91 UN CAMARÓN QUE SE LAS TRAE

            Cuando trabajaba en la Cervecería Backus y Jhonston conocí a muchas personas  en el Rímac. La mayoría de Supervisores eran empleados no profesionales pero desempeñaban a cabalidad su labor.

            En la Sección de Botellas Vacías del Departamento de Producción, trabajaba don Pedro Bolívar Perrety. Era bastante mayor y sus compañeros eran todos jóvenes pero se igualaban con él y a él le agradaba ser el centro de atención.

            Los jefes de Producción cuando se encontraban con él lo saludaban diciendo:

  • Don Pedro Bolívar Perrety, más Perrety qué Bolívar.

            El Perrety tenía un significado diferente pero a don Pedro le agradaba siempre ser el centro de atención.

            Sus compañeros de Sección, más jóvenes, decían de él que era un “camarón”. Cuando iban a festejar algo en alguna cantina o restaurante, cuando ya llegaba el momento de pedir la cuenta, don Pedro se tiraba a la mesa a dormir y no había poder que lo levante. De manera que la cuenta lo pagaban entre todos sin contarlo a él.

            Una vez saldada la cuenta, don Pedro se “despertaba” y lo primero que decía echando la mano al bolsillo, era:

  • Cuanto es la cuenta, hermanitos, voy a poner mi parte.
  • No – le decían sus compañeros – ya pagamos la cuenta.
  • Disculpen hermanos pero me venció el sueño.

            Sí, sí, decían todos, para la próxima vez será. Pero ya se había vuelto una costumbre de don Pedro hacerse el dormido para no pagar la cuenta: era un “camarón”.

            Pero un día, los jóvenes se pusieron de acuerdo para darle un escarmiento. Fueron a la reunión consabida y apenas don Pedro se tiró a dormir, se fueron retirando de uno en uno diciendo que van al baño.

            Cuando don Pedro “se recordó” y quiso hacer su número, no había nadie y la cuenta estaba frente a él. Tuvo que cancelar y se molestó con sus amigos pero la cólera le pasó pronto porque le dijeron:

  • Todas las veces que te tires a “dormir” en la cantina te vamos a dejar con toda la cuenta. Ya lo sabes.

            No se sabe si don Pedro escarmentó, porque ya me tocaba retirarme de Backus y no me enteré más.

Un camarón

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