Existe una serie de personas y de organizaciones que se preocupan mucho por los animales. Viven haciendo apología de la crianza y cuidados. Se ocupan de regalarlos “sólo a personas responsables” para darles un hogar.
Hasta el Alcalde de Pueblo Libre que no ayuda a los ancianos y discapacitados se preocupa de organizar ferias de mascotas y de cuidar su registro, vacunación y cuidados de los animales. Las personas que pagan sus impuestos de lo cual cobra su salario, carecen de importancia para él y toda su administración.
Un hermano del EPCA (Encuentro de Promoción Cristiana de Adultos) de la Parroquia Santa María Magdalena, Jorge Sánchez, se retiró de nuestro grupo. Su esposa Lupe nos dijo que pasa sus días echado en la cama, no quiere salir. Parece que le agarró la depresión. Quizás se aburrió porque cuando acudía a nuestra Misa le encargaban invariablemente vender las hojitas en la puerta del templo. Pero es que él mismo nos dijo que no veía bien, por lo cual no podía participar en las Lecturas de la Misa. Hago notar que vender las hojitas en la entrada de la Misa es un mandato y una obligación
Un día le vi paseando un perrito por el parque El Carmen. Encontrarme con doña Lupe fue costeante, me miró y rompió a reír “paseando perrito, ya dice”.
El 14 de mayo del año 2016, en el Vaticano, el papa Francisco criticó a quienes exageran el interés hacia los animales:
El papa Francisco criticó a quienes «exageran el interés hacia los animales» mientras quedan «indiferentes ante el sufrimiento del prójimo».
«Hoy se debe estar atentos a no confundir la piedad con el pietismo, que consiste sólo en una emoción superficial, que no se preocupa del otro», manifestó el pontífice.
«Tampoco se puede confundir con la compasión hacia los animales, que exagera en el interés hacia ellos mientras deja indiferente ante el sufrimiento del prójimo», completó.
«Cuántas veces vemos gente tan ligada a los gatos y perros y luego dejan librado al hambre al vecino y a la vecina. No, eso no. ¿De acuerdo?».
Una vecina me preguntó cuando le comenté esta situación: “¿Qué hacer cuando se tiene tiempo? ¿No es mejor cuidar una mascota?”.
Le conté que mi esposa al jubilarse tenía tiempo y fue a la Casa de San Martín de Porres, frente a la Casa de Santa Rosa de Lima, en El Centro, para ayudar en la cocina. Es un comedor donde atienden gratis a los ancianos. Ella hacía las labores más humildes con mucha satisfacción. La vi trabajar orgullosa vistiendo el hábito del santo que se ponía desde que nacieron mis mellizas. Esa fue una decisión lógica. Existen muchas organizaciones que requieren voluntarios para atender a personas: los hospitales del Ministerio de Salud, hospitales de Essalud, los bomberos, etc. Mi esposa fue al comedor de San Martín hasta que nació nuestra nieta Andrea. Entonces nos abocamos a ella.
En cuanto a quienes dejan de atender y cuidar a sus padres, les recuerdo que el Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios es “Honrar padre y madre”.
Cristo mismo les dice a los fariseos:
«Ustedes descuidan el mandamiento de Dios por aferrarse a tradiciones de hombres». Y Jesús añadió: «Ustedes dejan tranquilamente a un lado el mandato de Dios para imponer su propia tradición». Así, por ejemplo, Moisés dijo: Cumple tus deberes con tu padre y con tu madre, y también: El que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte.
En cambio, según ustedes, alguien puede decir a su padre o a su madre: «Lo que podías esperar de mí es Corbán («consagrado»), ya lo tengo reservado para el Templo». «Y ustedes ya no dejan que esa persona ayude a sus padres». «De este modo anulan la Palabra de Dios con una tradición que se transmiten, pero que es de ustedes. Y ustedes hacen además otras muchas cosas parecidas a éstas». (Marcos 7, 8 – 13)
En cuanto al amor al prójimo podemos enterarnos también en la Sagrada Escritura:
Un fariseo preguntó: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?». Jesús le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el gran mandamiento, el primero. Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos». (Mateo 22, 36 – 40)
Como podemos notar, es muy importante la atención a las personas, ya sea tu prójimo o tus padres, o simplemente una persona que requiere tu ayuda y tu cuidado, mucho más que las mascotas. No debemos olvidarlo.
¡Que Dios te bendiga!