El Rosario de la Virgen Maríaes una oración apreciada por los santos y recomendada por el Magisterio de la Iglesia.
Su origen se remonta al siglo X cuando la oración por excelencia eran los 150 salmos de David denominado el Salterio de David, pero eso solamente lo podían hacer los monjes que sabían leer. A aquellas personas que no sabían leer se les recomendó rezar 150 avemarías en sustitución de los 150 salmos.
A este conjunto de 150 avemarías se le denominó el Salterio mariano. Fue la misma Virgen María quien impulsó esta oración cuando aconsejó a Santo Domingo de Guzmán su difusión entre el pueblo.
En las apariciones de Lourdes (1858) y Fátima (1917) la Virgen rezó el rosario con los videntes, y esta devoción adquirió un gran impulso en su difusión.
El Santo Rosario estaba estructurado en tres Misterios y cada misterio consistía en recordar la vida de Jesús y María conformados por 5 Misterios cada uno. Por cada Misterio se rezaba 1 padrenuestro y 10 avemarías.
Pero en el año 2002 el santo padre Juan Pablo II instituyó un nuevo Misterio, de manera que ahora se rezan 200 avemarías.
En la actualidad los Misterios del Santo Rosario son:
1. Misterios Gozosos
2. Misterios Dolorosos
3. Misterios Gloriosos
4. Misterios Luminosos
«La Iglesia ha reconocido siempre una eficacia particular al Rosario, confiándole, mediante su recitación comunitaria y su práctica constante, las causas más difíciles».
Juan Pablo II dijo: «Por medio del rosario los fieles reciben abundantes gracias, desde las mismas manos de la Madre del Redentor».
En palabras del padre Ricardo Rebolleda Martín, quien fue durante muchos años nuestro Asesor Espiritual del EPCA: «Dicen que si no eres mariano, no entrarás al Cielo». Es decir, no solamente estamos hablando de una moda o un modo de orar sino que estamos jugándonos la vida misma, esa vida a la que todos queremos llegar, nuestro cuarto día del Encuentro, el día que no termina jamás.