Cuando conocí a Judith, ahora mi amada esposa por más de cincuenta años, le dije que a mí me criaron tomando té y mazamorras. A ella no le importó porque en su casa toman café desde que nacen, de manera que tuve que aprender a tomar café en el desayuno y la cena, con leche, pero jamás en las tertulias de café que acostumbran las damas de todas partes, pero más las loretanas.
Inclusive mis tres hijas nacieron con el síndrome del café y les es difícil dejar de tomarlo. Durante el embarazo fue cuando más difícil les fue.
Muchas personas con las que he departido me dijeron que prefieren tomar té para evitar la cafeína del café. Es decir su preferencia se basa en su falta de conocimiento acerca de estas dos bebidas. Ambas lo tienen, pero explican los enterados que el té tiene en mayor cantidad los elementos preocupantes pero solo se usa en menor cantidad para preparar una taza de té, razón por la que una taza de té tiene entre la mitad y la tercera parte de sustancias activas excitantes que una taza de café. También, cuando se habla del té se menciona la teína y cuando se habla de café se menciona la cafeína, pero es la misma sustancia química.
Poe otro lado, el proceso de fermentación del té hace que aumente la cantidad de teína; y esta es la causa por la cual el té verde tiene menor cantidad de teína pues es el que menos fermentación recibe.
Nuestro yerno Jorge Canaval decía: “Si no hay té McColin’s, mejor no”. No aceptaba tés de otras marcas, fuera cual fuera.
Las principales fuentes de cafeína son el café, el té, el mate y la guaraná. Pero cada una de estas sustancias contiene además otras sustancias que la diferencian de las demás.
Un hecho que me manifestó mi amada esposa es que el té está estriñendo a nuestra nieta Andrea, cuando era pequeña, y por esta razón suprimimos el té de nuestra dieta diaria.
Cuando era niño, en Iquitos, se compraba “té chino” en la casa Las Tres Estrellas del jirón Lima, pero solamente como elemento medicinal cuando tenías malestar estomacal. Para todos los demás efectos preparábamos té en hojas.
Cuando mencioné la cuestión del té en el “Almuerzo Familiar de los Sábados”, mi yerno Juan Vargas preguntó:
- ¿Y cómo hacen los ingleses? Ellos toman té todo el tiempo.
- Tengo entendido que en el “Five O’Clock Tea” la Reina Isabel lo sirve con leche.
Efectivamente, es una costumbre muy inglesa tomar el té de las cinco, pero ellos lo toman con leche, y así desvirtúan el poder astringente del té, entonces no les afecta la digestión.
Quedaría solamente preguntar a Patrick Jane, personaje principal de la serie The Mentalist, quien se la pasa tomando té en todos los capítulos, ya sea en el HQ del CBI, en el FBI o en cualquier casa donde tienen que investigar algún crimen. Siempre donde llega pide té. Pero, precisemos, es una serie de ficción y no lo podemos tomar como ejemplo.
Aunque, como mencioné muchas veces, de niño me criaron tomando té y mazamorras, pero entonces comía bastante. Tanto mi mamá como mi amada esposa dijeron en su momento que yo era “tragoncito” y de esa manera no me afectaban los polifenoles del té.
Hoy en día tomamos café en el desayuno, yo siempre con leche, en el almuerzo la infusión del día, manzanilla, menta o hierbaluisa. En la cena, como siempre tuve el problema del insomnio, prefiero no tomar café: tomo la infusión.
Al final de cuentas es una cuestión de gustos, si quieres té o café, pero es mejor estar enterado que ambas sustancias tienen cafeína al igual que las gaseosas de cola. Solamente si afecta tu salud puedes dejar de consumirlos, pero entonces existen una gran variedad de bebidas con qué reemplazarlas. Lo más importante es sentirte bien.
En el Ejército todos los días nos dan mazamorra de harina y una taza de café. Como mi padre era militar, seguramente por eso en mi casa siempre nos daban mazamorras, que en Loreto suele ser bien variadas: harina, fariña, tapioca, plátano rallado, chapo, upe, ungurahui, etc.

