Un choque eléctrico ocurre cuando el cuerpo se convierte en parte del circuito eléctrico; la corriente entra al cuerpo por un punto y sale por otro. Por lo general, el choque eléctrico ocurre cuando una persona entra en contacto con:
- Ambos cables de un circuito activado.
- Un cable de un circuito activado y la tierra.
- Una parte metálica en contacto con un cable activado mientras la persona también está en contacto con la tierra.
Fuente: Electrifor.es
Tenía 8 años de edad y caminábamos con mi hermano mayor Raúl y varios amigos vecinos, algunos ya mayores, por el malecón Tarapacá de Iquitos, Provincia de Maynas, Departamento de Loreto, Perú.
Desde tiempos de la guerra existía en el Malecón Tarapacá una baranda de cemento con fines decorativos para engañar al enemigo pues debajo estaban las trincheras desde donde las tropas podían guarecerse y defender a la ciudad. Se le ocurrió entonces al Alcalde de la ciudad iluminar el malecón, para este fin cortaron tramos de la baranda cada 10 metros para erigir postes ornamentales de cemento con luminarias en la parte alta.
Picaron la parte superior de la baranda para empotrar tubos de plomo en cuyo interior estaban instalados los cables eléctricos. Antes de completar el encementado se dio inicio a la iluminación y esa era la razón de nuestro paseo.
Mientras todos ellos se limitaban a caminar yo iba cogiéndome con ambas manos de los tubos de plomo que eran visibles en cada tramo, estaba jugando, me cogía a manera de ejercicio físico, cuando al llegar al quinto poste me pasó la electricidad, quizás un cable pelado. Me puse a gritar desesperadamente, el tubo me tenía cogido fuertemente las dos manos y no podía soltarlo. Afortunadamente los mayores siempre escuchan a los adultos sobre todo cuando ocurren accidentes con electricidad y sabían cómo actuar. Si me cogían ellos también quedarían pegados a la corriente. Lo que hizo mi salvador fue arrimarse en la baranda y me dio un empujón con la planta del zapato, tan fuerte que me logró despegar del tubo electrificado. Es bueno ser salvado, sobre todo con inteligencia y conocimiento.
Toda mi formación sobre la electricidad es autodidacta ya que en el colegio, en Secundaria Común, no te enseñan ningún curso técnico, solamente trabajos manuales: el profesor Oscar Angulo nos enseñó a construir una lámpara que semejaba a una pecera con los animales marinos nadando. Pura ilusión óptica. El profesor Febre nos enseñó a construir un cofre, mismo joyero, acolchado en el interior y con tallas decorativas en el exterior, sustentado sobre cuatro patas que semejaban garras de león.
Cuando hice la conexión eléctrica a la lámpara del profesor Angulo, volé el fusible de la casa. Cuando vino el electricista, quiso revisar mi aparato y se dio cuenta que un filamento del cable estaba haciendo tierra y por eso el corto circuito. Aprendí entonces a ser cuidadoso con los alambres que conducen la electricidad.
Como era el único hombre en la familia, todos los trabajos en la casa son de mi responsabilidad: cambiar la empaquetadura del caño, cambiar caños y trampas de los lavatorios, colocar alcayatas en la pared para colgar cuadros, amén de cambiar los tomacorrientes e interruptores eléctricos.
De visita en casa de mis suegros en Iquitos, tuve que cambiar el tubo fluorescente. Fue el trabajo más arduo que me tocó en toda mi vida. El cielo raso de las casas antiguas de Iquitos tiene 6 metros de alto. No tenía escalera de tijera de tamaña extensión, de manera que sobre la mesa del comedor puse otra más chica, un velador y finalmente una silla para poder llegar al dichoso fluorescente.
Al cambiar el tubo me percaté que un cable estaba suelto y quise arreglarlo antes que ocurra algún accidente pues mi visita solamente dura un mes. Estaba tan entusiasmado que sin darme cuenta toqué el alambre pelado antes de cubrirlo con gutapercha. Me pasó corriente, la segunda vez en mi vida, y pegué involuntariamente un grito horroroso que asustó a todos, pero rápidamente quité la mano. De todas maneras estaba perfectamente aislado de la tierra, de modo que no hubo consecuencias, excepto el susto de los demás.
Por si no lo sabían, cuando te pasa corriente pierdes el control de tu voluntad y el grito es automático, además que te sacude todo el cuerpo. Si no recuperas tu propio control, la caída desde tal altura si puede ser de graves consecuencias. Pero felizmente estoy acostumbrado a trabajar bajo presión.
Siempre he recomendado a todos en la casa que nunca manipulen descalzos un artefacto eléctrico (plancha eléctrica, refrigeradora, sandwichera, etc.) porque si hay una falla en el sistema eléctrico del aparato van a recibir una descarga que no será, para nada, agradable. Aun así mi hija Luisa bajó a prepararse un sándwich, descalza. Las primeras sandwicheras eléctricas eran todas de metal y el piso de la cocina es de cemento. Luisa enchufó el artefacto y al levantar la tapa recibió una descarga que hizo que el aparato cayera al suelo con lo que se destruyó.
Fue oportuna su destrucción porque nos permitió adquirir otra más moderna y de plástico. No hay mal que por bien no venga, pero sirve de ejemplo para que nadie lo olvide.
Sean cuidadosos con todo lo que se refiere a los trabajos con electricidad. A estas alturas ya todos los interruptores de la casa deben ser termomagnéticos porque son más seguros que los interruptores de cuchilla y pueden ser manipulados aun en la oscuridad total.
Un choque eléctrico