fue eliminada esta práctica debido a protestas de grupos feministas, hoy en día se denominan alternadamente y en forma cíclica con nombres de mujeres y de hombres.
En la repetición cíclica se evita volver a utilizar el nombre de alguna tempestad particularmente dañina, tal como el huracán Katrina que en el 2005 causó más de 2,000 muertos en New Orleans, Estados Unidos.
Actualmente tiene a su cargo la calificación y denominación de las tormentas la Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de las Naciones Unidas con sede en Ginebra, Suiza.