56 PAPÁ NOEL

            Teníamos un restaurante en la primera cuadra de la calle Ricardo Palma en Iquitos. Estábamos ubicados a la vuelta del Cuartel BI 47, la compañía de Trasmisiones, la Comandancia General del Ejército y del Batallón Tren Mixto.

            En la primera cuadra del Malecón Tarapacá había un Comedor de Oficiales del Ejército donde trabajaba de Cocinero un señor gordo y colorado a quien todo el mundo le decía “Papá Noel” por su parecido a la imagen general que se tenía del Papá Noel creado por la Coca Cola.

            En aquel entonces no se conocía ese término tan común en la actualidad del Chef. Así que “Papá Noel” era el cocinero en el comedor de oficiales del Ejército, pero, como suele ocurrir, venía a tomar desayuno en nuestro restaurante.

            Mirando en la lejanía de la ocurrencia, me parece que venía en busca de la tranquilidad de nuestra casa donde todos los comensales eran conocidos, tranquilos y amables. Mi mamá lo atendía con toda cortesía.

            Me gustaba conversar con ese señor porque siempre era amable y respondía con tranquilidad a mis preguntas.

            Le conté que yo no podía comer pescados con mucha espina por eso mi mamá compraba maparate, un pescado del Amazonas que no tiene espinas sueltas en el lomo, y que me daba solamente la parte de las costillas que es la parte más carnosa y las espinas enormes de la costilla son fáciles de separar. Me dijo que él tampoco podía comer pescados con muchas espinas.

            Pero un día mi mamá le sirvió en su desayuno una yulilla frita, el pescado reputado en nuestra tierra como el de mayor cantidad de espinas por todo el cuerpo y “Papá Noel” se lo estaba comiendo.

  • Cómo es eso – le dije – me aseguró usted que no podía comer pescados con mucha espina.
  • No lo como – me respondió – lo masco lo chupo y lo boto, porque es bien rico.

            Me mostró su plato, en un costado estaba la parte ya comida. En verdad no podía comer pescado con muchas espinas pero no rehusaba comer una yulilla con tan buen sabor, dicen que es uno de los peces más agradables del Amazonas.

            Siempre admiré a aquellas personas que comen la yulilla y solamente sacan de la boca las espinas. A eso se llama saber comer pescado. Yo nunca supe hacerlo y “Papá Noel” tampoco, pero mientras que a mí me daban maparate a él le encantaba comer la yulilla aunque fuera con “trampa”.

Papá Noel
Maparate

Yulilla

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