344 LOS PASTORES

            Una antigua tradición loretana lo constituye el Pastoral. Por muchos años fue la principal diversión en la época navideña.

            En vez de haberlo constituido en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad está prácticamente desapareciendo de nuestra vida aunque nunca de nuestro corazón de quienes lo compartimos.

            Era nuestra propia concepción amazónica del conjunto de pastores que acudieron a adorar al Niño Dios.

            Algunos Pastorales eran muy reconocidos en nuestra sociedad y se les invitaba para realizar su presentación en sus amplias casas donde habían armado un Nacimiento grande.

            La mayoría de los “pastores” eran “indios” con corona de curacas que habían sido confeccionados con plumas de aves de la selva, principalmente guacamayos. Danzaban haciendo sonar su tambor de cuero curtido de algún animal de la selva, tal vez otorongo o puma, o quizás huangana.

            Los tambores se tocaban con una baqueta de rama de limón, palo duro de fácil manipulación.

            Los atuendos más vistosos eran de los adultos que como tenían dinero y amistades que recorrían los ríos, podían conseguirlos, adornados, además con unos espejitos en forma de estrella que no se conseguían en las tiendas de Iquitos. Nunca supe de donde lo traían.

            Desde el mes de noviembre se comenzaba a determinar los personajes y a ensayar los cantos y la danza.

            Salíamos en la noche del 24 de diciembre y la tarde del 25, Navidad; el 31 de diciembre y la tarde del 01 de enero, Año Nuevo; y finalmente, la noche del 05 de enero y la tarde del 06, Reyes Magos.

            El presidente Belaunde suprimió el feriado del 06 de enero y se acabaron los Reyes Magos. Espero, sinceramente, que Melchor, Gaspar y Baltasar nunca le hayan dejado un regalo a ese presidente.

            Precedía la marcha por la ciudad, la Guía. Era la joven más grande y más bonita, una señorita bien engalanada, un ángel con espada. Danzaba a los sones de los cantos de las pastoras:

Guía, guía, guía

guía más allá.

Ha llegado el gozo

de la Navidad.

            Otro personaje también importante era la Ucuchí, una danzante también señorita vestida con un atuendo típico de la sierra. Durante su presentación danzaba una especie de huayno que más bien parecía chimaychi, cantando en “quechua” o tal vez algún dialecto selvático:

Uchuchí, ucuchí,

apawampi ambichí.

            Antes que se inventara la palabreja esa de la integración, el Pastoral ya había incorporado a la sierra y a “los negritos”. Dos niños vestidos con colores chillones rojo y verde, con la cara tiznada y un cucurucho en la cabeza.

            El grueso de los pastores lo constituían “las pastoras”. Conjunto de chicas, niñas hasta adolescentes, ataviadas con vestido largo y la cabeza cubierta por un manto, tal como se ve a María en algunas imágenes antiguas. Su voz aguda resonaba por las calles y en los salones:

Vamos pastores, vamos

vamos a Belén,

a ver a ese Niño

que ha nacido ya.

Sí, sí, sí,

la gloria del Edén.

Sí, sí, sí,

la gloria del Edén.

            O, también:

Subiendo los cerros,

vamos, vamos,

subiendo los cerros,

vamos, vamos.

Con tal que veamos

al Niño Jesús.

con tal que veamos

al Niño Jesús.

            Cuando nos tocaba cantar lo hacíamos con voz ronca:

Nos llevéis a tu indio,

nos llevéis a tu indio,

nos llevéis a tu indio,

y a tus pobres negros,

nos llevéis a tu indio

y a tus pobres negros.

Y a tus pastoritas,

y a tus pastoritas,

nos llevéis a tu indio,

y a tus pobres negros,

nos llevéis a tu indio

y a tus pobres negros.

            En Año nuevo repetíamos lo de la Navidad, pero en la Fiesta de los Reyes Magos la cosa era diferente, se conseguían tres jóvenes que representaban a los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, ricamente engalanados con espada, capa y corona. La selva no es pródiga en jóvenes de color por lo que a Baltazar tenían que tiznarlo. Cada uno llevaba un cofre donde se supone que llevaban oro, incienso y mirra, como dones para el Niño Dios. Cada rey declamaba un saludo al Niño y ofrecía su “regalo” al recién nacido. Eran los mejores actores del medio.

Los Pastores

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