Muchas personas que vinieron a Lima procedentes de la Sierra, por lo general son bilingües, hablan español y quechua. Les es difícil cambiar su idiosincrasia y prefieren mantener las costumbres con las que nacieron.
Los adultos, sobre todo, se expresan entre ellos en quechua y eran cultores de Radio El Sol que a las 6 de la mañana les saludaba en quechua y reían a carcajadas que el quechua se presta para decir cosas en verdad graciosas.
Los jóvenes, sin embargo, pese a que nacieron y crecieron parte de su vida en algún lugar de la Sierra, se niegan a expresarse en ese idioma; no solamente eso sino que niegan saberlo.
Aquellos que lo niegan desconocen, sin duda, la influencia que tuvo el Imperio de los Incas en todo el país puesto que por todas partes se encuentra topónimos derivados del quechua, lengua oficial del imperio.
Toda mi familia, por el lado paterno es del Departamento de Apurímac, Provincia de Grau, Distrito de Mamara, y he tenido la oportunidad de conocerlos y hablar con ellos. En especial mi tía Agustina Panuera Suárez, casada con Julio Benites. Les encantaba hablar en quechua y escuchar Radio el Sol, su favorito. Pero sus hijos no. Inclusive consideraban vergonzoso saber cocinar. Yolanda le decía a su madre:
- Mamá, ¿verdad que yo no sé cocinar?
- ¡Qué vas a saber cocinar! – respondía su mamá siguiéndole la corriente a su hija.
Mi tío Faustino Suárez Soto casado con Martha Moreano Barrientos, los tíos más extraordinarios que he conocido, eran el punto obligado de encuentro de los familiares que venían a la capital. Gustaban mucho del quechua y en su casa siempre había un plato suculento de sopa al estilo de su tierra para todo visitante. Pero sus hijos, bien educados preferían solamente la modernidad. Orlando me juraba que no sabía quechua, a pesar que había nacido en Mamara y vivido parte de su existencia allí.
Ello fue así hasta que el Dictador General Velazco Alvarado dio un Decreto Ley por el que se declaraba al Quechua como Idioma Oficial del Perú, al igual que el idioma Español.
Ese fue el punto de quiebre. Resulta que mi primo Orlando no solamente hablaba sino hasta cantaba en quechua. Sonreí cuando le escuché cantar a voz en cuello la canción que era entonces como un himno de la serranía:
“Valicha lisa pasñari
Niñachay de veras
Maypiraq kutanky”
El canal 4 tenía un programa en quechua y el canal se anunciaba como:
“Tawa canal limamanta pacha”
Era la locura en quechua, todos los que lo negaban salieron del “closet” para ser cultores del nuevo idioma oficial del Perú. Con una ventaja adicional: hablar quechua conlleva de hecho el bailar huayno. La felicidad es pues completa.
El eslogan de moda era Kausachun Perú (Viva el Perú) y Kausachun Velazco (Viva Velazco), cómo no.