SAN VALENTÍN

            Es de todos conocida la historia de SanValentín,  sacerdote cristiano que casaba a los jóvenes en oposición a la prohibición del emperador romano Claudio II, quien sostenía que , a su juicio, los jóvenes solteros y sin hijos eran mejores soldados.

            Fue decapitado el 14 de febrero del año 270.

            Desde entonces se ha considerado el 14 de febrero como el Día del Amor. Posiblemente lo era en Europa, pero durante mi infancia, juventud y bastante de mi época adulta no se conocía en el Perú.

            Fue entonces que los comerciantes resucitaron esta celebración con el agregado de que debes darle un regalo a tu amada por este día. Ocurrió en el año de 1994.

            Precisamente me encontraba en Iquitos con mi hija Claudia, quien había ganado el Concurso de Defensa Civil sobre Prevención de desastres. Claudia, estudiante del Cuarto Año de Facultad de Diseño Gráfico en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) ganó el Primer Puesto (US $ 500.00) y como el Tercer Puesto quedó desierto se lo dieron también a ella (Un pasaje en avión, ida y vuelta, a cualquier lugar del Perú).

            Mi amada hija nos dijo que de niña, en Iquitos, veía la celebración de Carnavales en el barrio y sus primos Vigo Alva jugaban con todo y tumbaban la húmisha, pero como ella y su hermana Luisa eran niñitas, solamente las ensuciaban un poquito sus caritas, pero nunca participó de veras en un Carnaval Loretano y quería cumplir ese sueño: jugar carnavales de verdad.

            Nunca he jugado carnaval porque no me gusta que me ensucien ni me hagan comer porquerías ni que me manchen el cuerpo con pintura o tinta de imprenta, amén de toneladas de agua de distinto pelaje. El día de carnavales me quedaba a descansar en mi casa, estudiando y a golpe de seis de la tarde proceder a limpiar a mi hermana menor Mónica, quien desde niña fue carnavalera y baileterilla. Lloraba cuando le limpiaba con querosene la pintura. Pero todos los años se repetía esta rutina.

            Ahora debía cumplir el sueño de mi amada hija.

            De esa manera nos encontramos en Iquitos y los comerciantes nos bombardeaban con la celebración del Día del Amor. Le dije a Claudia que debíamos ir al Correo porque deseaba enviar un telegrama a su mamá por el Día del Amor. Grande sería la sorpresa de mi amada esposa porque nunca antes la había saludado por este motivo. Para una dama debe ser muy hermoso recibir un saludo de su esposo en este día.

            Entre tanto Claudia pudo cumplir sus sueños de vivir la más salvaje Fiesta de Carnavales en Iquitos con mis familiares: Baile en el Agricobank con Ruth Carina, Pandillada, juegos de carnaval y húmisha en casa de mi sobrino Wagner

            Desde entonces, todos los años saludaba a mi amada esposa con un arreglo floral y un regalo pequeño, una parejita de niños, o de ositos o cualquier personaje en pareja (hombre mujer) acompañado de una postal especial. Nunca sucumbimos a la tendencia de los comerciantes a gastar  plata en regalos.

            En nuestra casa, Claudia lo resumió muy bien: eso es una compradita, no un regalo. Toda cosa para el hogar, cocina, refrigeradora, cafetera, microondas, etc. no son regalos para la mamá sino compraditas por ser necesarios para nuestro hogar. Los regalos han sido desde siempre un objeto personal e íntimo, ya sea perfume, pintanllina (estuche de cosméticos), polvo facial, ropa interior de fantasía, y cosas por el estilo. Inclusive un caja de bombones que ella lo repartía entre todos.

            En los tiempos actuales, cuando los negociantes de ilusiones se dieron cuenta que no todo el mundo tiene pareja pero para no renunciar a la tendencia de hacer gastar, le añadieron a la celebración una segunda parte: Día del amor y de la amistad, con lo cual piensan que también los amigos (podría ser un romance incipiente) también deben recibir regalos.

¡Feliz Día de San Valentín!

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