Cuando estudiaba la Educación Primaria en la Escuela Práctica, la señora Emma Zumaeta nos enseñaba que el clima de nuestra selva era cálido y húmedo.
Según Wikipedia la Selva Amazónica ocupa el 62% del territorio peruano y su densidad de población es muy baja, 8%.
El clima marca dos temporadas básicas, la temporada seca con bajos niveles de agua y es llamada verano, de abril a octubre, y la temporada de lluvias, noviembre a marzo, en la que los niveles de agua se elevan notablemente y generan grandes extensiones de terreno inundados.
Posee un clima tropical lluvioso muy cálido, su temperatura media es de 28ºC, alta humedad relativa y gran cantidad de lluvias.
Generalmente todo el año tiene un clima cálido y lluvioso, pero dos eventos alteran grandemente a nuestra tierra:
- El frío de San Juan.
- El ventarrón de Santa Rosa.
Alrededor del 24 de junio se produce un tiempo frío y algunas veces se llega a tener un friaje tremendo. Se dice que desde el Polo Sur surge una onda de frío que sube por Chile, Bolivia e ingresa a la Selva peruana provocando situaciones inesperadas que obliga a usar chompas, casacas y abrigos de todo tipo. Algunos años es muy intenso pero otros es más bien suave. Por la fecha se le llama “El frío de San Juan”.
Cercano al 30 de agosto, día de Santa Rosa de Lima, se producen vientos muy fuertes y algunas veces parecen vientos huracanados que ocasionan daños en las viviendas, como aquel año en que mi cuñado Javier Domingo Alva Rivera estaba de Director de la Región Agraria de Pucallpa, los vientos fueron tan fuertes que volaron las calaminas de los techos de las casas y una plancha de calamina cayó sobre una niña en la escuela y le ocasionó la muerte.
En 1956 el ventarrón fue tan fuerte y extranjeros incautos pagaron su desconocimiento de estos eventos: El Circo Teatro Morales, asentado en el arenal de la Plaza 28 de Julio, fue arrasado por completo.
Siempre es cálido y húmedo y en cualquier momento llueve, pero a veces tenemos estas situaciones que nos alteran la vida y aun cuando pasen los años nunca nos llegamos a acostumbrar que son fenómenos ocurrentes y recurrentes.