21 QUIERO CONOCER A MI MADRE

            Un tema recurrente en muchas novelas y películas es que el joven o la muchacha, pobres pero honrados, resultan siendo miembros de familias ilustres y de mucho dinero, pero mientras, están viviendo con familias pobres y humildes como si fueran sus padres.

            Forma parte del universo de las telenovelas que sensibilizan a su público cautivo, las amas de casa y las muchachas desprevenidas que sueñan que de repente sus vidas insulsas se tornarán en alegría y mucho bienestar.

            Sueñan que solamente han sido adoptadas por la familia con quienes viven pero algún día, pronto, se sabrá la verdad y entonces serán felices para siempre.

            Algo de eso ocurrió en la vida de nuestra amiga Alicia. Profesora del Centro Educativo del Callao, soltera, criaba a una niña como si fuera su propia hija. La llenaba de mimos y atenciones que solamente una madre amorosa puede prodigar.

            Vivía en Bellavista, distrito de la Provincia Constitucional del Callao, pero su hermana tenía casa en Chimbote donde estaba casada con un Ingeniero Mecánico. Todas sus vacaciones enrumbaban a Chimbote Alicia con su hija y disfrutaban de una agradable vida familiar.

            Cuando se enfermó la niña, el médico le aconsejó que le compre un gatito para que le haga compañía, ayudando a aliviar su estrés. Alicia le compró un gatito siamés en una Veterinaria. Lo llevaban para sus vacunas y cuando llegó su tiempo llevó a la gatita para que la crucen en la misma Veterinaria. Esa cría nos regaló.

            En la casa ocasionó harto alboroto pues no teníamos mascota y todos nos encariñamos. Pero se escapó y lo perdimos. La siguiente vez también Alicia nos dio la cría que igualmente se escapó. Ya no quisimos más gatos. El cartero nos dijo que son muy lindos pero ingratos, apenas abres la puerta se escapan. Las empleadas jamás se dan cuenta que al abrir la puerta del departamento de manera descuidada permiten que se escapen.

            La vida de Alicia y su hija era genial hasta que alguien le dijo que no es su madre, que solamente la está criando.

            La chica reclamó airadamente a Alicia por “haberla mentido”.

  • ¿Por qué me engañaste? ¿Por qué no me dijiste la verdad? ¿Por qué no me dijiste que no eres mi madre? ¡Quiero conocer a mi madre!

            Alicia trató de hacerle entender que nunca la quiso engañar, que solamente quería criarla como a una hija. Luego de tantas discusiones aceptó decirle dónde vive “su madre”. Presto se fue a los barracones del Callao y al llegar a la choza señalada le dijo a la mujer que salió a atender, creyendo, esperanzada, que la va a llenar de alegría: “Soy tu hija”.

            La mujer la riñó y le dijo en su cara:

  • Yo te he regalado porque no quiero ninguna carga en mi vida. ¿Ves, acaso, aquí algo que parezca un hogar? Aquí no se vive, aquí se muere. ¡Vete y no vuelvas nunca más! Ella es tu verdadera madre.

            La joven volvió a su casa y nunca más se portó mal con Alicia y desde entonces aprendió a valorar la vida con quien te cuida con amor.

            Parafraseando un dicho de mi tierra “Padre no es quien te engendra sino quien te cría”, diremos que Madre es quien te ama y te cuida.

Los Barracones

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