El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la semblanza como un esbozo biográfico. Suele decirse que una semblanza es una biografía de poca extensión, que no abunda en los datos históricos sino que presenta información sobre el carácter y la personalidad del individuo en cuestión.
En realidad este artículo trata solamente de aquellas historias cortas que nos han sorprendido y muchas veces divertido que nos ha ocurrido a todos en nuestra familia que sigue creciendo.
NANCY
El primer día que mi hermano Pedro consiguió trabajo de peón en una construcción: cargar arena, cemento ladrillos, etc., al llegar a su casa su esposa lo sorprendió con que le había conseguido un trabajo para poner mayólicas en el baño de una casa nueva y había cobrado “adelanto” para asegurar el trabajo. Pedro se asustó, había llegado todo molido, y después se molestó. En la obra se había enterado de la clasificación de los obreros según su competencia: Ayudante, Oficial y Maestro. Él estaba en el nivel de aprendiz de ayudante y poner mayólicas es trabajo de Maestro. A esto se llega después de años de trabajar y aprender en una construcción. Le mandó a su esposa a devolver el adelanto y que nunca más le consiga “trabajos” que él no sabe hacer.
ANDREA
Estábamos armando el Nacimiento en mi casa y luego de montar todo el escenario: los niveles, la casita (el Pesebre) y las luces navideñas, la pequeña Andreíta se dispuso a acomodar las imágenes: el Niño, la Virgen, San José, los animales, ovejas, cabras, camellos, etc., mientras lo hacía estaba cantando Mary tenía un corderito: “Mary tenía un corderito, corderito, corderito, blanco su color”. Es la canción que les enseñan en el Nido, pero, al parecer, las profesoras del Nido tomaban muy en serio la enseñanza del idioma Inglés.
Yo no me había dado cuenta hasta que semanas después de Navidad, mientras íbamos a comprar el pan, le pregunté: “¿Cómo era Andreíta, Mery tenía un corderito…? Me interrumpió para corregirme: “Abuelo, Mewry”. “Ah, disculpa” alcancé a decir por no saber pronunciar Mary.
AINHOA
Estaba amasando pan y Charito trajo en brazos a su pequeña Ainhoa para mostrarle lo que yo estaba haciendo: “Mira bebé, el abuelito está haciendo pan”. Ainhoa que todo contradice, corrigió a su mamá: “¡Capqueik!”(Cupcake).
AINHOA
El cabello de mi nieta Ainhoa es crespo, parecería que la hubieran rizado. Es así desde que nació.
Sus padres, mi hija Charito y su esposo Pedro, me preguntaron cómo era el cabello de Charito cuando era pequeña.
Charito, les dije, cuando era pequeña tenía el cabello largo y ondulado, mientras que con mis manos hacía la forma de las ondas de su cabello. Sus ondas eran características de mi mamá.
“¿Y Ainhoa? – preguntaron ellos – “Ainhoa es un ‘carnerito’” – les dije y rompieron a reír.
HELADERÍA “LA FAVORITA” DE IQUITOS
Quedaba en el jirón Lima (Hoy Próspero) cuadra 4, a mitad de cuadra, de propiedad del señor Jarama. Su producto de bandera, por la que se hizo famosa, era el Helado Imperial (helado de vainilla). Pero su característica más sobresaliente que no he encontrado en ninguna otra ciudad del Perú era que junto con tu copa de helado te servían un vaso de agua tibia, para quitar el sabor muy dulce del helado. Los domingos de fiesta toda la familia nos dábamos un banquete de helado en esta tienda que siempre estaba atestada de gente.
EL POLLO A LA BRASA
Desde que se “inventó” el Pollo a la brasa en Iquitos, en los años sesenta, se convirtió en el favorito de los loretanos, y en especial de mi enamorada Judith Alva Rivera (hoy mi esposa por más de 50 años). Como era un plato campestre se comía con la mano: en el restaurante lo servían en una cesta de mimbre, sin cubiertos. Al final te traían un tazón con agua tibia y rajas de limón para lavarse las manos eliminando la grasa del pollo. Esta es una costumbre que no se ha visto en ninguna otra ciudad del Perú. Era una característica solamente de Iquitos que siempre estuvo en la vanguardia de la atención comensal. Cuando se produjo escasez de papas en todo el Perú, en Iquitos se reemplazó las papas fritas por plátano frito. Gustó tanto a los loretanos que ha quedado como una costumbre nuestra. Si pides pollo a la brasa lo pides con plátano frito, nada de papas fritas.
NO VAMOS A VIAJAR
En nuestro tradicional Almuerzo de los sábados, mi yerno Jorge Canaval me informó que en el trabajo les ordenaron que viajen a una ciudad de Argentina. “Con los compañeros hemos acordado decirle al jefe que no vamos a viajar” – Me manifestó.
Jorge – le dije – te voy a contar una historia: Cuando mi primo “Petete” me pidió conseguirle una beca de práctica en la Cervecería Backus, lo conseguí. El primer día de práctica, me habían asignado su entrenamiento, le dije: “René, la empresa espera que tú cumplas todas las indicaciones y lo realices de la mejor manera. Nunca digas no a nada y haz lo que te digan, quien sea que esté a cargo de tu entrenamiento. La Empresa tiene que saber que puede contar contigo en todo momento”. Así lo hizo.
Recuerda esto Jorge, tu empresa tiene que saber que puede contar contigo en todo momento y bajo todas las circunstancias: que tú eres parte de esa empresa. Si no confía en ti, ¿para qué te tiene allí?
La semana siguiente mi yerno me dijo: “Don Jorge, atendiendo a sus sabias palabras hice saber a mi jefe que iría a la Argentina y a donde quieran que vaya, que estoy al servicio de la empresa. Mis compañeros también reaccionaron igual”.
ANDREA
Como era usual, cada vez que iba al Mercado Central, una vez al mes para cobrar el alquiler de la tienda de mi esposa, siempre ocurría que en el bus subieran vendedores que con una charla te convencían de las bondades de sus productos. Principalmente compraba juguetitos baratos para Andrea. Lo que sea que le dabas la llenaba de alegría y por eso daba gusto traerla, lo que fuera. En una oportunidad adquirí una caja de lápices de colores de estuche llamativo. Lo tenía sobre mi escritorio. El sábado, visita semanal establecida, vino Andrea, vio la caja de colores y lo tomó. Su tía Charito, fastidia como ella sola, le indagó:
- ¿Cómo sabes que es para ti?
- Porque yo soy la única niña en esta casa.
Charito no supo qué responder y prefirió hacer mutis. Tratándose de Rocío esto no es frecuente.