BATE EL CHOCOLATE

            Una característica que sobresale en todos los integrantes de la familia Espejo es las ganas de bailar y en los varones, además, las ganas de patear pelota.

            Nos pasaban la voz para asistir a toda celebración que se realizaba en su casa y eran fiestas muy divertidas.

            Pero lo que más me impresionaba era el enorme cariño que nos tenían, a tal punto que se dieron cuenta que me gustaba la música rítmica para bailar y en cuanto llegábamos a su casa, inmediatamente corrían para poner en el equipo de audio la música de los Ronisch.

            Los Ronisch era un grupo musical boliviano y en nuestro país sonaba bastante sus canciones pegajosas y su ritmo contagiante que nos hacía mover el esqueleto a fines de los años ochenta.

            Desde que entramos a su casa nos poníamos a bailar y coreábamos la canción:

Prefiero estar lejos

y no mal acompañado.

Prefiero estar lejos

y no contigo y llorando…

            O, este tema del mismo corte:

Amigos traigan cerveza

quiero tomar para olvidar.

Amigos traigan cerveza

quiero matar este dolor…

            Siempre nos divertíamos en casa de nuestros amigos por la amistad sincera y la gran consideración que nos tenían, que lo apreciamos con todo el corazón.

            A principios del año 2001 se puso de moda un nuevo ritmo que lo popularizó el grupo uruguayo Chocolate. El tema se llamaba Mayonesa y se tenía que bailar de la manera que ellos mismos enseñaron.

            Una cuestión que debo mencionar es que mis raíces pertenecen a dos mundos diferentes: La mitad de mi sangre es de la selva (mi madre) y la otra mitad es de la sierra (mi padre). La gran mayoría de mis parientes son de la sierra (Apurímac) y también son fiesteros, pero en sus fiestas solamente se baila huaynos.

            Yo, a pesar de ser loretano y haberme criado allí, en Lima aprendí rápidamente a zapatear los ritmos del huayno. Quise sembrar en mis hijas este mismo sentimiento pero, como dicen en mi tierra: “lo que no nace, no crece”. Mis hijas solo bailaban a regañadientes porque yo les exigía que en sus fiestas en nuestra casa se baile aunque sea solamente un huayno.

            Mi hija Luisa, a modo de revancha, luego de bailar el huayno, ponía el rock más estruendoso y me sacaba a bailar, sin fijarse que ya era adolescente cuando nació el rock and roll y conocía todos sus pasos, lo mismo ocurrió con el twist. Que no me gusten, es otra cosa, pero de conocerlos, bastante. De modo que bailaba y todos se quedaban atónitos, porque no se lo esperaban. No me podían pillar.

            En una oportunidad en que estábamos en casa de los amigos Espejo, pusieron Mayonesa. Al momento me puse a bailar, junto con los demás, porque en esa casa bailamos todos, pero al ser el tema de reciente data no esperaban que yo pudiera destacar. Pero me puse a batir el chocolate  moviendo los brazos como si estuviera batiendo una paila:

Bate que bate

Bate que bate que bate el chocolate…

            Mi hija Charito no se aguantó y me dijo, sorprendida:

  • Oye ¿tú cuando has aprendido a batir el chocolate?

            Yo solamente sonreía y seguía batiendo el chocolate:

Bate que bate

Bate que bate que bate el chocolate…

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