302 EL HABLA INCULTA

            No hace mucho publiqué un artículo sobre El Habla Culta, ahora me propongo analizar la otra parte de la locución idiomática  en función de lo manifestado por mi comadre Clara Alván en el diálogo que sostuvimos en aquella ocasión:

  • Así es y me parece fuera de foco politizar el idioma de esa manera, entre «los viejos» sabemos que hay un habla culta y otro vulgar.

            En lo que se refiere al término vulgar el DRAE indica que se refiere al vulgo, es decir que es impropio de las personas cultas y educadas.

            Y tiene mucho que ver con las expresiones denominadas jerga o replana que son lenguajes propios de determinados grupos sociales o, incluso, profesionales. Esto quiere decir que solamente entre ellos se entiende.

            Pero el habla inculta se extiende a todos los habitantes de la zona donde consideran que están en la avanzada si se expresan con modalidades novedosas.

            En los años sesenta se puso de moda hablar “al revés”, o como decían los cómicos de la televisión: al vesre. Nos íbamos a la yapla a darna.

            El policía no te pedía “papeles” sino pelpas. La camisa era mica y, por extensión micaela. El pantalón era lompa. La mujer devino en jermu, pero como es femenino tenía que terminar en a, entonces es la jerma. Era común escuchar a un joven vanagloriarse “estoy saliendo con una jermita”. Es decir, si no hablabas en jerga estabas quedado, fuera de onda, anticuado.

            Hubo también épocas en que se ponían de moda vocablos de gran connotación: bacán, chévere chévere paja pulenta, se cree la última chupada del mango o, tal vez, la última CocaCola en el desierto. Estás en la calle, estás en nada, y, como decía Adolfo Chuiman en la televisión, estoy aguja, el cual finalmente devino en estoy chihuán, para significar que estoy sin plata.

            En el colegio el profesor de Castellano nos decía que los periodistas deforman el lenguaje al inventar términos que están muy alejados de las reglas gramaticales. Pero justo entonces se fundó el diario Última Hora cuya modalidad era precisamente la jerga que resultó muy del gusto de la gente.

            Pero también hubo pensadores aclamados por la crítica que trataron de imponer una nueva manera de decir las cosas. Dos me vienen a la memoria, Manuel González Prada y su libro “Pájinas libres” quien trató de imponer una nueva forma de escribir las palabras, y Andrés Bello con su célebre monografía “Análisis ideológica de los tiempos de la conjugación castellana” en la que intentó modificar nuestro método de conjugación. Ambos intentos nunca prosperaron.

            Pero la manera coloquial se usa siempre en medios muy íntimos pues nos resistimos a abandonar nuestra manera erudita de decir las cosas en consonancia con las reglas gramaticales y el diccionario.

            Modalidades de expresión se alojan en la mayoría de las personas de un entorno geográfico. En Iquitos existió una fábrica de aceite “Aceite Clarivo” y este nombre se asentó entre los pobladores quienes para decir “Claro, pues”, decían “aceite clarivo”. Cuando salió la canción The Real One se puso de moda decir de sí mismo “Soy el men”, pero las chicas de Iquitos le agregaban un final: Tú eres el Men tiroso. Incluso la cervecería Garza Blanca sacó un producto imbuido de esta temática por lo cual la llamaron Delmen. Lamento tener que decir que este producto no pegó entre el público y su vida fue efímera.

            Entre las personas cuidadosas de su buen hablar estuvo de moda decir un latinismo ipso facto, para significar, de inmediato. Pero al mismo tiempo entre las personas vulgares se puso en onda decir sobre el pucho para significar lo mismo. Terminaron por decir ipso pucho. Una síntesis de lo culto y lo vulgar.

            El cómico peruano Melcochita  ha popularizado una frase que es suya: “No vayan”, y muchas empresas lo contratan solamente para que lo diga. Por ello cayó muy mal cuando la actriz Denisse Dibós le entrevistó para un canal de televisión y él contó que en la calle hasta los niños le dicen “No vayas” y ella  en el colmo del desconocimiento total de lo que implica hacer una entrevista (labor de periodista) le preguntó candorosamente “Que no vayas a donde”.

            De todas maneras, la jerga es inevitable. A ti te gusta, a ti no. Como sea, entenderlas en países como el nuestro es más que una primera necesidad. Sin esquina no existes, sin barrio no hay paraíso.

301 DE NADA

            Hace algunos días mi ahijada Rosario subió una imagen con un texto, el cual pretendía darnos una lección. El encabezado del texto decía:

EVITA DECIR “DE NADA”

            Luego seguía: “Cuando respondemos «de nada» ante un agradecimiento, estamos desperdiciando una energía muy poderosa”.

