Al parecer es una pregunta por demás sencilla y fácil de responder, a menos que se espere otro tipo de respuesta pues no se preparó para oírlo de tal modo.
No quería, sinceramente no quería ir al retiro Encuentro de Promoción Cristiana de Adultos (EPCA) de la Parroquia Santa María Magdalena de Pueblo Libre, pero todo se confabuló para que pudiera asistir. Por eso siempre dije: “Yo no vine, me trajeron”.
Pero fue a fin de cuentas la experiencia más grandiosa que ocurrió en mi vida: Conocí a Jesús.
El viernes mi amada esposa me acompañó hasta la puerta de la Sacristía y al llegar a la mesa de registro el hermano José “Pepe” Yamunaqué me recibió y me hizo tal pregunta:
- ¿Cómo te dicen en tu casa?
Era una pregunta sencilla y fácil de responder:
- Bueno, en mi casa me dicen Papi.
Es cierto, toda la vida mi esposa, mis tres hijas y mis nietas me decían así, pero Pepe se alteró, ahí supe que era fácil de alterarse, y me dijo molesto:
- No vas a querer que todos te digan Papi.
Pues, recién entonces comprendí la naturaleza de la pregunta. Necesitaba un nombre familiar para ponerlo en mi credencial que llevaré prendido en el pecho durante toda la jornada. Pero en mi casa no me llaman de ninguna otra manera. Es evidente que Pepe no supo realizar la pregunta de manera correcta, al parecer, estaba sobresaturado porque aquella vez asistimos más del número acostumbrado, 50 nuevos, a los que nos denominan “Encuentristas”. Fuimos 55 hermanos.
- Ya, te pongo Jorge, nomás.
Fin de la historia, me entregó mi credencial (Fotocheck sin foto) con el nombre Jorge en letras de molde y pude integrarme con el grueso de los aspirantes a “santos” que poblaban el patio interior a la espera del bus que nos trasladaría al convento de retiro donde pasaríamos los siguientes tres días.
Para todos los efectos en la Parroquia soy el hermano Jorge.