Una buena película que merece verla, sobre todo por el hermoso mensaje que conlleva.
Conway es una pequeña ciudad del Estado de Carolina del Sur en Estados Unidos y allí ocurre esta historia plena de amor y de esperanza, de esperanza que se agota minuto a minuto.
Tres son las películas que me han agradado porque son un canto al amor y me han impactado al punto de escribir una reseña sobre cada una de ellas: “Up una aventura de altura”, donde Carl en el momento que quiere abandonar la aventura mira una vez más el álbum de Ellie y se entera que ella le ha dejado un pedido (una orden) de vivir una nueva aventura y entonces se lanza en una cruzada temeraria para rescatar a Kevin el ave especial de manos del malvado Charles Muntz, otrora el héroe idealizado por ellos cuando eran niños. “Diario de una pasión” donde los jóvenes se aman tanto que al final de sus vidas Dios los lleva juntos a la eternidad, y esta cinta que me enternece sobremanera, “Navidad en Conway”.
Navidad en Conway es, pues, una película de amor y esperanza.
Suzy Mayor sufre de cáncer terminal por lo que regresa a su casa a pasar sus últimos días con su esposo Duncan Mayor, atendida las 24 horas del día por la Enfermera Natalie Springer.
Todos los vecinos conocen a Suzy como un alma generosa, amable con todo el mundo, en cambio a su esposo Duncan se le conoce como un cascarrabias, sin embargo con su esposa es sumamente cariñoso. Tommy Harris es un joven paisajista que se siente en deuda con Suzy porque le arregló su vida y trata siempre de traerle alguna fruta o plantitas y flores, pero sobre todo saludarla. Pero cuando aparece el esposo sale disparado porque Duncan lo corretea, lo aborrece a más no poder.
Natalie que conoce el dolor se prodiga en cuidados y atención no solamente con Suzy sino también con Duncan:
El sufrimiento de Duncan es muy profundo, no sabe cómo prepararse al fallecimiento de su esposa: “No sé qué voy a hacer sin ella”, pero Natalie le responde: “Vivir lo mejor que pueda. Ella siempre estará a su lado, y usted lo sabe”.
Duncan Mayor quiere hacer cuanto sea posible para que su amada se sienta bien. Piensa que el mejor regalo que podría alegrarla sería construir en su propio patio una Rueda de la Fortuna o Rueda de Chicago, de segunda. ¿Por qué esta idea? Porque hace muchas lunas en un carrito de una Rueda de Chicago le pidió en matrimonio. Su memoria le trae recuerdos hermosos de esa maravillosa noche mágica en la Feria.
Pero ¿Dónde conseguir una Rueda de la Fortuna de segunda? ¿Y cómo levantar una rueda de 45 pies de alto en su patio?
Andando por los exteriores de la ciudad en su camioneta encuentra un depósito que fue un antiguo Parque de Diversiones. Su dueño es Henry, más malhumorado que Duncan y que se niega tajantemente a venderlo. Trata de convencerlo con su drama pero el resultado es peor:
- Mi esposa se está muriendo.
- La mía está muerta.
Duncan le trae una máquina de soldar moderna con lo cual consigue convencer a Henry para que le ceda la rueda con todos sus accesorios.
Pronto se da cuenta que no es tarea para un solo hombre por lo que acepta a regañadientes la ayuda desinteresada que le brinda Tommy. Hasta que hay un contratiempo que hace resurgir el odio de Duncan por Tommy:
- Nada de lo que hagas va a cambiar el hecho de que seas un ladrón. Tú deberías estar en la cárcel.
- ¡Ah! ¿Usted quiere que yo esté en la cárcel? ¿Quiere saber por qué no fui a la cárcel? ¿Quiere saberlo? Porque su esposa, esa maravillosa mujer, me defendió, me perdonó y me dijo que confiara en mí. Lamento mucho que esté enferma, pero no es mi culpa, tampoco es culpa de usted.
Desde entonces se llevan bien, pero deben lidiar con otra situación. La vecina Gayle Mathews ganaba todos los años el concurso de jardines decorados por Navidad. El trabajo lo hacía Tommy el paisajista. Pero esta vecina resentía que los señores del jurado querían ver más bien la colosal maquinaria que se estaba levantando al lado en vez de su dichoso jardín, y decide evitarlo a toda costa involucrando incluso a la Fiscalía.
El Sherif Charlie es el hermano de Duncan y lo protegía siempre pero no puede hacer nada con la orden de restricción de la Fiscalía. Entonces Melanie, la Enfermera ve junto al teléfono la factura y el teléfono de Henry. Le cuenta en forma escueta la situación y Henry se presenta con todo su personal a montar la noria. Antes de que pudieran reaccionar ya estaba montada y funcionando la dichosa máquina con la sorpresa y la alegría de los vecinos incluyendo los jurados de jardines decorados y la propia detractora Gayle y el mismo Sherif que había venido con personal para desarmarlo, pues Henry no es empático con las autoridades.
Aparece Duncan cargando en brazos a Suzy que estaba sorprendida porque no sabía lo que había estado tramando su esposo Duncan y le pide que la baje, que desea llegar a la noria caminando aunque sea con dificultad.
Es sorprendente como cambia el paisaje, el humor de los asistentes ante la enorme noria con luces y sonidos. Duncan y Suzy dan el play de honor, viajando solos en una góndola como lo hicieron hace muchos años.
Justo entonces comienza a nevar con lo que aumenta la alegría y la felicidad pues es noche de Navidad. Tal parece que para los gringos, sin nieve no hay Navidad. Y esta fue la mejor Navidad en mucho tiempo en Conway. Tommy y Natalie tenían un romance escondido, ambos son jóvenes, y en esta noche se besan.
Pese a que los críticos dicen que son actores Hollywoodenses en bajada, la verdad es que Andy García está grandioso en el papel de Duncan mayor. Marie-Louise Parker es Suzy y Mandy Moore es Natalie.
La película es una hermosa lección de amor que lucha por la felicidad contra todos los obstáculos. Es altamente recomendada.
Imágenes de la película