48 LAS AUTOCLAVES

            La Cooperativa de Empleados de la Cervecería Backus tomaba muy en serio su papel. Al ingresar a trabajar en esta empresa me aconsejaron inscribirme en la cooperativa porque nos da muchas ventajas.

            Y era cierto, además que te podía prestar dinero, continuamente nos sorprendía con ofertas fabulosas. Muchas empresas se contactaban con la cooperativa y los beneficiados éramos nosotros y la cuenta se descontaba de tu sueldo. Esto simplemente quiere decir que nunca había moras.

            Muchas de las cosas que tenemos en la casa fueron adquiridas en la cooperativa: copas de acero para helado, juego de fuentes redondas de acero, ollas autoclave que se podían montar una sobre la otra y cocinar en un solo quemador de la cocina, una olla autoclave gigante que decían que poniéndola invertida funcionaba como horno para asar una torta o un pavo, amén de panetones, tortas, etc. La torta más especial era una que lo fabricaba un compañero de oficinas, Donald Batanero, y el producto se llamaba Torta Dubat.

            Esta torta solamente lo sacaba para el Día de la Madre y para Navidad. Era una torta superespecial de masa bien nutrida y un sabor muy agradable que todos alababan y a mi esposa y a mis hijas les encantaba.

            La olla autoclave gigante lo usaba mi amada esposa para hacer juanes, mi hija Claudia para teñir sus llines (jeanes) de negro, su color favorito, y yo para preparar la Pachamanca a la olla, cuya receta está en mi libro “La cocina de la Abue”.

            Pero de todas estas ofertas la que más me impresionó fue el juego de ollas autoclave: tres ollas con tapa que también podía funcionar como sartén. La tapa sella completamente impidiendo la salida del vapor por lo que se podía cocinar con poco fuego (menor consumo de gas). El juego que compré para mi casa lo seguimos usando hoy en día.

            Es por esta razón, como tenemos tres hijas, decidí adquirir tres juegos para regalárselas a cada una cuando se casen y vayan a vivir en su respectiva casa.

            Pero cuando se casaron Claudia y Luisa, les pareció muy anticuado su modelo y no lo quisieron recibir. Eran tiempos del acero quirúrgico y el teflón.

            Por esta razón lo regalé a la Parroquia Santa María Magdalena para que los rifen en la fiesta de la Santa Patrona. Los tres juegos de olla fueron a beneficiar a otras familias que los estarán disfrutando porque son eternas.

            Esto me hizo recordar una anécdota. Durante el almuerzo, dos Supervisores de Planta de Fuerza comentaban que su compañero Mariluz (cuñado de Cachito Ramírez) había adquirido una caja de borradores lápiz/tinta para que su hijo que acababa de nacer lo pudiera usar cuando le toque ir al colegio. Como colofón decían “Cuando su hijo vaya al colegio esos borradores ya se habrán malogrado”.

            Bueno, las ollas estaban en perfecto estado y son muy durables pero mis hijas no las aceptaron. Qué pena.

Autoclave apilable
Autoclave gigante

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