No vayan a pensar que me estoy refiriendo a los más extraordinarios agentes secretos que son capaces de salvar al mundo, tipo James Bond o Derek Flint, ni siquiera a Maxewll Smart, el Superagente 86 o a James Tont. No, esta historia tiene que ver más con mi propia vida que no tiene mucho de novela.
La Escuela de Trasmisiones del Ejército tenía en 1965 dos áreas: Mecánico de Radio y Transmisiones a quienes en Iquitos la gente les llamaba “Radiochispas” porque realizaban las transmisiones mediante el telégrafo usando el Código Morse: Un sistema de representación de letras y números mediante puntos y rayas emitidos de forma intermitente.
Mi hermano Raúl estaba estudiando para Mecánico de Radio y como siempre me había parecido fantástico el poder comunicarse por Código Morse puesto que lo imaginaba muy difícil y que requería mucha habilidad, le pregunté qué pasa si alguno no puede utilizar el telégrafo porque no llegó a aprender el Código Morse. Su respuesta me sorprendió:
- Lo mandan al Servicio de Inteligencia.
Y yo que siempre había creído que sus miembros son los más hábiles, me pareció increíble saber que por inútiles llegan a este cuadro.
A Quique Hoffmann lo sacaron de la Escuela de Cadetes de la FAP porque “no pudo levantar vuelo” en el Simulador de Vuelo, que en esa época el simulador era mecánico.
Pero en Transmisiones del Ejército los mandan al Servicio de Inteligencia.
No es entonces de extrañar que Esaú estuviera en el Servicio de Inteligencia del Ejército.
Cuando me tocó vivir en la calle Ricardo Palma primera cuadra en Iquitos, uno de los compañeros de aventuras era, precisamente, Esaú. Él vivía en una casa balsa en la bajada del Puerto Bellavista, en el río Amazonas.
Pero cuando yo ingresé a la Universidad integramos el FER (Frente Estudiantil Revolucionario) una agrupación de universitarios opuestos al grupo aprista. Allí había comunistas, acciopopulistas, demócratas cristianos, etc. Pero el mundo sabe que yo jamás he sido comunista.
Pero Esaú dio en considerarme comunista y toda su acción como infiltrado en la UNAP consistía en seguirme los pasos como si se tratara de la “misión” más importante de su vida.
Y, justo, ocurrió la gran agitación en Iquitos originada por la necedad de las autoridades, desde el Prefecto y las Fuerzas Policiales hasta las Fuerzas Armadas, con el saldo trágico de un muerto por bala de fusil, el hermano de un compañero de estudios.
Y precisamente ese día a mi enamorada Maria Judith Alva Rivera se le ocurrió ir a Belén a comprar almohadillas para borrar la pizarra en la Escuela donde era Profesora. A Belén donde la policía había empujado a la población que comenzó a ofrecer resistencia desde la calle Palcazu.
Pese a que le dije que la situación estaba muy movida y lo más prudente sería no ir ese día, pero ella insistió. Ya se sabe, donde manda Capitán no manda marinero.
Era una verdadera batalla campal, llovían los ladrillazos y las bombas lacrimógenas y todo esto constituía una situación caótica. Con la gente corriendo para uno y otro lado, opté por agarrar de la mano a mi enamorada y salimos volando del lugar.
El asunto no quedó allí. Al día siguiente policías de investigaciones (PIP) me sacaron de mi casa y me llevaron a su CG en el jirón Lima segunda cuadra. Allí me interrogaron sobre mi “participación” en los desórdenes del día anterior.
Les expliqué que no tuve ninguna participación en ningún desorden y solamente fui a Belén por insistencia de mi enamorada quien quería comprar motas para borrar la pizarra de la escuela donde trabaja. El diálogo continuó al estilo de las series de televisión:
- ¿Está seguro?
- Claro que estoy seguro.
- ¿Por qué fue a Belén?
- Porque mi enamorada quería comprar motas para su colegio.
- ¿Cómo se llama su enamorada?
- Maria Judith Alva Rivera.
- ¿Dónde trabaja su enamorada?
- En el C.E. Nº 172 en la primera cuadra de la calle Napo.
Fueron a confirmar con ella a quien le dijeron que yo estaba detenido por alteración del orden. Vi cuando ella metía su carita por la puerta, había venido a ver si necesitaba abogado. Cómo la policía le echaba la culpa a los comunistas, les expliqué que yo más bien era del partido del gobierno. Un investigador joven, a quien había visto varias veces en el partido, dijo:
- Es cierto, yo lo he visto muchas veces en Acción Popular.
Entonces estaba libre. Allí trabajaba también un oficial de Investigaciones, hermano de un chico de mi Facultad y muchas veces había estado con nosotros. Éramos amigos.
Fue él quien me dijo que habían recibido una denuncia del SI del Ejército, directo contra mí, por eso la detención. Me hizo ver una foto de 18 x 24 en la que estoy en actitud de lanzar una granada. He lanzado muchas granadas cuando estuve en el Ejército y reconozco esa pose. Pero la verdad era que estaba estirando la mano para agarrar firmemente a mi enamorada porque todo era un zafarrancho. Era una foto editada: se agranda la foto para poder recortar la imagen de mi enamorada y así poder darle otro cariz poniéndome en primer plano en actitud innoble, un verdadero trabajo de maldad.
En ese momento señaló la puerta con la cabeza y me dijo “él fue”. Quien estaba en la puerta era Esaú. Qué tal odio.
Jamás he podido comprender de donde parte ese odio si de niños jugamos juntos y nunca peleamos puesto que él era más grande incluso que mi hermano mayor y siempre fue cuerpón. A los 8 años de edad nos fuimos a vivir en otro barrio
Como infiltrado en la universidad y como la Facultad de Ingeniería Química estaba señalada como la más “revolucionaria” puesto que el único aprista era Rony Valera, Esaú entró a Química, se graduó y fue jefe del agua potable. Algunos tienen una suerte…