54 NOSOTROS COMEMOS DIFERENTE

            No se trata en este caso de nuestra preferencia por los potajes propios de nuestra Amazonía, sino que las personas que vienen a la casa y almuerzan o cenan con nosotros se sorprenden de nuestro modo de servir los manjares.

            Debo indicar que, en mi caso, yo fui el primer sorprendido cuando mi enamorada, la Profesora Maria Judith Alva Rivera, me invitó por primera vez a almorzar en su casa. Este episodio lo cuento en el libro En nuestra Selva.

            El hecho es que en mi casa, mi mamá o mi papá, nos servían en nuestro plato,  pero en la casa de mi amada, los potajes lo servían en fuentes y cada uno se servía según su propio deseo y cuánto fuera su gusto.

            Al casarnos seguimos con las costumbres de la casa de mis suegros, servimos las viandas en fuentes y cada quien se sirve a sí mismo. Así criamos a nuestras hijas y, por cierto, los cinco primeros años de su vida fueron con su mamá y su abuelita doña Natividad Rivera Pérez, en la casa de ellos porque yo trabajaba fuera de Iquitos y es el tiempo que nos tomó lograr el traslado de mi esposa para que siguiera trabajando en su profesión de Profesora.

            Hubiera significado un cambio tremendo para las mellicitas Lisa y Cisa, además es más fácil que cambie yo que hacer cambiar a mi esposa.

            A todas las personas que comen con nosotros les sorprende nuestra manera de comer. Charito nos dijo que sus compañeras le han dicho “ustedes comen diferente” y es verdad, nosotros comemos diferente – nos dijo.

            A todos en su casa les sirven en su plato a cada uno, en cambio en nuestra casa cada uno se sirve. Esto puede parecer intimidante a quien no está acostumbrado servirse a sí mismo  porque  puede pensar que se ha servido mucho o que se ha servido poco.

            Nuestros yernos se adaptaron rápidamente a nuestro modo de ser, al igual que yo en mi caso y posiblemente por las mismas razones. Solamente la sopa mi esposa nos sirve en nuestro plato debido a que nuestras hijas tienen el “síndrome Mafalda”, no toman sopa.

            Pedro que no toma sopa le cae a pelo que la mamá ya no presida nuestra mesa.

            En la casa de mi hermano mayor Raúl siguen el modo general de comer, a cada uno le sirven en su plato. Sin embargo esta manera alguna vez fue causa de tensión en su casa. Me contó Raúl, que como Cristina había salido, él sirvió su almuerzo a sus cuatro hijos (María Luisa, Raúl, Mónica y Judith Kristina). Las chicas almorzaron tranquilas, pero Raúl hijo se opuso pues le pareció muy poca la comida que le sirvió su papá y le dijo:

  • Voy a esperar a que regrese mi mamá. Ella me va a servir mi almuerzo.
  • Bueno, cómo quieras. Nosotros almorzamos ahora.

            Juan Chaparro Camacho, mi Asistente en el Laboratorio de la Cervecería, me contó que estaba construyendo su casa y el domingo harían el vaciado del techo. Que los albañiles le han dicho que es tradición hacer fiesta y servir comida y trago para los trabajadores.

            Mencionó que hará preparar una olla de arroz, una olla de frejol y seco de cabrito. Que va a poner platos para que cada uno se sirva lo que va a comer y así no se desperdicia nada. Si les sirves en platos a cada uno, a alguno no le gusta alguna cosa o le has servido demás, y lo que queda tienes que botarlo; y la comida cuesta.

            Como pueden darse cuenta, no es que comemos diferente sino que comemos de manera inteligente y cada uno es responsable de lo que se ha servido y de esta manera aprovechamos mejor nuestros alimentos: no se desperdicia nada y lo queda en las fuentes regresa a la olla correspondiente.

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