09 EL CABO SUÁREZ PUEDE SALTAR

            Se iban a realizar las Olimpiadas Militares y a último momento se pusieron a buscar atletas durante la formación en el cuartel ¿quién puede correr? ¿Quién puede saltar salto largo? ¿Quién puede saltar salto alto?, y así.

            Se me ocurrió murmurar que yo había saltado en el colegio un metro treintaicinco, no habré hablado tan bajito que el sargento dijo a voz en cuello:

  • Mi Mayor, aquí el cabo Suárez puede saltar.
  • Cabo Suárez, al frente.
  • Presente mi Mayor.

            De inmediato nos hicieron subir al camión y partimos rumbo al cuartel BI 19 (Batallón de Infantería nº 19), donde estaba la Escuela de Comandos y tenía entonces todas las instalaciones para desarrollar la Olimpiada. Dentro de mí decía ¿Por qué se me ocurriría hablar? Ya hacía dos años que había dejado el colegio y mi mejor marca era ampliamente superada por algunos compañeros que sí se dedicaban al salto alto.

            Estábamos un cabo en salto largo, yo en salto alto, el alférez Rivas en 100 metros planos y otro alférez en mil seiscientos metros.

            Escuché al mayor conversar con el Alférez Rivas:

  • Si va usted a hacer más de 12 segundos mejor corro yo.
  • No mi Mayor, voy a hacer menos de 12 segundos.

            El Alférez Rivas llegó último. Pero el otro alférez ganó lejos la competencia de Mil seiscientos metros, pese a su corta estatura y a que era oficial de Intendencia (No hacía servicio en el cuartel, es decir, no practicaba deportes). El cabo de salto largo batió record con seis metros, único en la competencia.

            El problema fue conmigo. Es cierto que en el colegio practicábamos todos los deportes y teníamos calificaciones en todos ellos, pero yo destaque nítidamente en el Equipo de Gimnasia en aparatos. Salto alto lo hice muy a mi estilo, palomita. Y 1.35 era un salto meritorio aunque modesto, pero ahora querían que compita con saltadores profesionales, sobre todo que vienen preparándose intensamente durante meses, no como nosotros, simplemente nos señalaron y nos subieron al camión y aquí estamos.

            Nunca me preocupé en desarrollar un estilo de salto pues solamente cumplía tratando de aprobar. Nunca jugué fútbol ni basquetbol, ni tampoco sobresalí en bala, disco o jabalina. Solamente me dedicaba a la gimnasia en Aparatos (taburete, barra y barras paralelas) y en ello si era muy bueno, el mejor.

            Llegado mi turno pasé el metro cincuenta pero no fue aceptado. Decían que las normas internacionales no permiten que primero pase la parte superior del cuerpo y yo solamente sabía saltar de “palomita”, al pasar el listón me daba una volantinada en la arena.

Los oficiales de todas las unidades vinieron  a explicarme “cómo saltar”, pero no puedes adoptar una modalidad que nunca has usado, no sabía hacer el salto de tijera, o el fosbury únicamente sabía lanzarme de palomita: las tres veces pasé el metro cincuenta, un record para mí, pero las tres veces fui rechazado y al final, eliminado.

            Hoy en día, si ven los Juegos Olímpicos podrán observar que los mejores saltadores del mundo pasan primero la cabeza, tal y como yo lo hacía pero no valió en nuestra olimpiada. Veo con pena que las cosas han cambiado en la actualidad, pero en 1962 fue un verdadero desafío.

Mi estilo de Salto Alto

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