            La verdad es que no desperdiciamos nada; decimos “de nada” simplemente porque no queremos darle más importancia al hecho que motivó su agradecimiento. Pueden considerarlo modestia si prefieren o sino pueden considerarlo por lo que realmente significa:

            Significa solamente que es una costumbre inveterada que se ha vuelto tradición y nos lo inculcaron desde pequeños, tanto en nuestro hogar como en las aulas del colegio.

            También se dice “por nada” o, si eres más expositivo, “no tiene por qué”. En cualquiera de los casos tratamos de restarle importancia al hecho que realizamos y lo vamos a realizar cuantas veces sea necesario.

            Si en verdad ayudó a nuestro interlocutor debemos permitir que exprese su agradecimiento aunque no lo deseemos, pero sería una incorrección el no permitirlo. Puede ser simplemente un asentimiento con la cabeza, lo cual respondemos de idéntica manera, como diciendo “está bien”.

            Existen muchas expresiones de cortesía que nos enseñaron y que, muchas veces, data de siglos. En nuestro colegio nos dijeron que al encontrarse con una persona o al entrar a una casa debemos saludar con un “buenos días”, el cual deriva de una expresión más larga: “Buenos días le de Dios”, y al despedirnos debemos decir “hasta luego” o “hasta mañana” derivado de “Hasta mañana, si Dios quiere”.

            En ninguno de los casos mencionados estamos desperdiciando nada, solamente estamos haciendo buen uso de la excelente educación que nos inculcaron nuestros padres y maestros.

            De la misma manera, si alguien estornuda se le dice “salud”, forma corta de “buena salud le de Dios”. A esta expresión se responde con “gracias” y si es múltiple el “salud”, corresponde “gracias a todos”.

            En todo caso, son nada más que expresiones comunes de uso general. Lo mismo ocurre en muchos idiomas:

            Cuando mi hija Charito visitó Estados Unidos o el Reino Unido, escuchó muchas veces decir “thank you”, al cual respondían “you are welcome” o “I am fine”.

            En Inglés se suele decir:

Thank you                  Gracias.

Thanks                           Gracias.

Thanks so much          Muchas gracias.

Thanks a million        Un millón de gracias.

            Y a estas expresiones se suele responder (por educación):

You are welcome       De nada.

Do not mention it       No me las des.

No worries                  No te preocupes.

Not at all                    No hay de qué.

It is my pleasure      El placer es mío.

            En Francés se dice merci (gracias) y se responde de rien! (de nada).

            En Alemán se dice danke (gracias) y se responde bittek (de nada).

            Lo mismo ocurre en todos los idiomas y en ninguno de ellos ni siquiera se piensa en estar desaprovechando ningún poder divino, todo lo contrario, solamente se piensa en mostrar una buena educación que data de siglos. De modo que puedes seguir respondiendo  de nada cuando te dicen gracias.

            Tal parece que es el caso en que ves algo que te parece fantástico y lo compartes con la mejor buena intención, pero, lamentablemente no resiste el más mínimo análisis.

            Lo que sí es una incorrección imperdonable decir “de todos modos, gracias”. Al decirlo estás significando plenamente que el esfuerzo que hizo esa persona para, de alguna manera, ayudarte, para ti no tiene ningún valor o no te sirvió para nada.

            Si vas a agradecer dilo simplemente así: ¡Gracias!

Un consejo equivocado.

200 EL HABLA CULTA

            En estos días se ha producido una situación que se refiere al lenguaje o los lenguajes de nuestro idioma. El 14 de mayo de 2020 Gildo Valero de Ascot, lingüista, subió un video al que llamó Una Reflexión sobre la realidad lingüista para Wayka.

            En el video la reflexión se refiere manifiestamente al controversial periodista Phillip Butters y sus críticas sobre el supuestamente mal uso del idioma por parte de las autoridades del Ministerio de Educación.

            Cómo hice un comentario simple dando la razón a uno y otro, se suscitó un intercambio de opiniones acerca de este tema.

            Yo dije:

            “Es un tema que se presta a doctas conversaciones. Ambos tienen la razón y nos toca a nosotros discriminar la lengua que preferimos”.

            Y se suscitó un diálogo muy interesante en el que participaron mi comadre Clara Alván, mi hija Rocío Suárez y mi yerno Juan Vargas.

