El Síndrome de Hubris
El «Síndrome de Hubris» es un trastorno que se caracteriza por generar un ego desmedido, un enfoque personal exagerado, aparición de excentricidades y deprecio hacia las opiniones de los demás. Aunque el síndrome responde más a una denominación sociológica que propiamente médica.
Fuente: Federación de Enseñanza
Existen personas que creen que con solo mirarte te pueden catalogar en determinados rubros. Las más de las veces están equivocadas porque no dejaron que la razón les inspire una mejor opinión.
Los hay en todas partes y en todos los campos y muchos de estos aspectos han sido estudiados por los siquiatras: desde el encargado de la presidencia del Perú que cerró el congreso aduciendo una situación completamente falsa y, además, traída de los cabellos. La negación fáctica, que no existe en la Constitución y no existe ni siquiera en ningún contexto jurídico. En suma, ha realizado un acto ilegal, por más que se desgañite gritando que su acto fue legal. Es decir que no conoce la ley ni por el forro de los botones.
A la vuelta de mi casa había un Blockbuster y cada fin de semana acudíamos con mis tres hijas para escoger la película en VHS que queríamos alquilar para pasar el fin de semana en familia con “crunch crunch” incluido. Apenas hacía mi entrada, el dueño japonés, dándose de gran conocedor psicológico, me señalaba con el dedo índice y me decía: “Ya sé, Bajos instintos”. Jamás se me hubiera ocurrido alquilar esa película porno y menos en presencia de mis tres hijas señoritas, aparte de que no es apta para ver en familia. Yo solamente sonreía y me olvidaba de él. Eran mis hijas quienes escogían las películas que veríamos el fin de semana. Pero nunca me pude explicar qué es lo que el japonés veía en mí para pensar que precisamente era esa la película que yo deseaba ver. ¿Tenía yo acaso aspecto lascivo?
Pero las palmas se las lleva una señora dueña de una tienda en Miraflores donde podíamos conseguir materiales de importación para las clases de Diseño Gráfico de mi hija Claudia. No había en otras partes, solamente allí encontrábamos tales aditamentos. Apuntando con el dedo índice a mi hija Claudia le dijo a bocajarro con aspecto de sabelotodo: “Pre Tolousse”.
Mi hija era de cuerpo menudo, más tenía un carácter que felizmente no lo sacó a relucir. Prefirió darle una lección a la señora sabelotodo. Le respondió con una gran calma en la voz: “Tercer Año en la Facultad de Artes Plásticas de la Pontificia Universidad Católica”. (Chúpate esa). La mujer quedó muda y no volvió a emitir más juicios de valor pues ya estaba desvalorizada y se puso mejor a atender lo que mi hija deseaba comprar.
Útiles para el diseño gráfico