17 SI NO VENDE NADA POR QUÉ SIGUE AQUÍ

            Desde que llegamos a vivir en Pueblo Libre, en la esquina de la casa estaba siempre un señor con su triciclo cargado de toda clase de enseres para el hogar.

            Tenía toda clase de cosas que constituyen las delicias de las amas de casa, generalmente de madera pero también de plástico.

            El buhonero tenía de todo, de manera que no era necesario ir más allá para adquirir colchones, camas, cunas, escobas, escobillas, trapeadores, veladores, roperos, reposteros, perchas, portavasos, etc.

            Mi esposa era asidua cliente de este señor y de pronto en la casa aparecían verduleros apilados, repisas, escobillones.

            Compró un espejo de cuerpo entero para que nuestras hijas se puedan ver bien su atuendo antes de ir a una fiesta. En cierta oportunidad mi esposa trajo de Tacna una toalla muy grande, más grande que toalla de playa, e intrigado le pregunté:

  • ¿Dónde vamos a usar esa toalla del tigre?
  • No lo vamos a usar. Voy a mandar a ponerlo en un marco para decorar el descanso de la escalera, está muy vacío.

            El marco, naturalmente, se lo encargó al señor de la esquina, se veía enorme e imponente el tigre de Bengala, dueño de la pared del descanso de la escalera.

            Pasaron muchos años y el señor seguía fielmente en la esquina en que le conocimos, pero un día mi hija Claudia que venía de visita los sábados, ya casada y con una hija,  me preguntó sorprendida de que aún estuviera en su puesto como el centinela de guardia:

  • ¿Por qué si no vende nada, el señor sigue aquí?
  • Vende a plazos, pagan semanal, y sí vende, por eso sigue en esta misma esquina.
  • Ah, ya, ahora comprendo.
  • Y tu mamá era su mejor cliente. Todas las cosas que ves en la casa se los compró a ese señor.

            Ahora, mi esposa que no sabe quién es ella misma, no puede comprar más, de lo contrario aún estaría negociando alguna cosa para el hogar, como siempre lo hizo.

            Y el vendedor sigue en la esquina como hace 36 años cuando lo conocimos.

El vendedor de la esquina

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