  • Yo: Sobre el significado de «correcto» trata la discusión.
  • Clara Alván:Jorge Suárez Sandoval así es y me parece fuera de foco politizar el idioma de esa manera, entre «los viejos» sabemos que hay un habla culta y otro vulgar.
  • Yo: En realidad hay muchos lenguajes en uso, según el lugar donde se use. Hay palabras sencillas que en otros sitios resultan altamente ofensivos. Y todas palabras castizas.
  • Rocío Suárez: Es muy cierto Papi, el idioma es totalmente dinámico. Pedro y yo hemos tenido varios mal entendidos cuando decimos coche, para él es el carro o auto y para mí, hablaba del coche de la bebé. Lo importante es que la manera como usamos el lenguaje jamás debe ser una excusa para discriminar, humillar u ofender al otro. Porque ahí pierde todo sentido tener conocimiento
  • Juan Vargas: El tema puede tener puntos de vista, pero lo que está claro es que el mensaje que se les da a los niños tiene un trasfondo claramente político y de color rojo.
  • Clara Alván: El idioma es bueno en tanto entienda tu Interlocutor pero, las personas instruidas tienen la obligación de hablarlo correctamente.

            Clara Alván es Profesora, Rocío Suárez es Licenciada en Psicología Organizacional, Juan Vargas es Ingeniero Electrónico y yo, bueno, soy filólogo aficionado.

            Como vemos, hay el criterio de que la persona culta tiene que afirmarse necesariamente en el diccionario de la RAE. Puede ser cierto hasta cierto punto, pero no siempre es útil su uso. Hay muchas palabras de uso inveterado que no figuran en dicho documento, pero el hecho de que la palabra no esté aceptada no significa que no exista y que, por lo tanto, no se pueda usar.

            Todo lo contrario, don Ricardo Palma se pasó la vida escribiendo a la RAE para que aceptaran palabras en uso en nuestro país y la mayoría de ellas no fue aceptada hasta mucho después. Fueron denominados peruanismos. En la RAE tardan mucho en investigar o tal vez es un país tan lejano que no escuchan nuestras palabras.

            El ejemplo típico es la palabra “frejol”. Hasta no hace mucho en el diccionario solamente tenían dos términos “fréjol” y “fríjol”. Pero todos sabemos que en México dicen “frijoles” y en nuestro Perú, desde siempre, hemos dicho “frejoles”. Ahora también acepta la palabra frejol.

            De nuestro frejol derivan la «frejolada», un sustancioso alimento, y «ganarnos los frejoles», expresión que denota el esfuerzo para alcanzar algo de dinero, mediante un empleo o un negocio.

            Sobre la propiedad del idioma hay también mucho que hablar. El Ingº Ricardo Hurtado Pomalaza, catedrático de Operaciones Unitarias, nos contó que cuando hacía su Postgrado en Liverpool, Inglaterra, era normal que cualquier persona se subiera a un cajón y comenzara a hablar. Nadie se lo impedía. Una vez escuchó a un africano quejarse que los ingleses habían tomado todo de África: la madera es nuestra, el algodón es nuestro, el hierro es nuestro, los diamantes son nuestros, el petróleo es nuestro

            Pero le interrumpió un inglés para decirle:

  • Pero tú usas nuestro idioma. Entonces te estás apropiando del inglés.
  • Yo tengo mi propio idioma – le respondió el africano – pero si te hablo en mi idioma, tú no me vas a entender. Por eso tengo que usar tu idioma. Yo no lo necesito para hablar con mis hermanos.

            Esto solamente nos dice que el idioma es un medio de comunicación entre dos personas que lo conocen. Y si lo usamos desde siempre, con las palabras incorporadas por el uso y mezcladas con otras lenguas y dialectos, el idioma es totalmente nuestro.

            No hace mucho un colega de la página Ingenieros Químicos de la UNAP publicó un post sobre las 5 S de la técnica japonesa, como si fuera el summum del orden, y también se produjo un diálogo:

  • Yo: Debe haber un orden también en español, no tenemos que admirar a los extranjeros porque sí nada más.
  • Yo: No. Es nuestro, es el único idioma en que nos comunicamos todos los peruanos. Podríamos llamarlo peruano pero preferimos decirle español porque proviene de España.
  • Yo: (En referencia a mi objeción primera) Y si no hay lo podemos inventar, a ver si así los extranjeros nos admiran.

            En realidad, utilizamos el diccionario principalmente para cuestiones gramaticales, para ver si tal o cual palabra lleva tilde y en qué casos, y para ver cómo se escribe alguna palabra si es que lo contiene. En lo referente al significado de las palabras nos ayudan más otras instituciones tales como WordReference, Educalingo, Buscapalabras, etc.

            Por todo lo dicho, el habla culta es la que usamos las personas consideradas cultas, porque provenimos de ciudad y tenemos estudios superiores, en contextos tanto formales como informales. La lengua culta formal es la que empleamos cuando damos una conferencia, un discurso o una cátedra, y la lengua culta informal la usamos con los familiares y amigos igualmente cultos.

            Ayuda mucho en la formación de nuestra cultura el leer libros, muchos libros, de diferentes autores, clásicos y actuales.