El fútbol es el deporte que más se practica a nivel mundial y el que cuenta con mayor cantidad de espectadores, doblando la audiencia de los Juegos Olímpicos.
El Campeonato Mundial de Fútbol se realiza cada cuatro años y entre ellos se realizan partidos eliminatorios para clasificar al Mundial.
Hasta ese momento, abril de 2014, nuestro país había participado en los Mundiales de Fútbol de 1930 (Uruguay), 1970 (México), 1978 (Argentina) y 1982 (España). O sea, una sequía de 32 años nada menos.
Y nuestros compatriotas que desde que nacen ya son futboleros y las más de las veces constituyen un serio “dolor de cabeza” cuando juegan en la calle disparando “taponazos” sin control y ocasionando lesiones a las personas que tienen que pasar por esas calles.
Y esto ocurre en todo el Perú, además que los diarios publicitaban como la gran cosa el “Mundialito de El Porvenir”, partidos de fulbito en la calle.
Habíamos viajado a la ciudad de Iquitos con mi amada esposa, con ocasión del fallecimiento de mi hermano Pedro.
Nuestro hotel quedaba en la segunda cuadra de la calle Pevas y en la esquina en el cruce con la calle La Condamine había un restaurante denominado “Al Vuelo”. Este lugar nos encantaba por la tranquilidad y la poca cantidad de personas; aquí podíamos disfrutar platos típicos de la región sin tener que ir a buscarlos por otro lado. Podíamos comer ensalada de chonta, cebiche de paiche, juane de gallina, tacacho, cecina, chorizo, etc.
Pero ese domingo el lugar estaba atestado y la televisión estaba pasando el partido. Al maniático no le importa quien juegue con tal que sea fútbol.
Queríamos almorzar rápido para salirnos del lugar cuando de pronto de todas las mesas brotó un grito estremecedor:
- ¡Goool!
Hacía 32 años que Perú no participaba en un mundial pero eso a los fanáticos no les interesa. Estaban jugando en España la Copa del Rey, Barcelona contra el Real Madrid, ganó el Real Madrid por 2 a 1.
Resulta difícil hacerse a la idea que nuestros paisanos se pudieran identificar con algún equipo de fútbol de otros lugares lejanos, pero era así.
Es en realidad sorprendente, por decir lo menos, que personas de Iquitos pudieran gritar a pleno pulmón y, sobre todo, alegrarse y abrazarse entre ellos porque el Real Madrid metió un gol, ni que fuera el Sacachispas Fobal Club o el Once Amigos de la Pablo Rosel.
Me parecía estar escuchando el insigne Augusto Ferrando cuando narró la carrera donde ganó el caballo Santorín, el Pellegrini, en el Palermo. Argentina:
- Hemos visto ganar, con lágrimas en los ojos, a un equipo (caballo) de acero…
Es inquietante que por donde vaya uno, los restaurantes pongan televisores con la sintonía del fútbol con la finalidad de atraer clientes, sin pensar que el comensal que viene a ver el partido no se va y en consecuencia el negocio no aumenta, además que existimos personas que no nos interesa el fútbol. Lo jugué en mi juventud pero en una cancha de fútbol, el campo del Club Dos de Mayo, jugué fulbito en las canchas del Club Sporting Cristal, organicé un Campeonato de Fútbol Inter Comunidades Industriales en el campo del Club Sporting Cristal, pero jamás me he detenido a mirar partidos de fútbol en la televisión.
Amén de que jamás fuimos al Estadio Nacional porque allí murió mi cuñado Noé Segundo Alva Rivera el 24 de mayo de 1964. Y esto ha creado un trauma en nosotros.
Al regresar a nuestro hotel yo iba canturreando el canto del Sacachispas (Pelota de trapo):
- Les metimos un pepino, se pusieron, se pusieron a llorar.
En mi casa solamente veíamos partidos donde jugaba la Selección Nacional, fuera cual fuera el campeonato y nuestras hijas se encargaban de ponerle color con sus gritos.
Esto fue así hasta que llegó mi yerno Jorge Canaval quien juega fulbito todos los sábados de su vida y es capaz de ver fútbol en la televisión de cualquier equipo o de cualquier país.